Cronicas Del Perú
Cristhofer9718 de Enero de 2015
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CRÓNICA DEL PERÚ
EL SEÑORÍO DE LOS INCAS
EL PRÍNCIPE
POR CUANTO de parte de vos Pedro de Cieza vecino de la ciudad de Sevi-lla me ha sido hecha relación, que vos habéis hecho un libro que trata de ladescripción de las provincias del Perú, y de las fundaciones de las ciuda-des, y ritos y costumbres de los indios naturales de las dichas provincias.En que habéis gastado mucho tiempo, y pasado grande trabajo, andandopor aquellas tierras, para poder mejor hacer la dicha descripción. Suplicán-dome os diese licencia para imprimir el dicho libro: y proveyésemos quepor tiempo de veinte años otro ninguno no lo pudiese imprimir en las di-chas Indias sino vos, o quien vuestro poder hubiese: o como la mi mercedfuese. E yo acatando lo suso dicho y que ha sido visto el dicho libro por al-gunos del Consejo de las Indias de su majestad, y lo he habido por bien.Por ende por la presente doy licencia y facultad a vos el dicho Pedro deCieza, o a quien vuestro poder hubiere, para que por tiempo y espacio dequince años primeros siguientes, que corran y se cuenten desde el día de ladata de esta mi cédula en adelante, podáis imprimir el dicho libro en lasIndias, islas, y Tierra Firme del mar océano. Y todos los volúmenes que así imprimiéredes los podáis vender en las dichas Indias, con que después deimpreso, antes que se venda, se traiga al dicho Consejo: para que en él setase al precio en que se ha de vender. Y defiendo, que durante el dichotiempo de los quince años, ninguna ni algunas personas de las dichas In-dias, ni de estos reinos sean osados de imprimir el dicho libro, ni venderlo,en las dichas Indias, ni en ninguna parte de ellas, salvo vos el dicho Pedrode Cieza, o las personas que el dicho vuestro poder para ello hubieren. Sopena que cualquiera otra persona o personas que imprimieren o vendierenel dicho libro, pierdan todos los que hubieren imprimido y tuvieren en supoder como dicho es. Y demás de esto incurran en pena de cincuenta milmaravedís. La cual dicha pena sea la mitad para la cámara y fisco de sumajestad, y la otra mitad para vos el dicho Pedro de Cieza. Y mando a losdel Consejo de las Indias, y a los visorreyes, presidentes y oidores, y gober-nadores, y otras cualesquier justicias de las dichas Indias, ansí a los queagora son, como a los que serán de aquí adelante, que guarden y cumplan,y hagan guardar y cumplir esta mi cédula y lo en ella contenido, y contra el tenor y forma de ella no vayan ni pasen, ni consientan ir ni pasar en tiempoalguno, ni por alguna manera, durante el dicho tiempo de los dichos quin-ce años. So pena de la nuestra merced y de veinte mil maravedís para lanuestra cámara y fisco a cada uno que lo contrario hiciere. Fecha en Mon-zón de Aragón a once días del mes de agosto de mil e quinientos y cincuen-ta y dos años. Yo el Príncipe. Por mandado de su alteza, Juan de Sámano
.CAPÍTULO LXXIIIDe los valles que hay de Pachacama hasta llegar a la fortalezadel Guarco, y de una cosa notable que en este valle se hace
DE ESTE VALLE de Pachacama donde estaba el templo ya dicho se va hastallegar al de Chilca, donde se ve una cosa que es de notar por ser muy extra-ña, y es que ni del cielo se ve caer agua, ni por él pasa río ni arroyo, y está lomás del valle lleno de sementeras de maíz y de otras raíces y árboles de fru-tas. Es cosa notable de oír, lo que en este valle se hace, que para que tenga lahumedad necesaria, los indios hacen unos hoyos anchos y muy hondos, enlos cuales siembran y ponen lo que tengo dicho, y con el rocío y humedades Dios servido que se críe, pero el maíz por ninguna forma ni vía podríanacer ni mortificarse el grano, si con cada uno no echasen una o dos cabe-zas de sardina de las que toman con sus redes en la mar, y así al sembrar lasponen y juntan con el maíz en propio hoyo que hacen para echar los gra-nos, y de esta manera nace y se da en abundancia. Cierto es cosa notable ynunca vista, que en tierra donde ni llueve ni cae sino algún pequeño rocíopuedan gente vivir a su placer. El agua que beben los de este valle la sacande grandes y hondos pozos. Y en este paraje en la mar matan tantas sardi-nas, que basta para mantenimiento de estos indios y para hacer con ellassus sementeras. Y hubo en él aposentos y depósitos de los Ingas, para estarcuando andaban visitando las provincias de su reino. Tres leguas más ade-lante de Chilca está el valle de Mala, que es adonde el demonio por los pe-cados de los hombres acabó de meter el mal en esta tierra que había comen-zado, y
.CAPÍTULO LXXVIDe la fundación de la ciudad de Arequipa, cómo fue fundada,y quién fue su fundador
DESDE la ciudad de Los Reyes hasta la de Arequipa hay ciento veinte le-guas. Esta ciudad está puesta y edificada en el valle de Quilca catorce leguasde la mar en la mejor parte y más fresca que se halló conveniente para eledificar. Y es tan bueno el asiento y temple de esta ciudad, que se alaba porla más sana del Perú, y más apacible para vivir. Dase en ella muy excelentetrigo, del cual hacen pan muy bueno y sabroso. Desde el valle de Acarí paraadelante hasta pasar de Tarapacá son términos suyos, y en la provincia deCondesuyo tiene asimismo algunos pueblos sujetos a sí, y algunos vecinosespañoles tienen encomienda sobre los naturales de ellos. Los ubinas ychiquiguanita, y quimistaca, y los collaguas son pueblos de los sujetos a estaciudad, los cuales antiguamente fueron muy poblados, y poseían muchoganado de sus ovejas. La guerra de los españoles consumió parte de lo unoy de lo otro. Los indios que eran serranos de las partes ya dichas adorabanal sol, enterraban a los principales en grandes sepulturas de la manera quehacían los demás. Todos unos y otros andan vestidos con sus mantas y ca-misetas. Por las más partes de éstas atraviesan caminos reales antiguos he-chos para los reyes, y había depósitos y aposentos, y todos daban tributo delo que cogían y tenían en su tierras. Esta ciudad de Arequipa, por tener elpuerto de la mar tan cerca, es bien proveída de los refrescos y mercaderíasque traen de España y la mayor parte del tesoro que sale de las Charcas vie-ne a ella, desde donde lo embarcan en navíos que lo más del tiempo hay enel puerto de Quilca para volver a la ciudad de Los Reyes. Algunos indios ycristianos dicen que por el paraje de Acarí bien adentro en la mar hay unasislas grandes y ricas, de las cuales [es] pública la fama que se traía muchasuma de oro, para contratar con los naturales de esta costa. En el año de milquinientos y cincuenta salí yo del Perú, y habían los señores del audiencia real encargado al capitán Gómez de Solís el descubrimiento de estas islas.Créese que serán ricas, si las hay. En lo tocante a la fundación de Arequipano tengo que decir más de que cuando se fundó fue en otro lugar, y porcausas convenientes se pasó adonde ahora está. Cerca de ella hay un volcánque algunos temen no reviente, y haga algún daño. En algunos tiemposhace en esta ciudad grandes temblores la tierra. La cual pobló y fundó elMarqués don Francisco Pizarro en nombre de su Majestad año de nuestrareparación de mil y quinientos y treinta [blanco] años.CAPÍTULO LXXVIIEn que se declara cómo adelante de la provincia de Guancabambaestá la de Caxamalca, y otras grandes y muy pobladas
PORQUE las más provincias de este gran reino se imitaban los naturales deellas en tanta manera unos a otros, que se puede bien afirmar en muchascosas parecer que todos eran unos, por tanto brevemente toco lo que hayen algunas, por haberlo descrito largo en las otras.Y pues ya he concluido lo mejor que he podido en lo de los llanos, vol-veré a lo de las sierras. Y para hacerlo digo, que en lo de atrás escribí lospueblos y aposentos que había de la ciudad de Quito hasta la de Loxa [Lo- ja], y provincia de Guancabamba, donde paré por tratar la fundación deSan Miguel, y lo demás que de suso he dicho. Y volviendo a este camino,me parece que habrá de Guancabamba a la provincia de Caxamalca cin-cuenta leguas poco más o menos, la cual es término de la ciudad de Trujillo.Y fue ilustrada esta provincia por la prisión de Atabalipa, y muy memoradaen todo este reino por ser grande y muy rica. Cuentan los moradores deCaxamalca, que fueron muy estimados por sus comarcanos, antes que losIngas los señoreasen, y que tenían sus templos y adoratorios por los altosde los cerros. Y que puesto que anduviesen vestidos, no era tan primamen-te como lo fue después, y lo es ahora. Dicen unos de los indios que fue elprimero que los sojuzgó Ynga Yupangue. Otros dicen que no fue sino suhijo Topaynga Yupangue. Cualquiera de ellos que fuese se afirma por muyaveriguado, que primero que quedase por señor de Caxamalca, le mataronen las batallas que se dieron gran parte de su gente, y que más por mañas
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la borla, que era grande e salía del llauto que tenía en la cabeza cobriéndolehasta caer encima de los ojos, y éste era tenido y reverenciado por soberanoseñor. Y a las fiestas se hallaban los prencipales señores que había en másde cuatro leguas que ellos mandaron y parecía en el Cuzco grandísima ri-queza de oro e plata y pedrería y plumaje cercándolo todo la gran maromade oro y la admirable figura del Sol, que era todo de tanta grandeza quepesaba –a lo que afirman por cierto los indios– más de cuatro mil quintalesde oro; y si no, no se daba la borla en el Cuzco, tenían al que se llamaba Ingapor cosa de burla sin tener su señorío por cierto ni firme, y así Atabalipa noes contado por rey aunque, como fue de tan gran valor y mató tanta gente,por temor fue obedecido de muchas naciones.Volviendo a los que estaban en el cerro de Guanacaure, después queAyar Eche [
sic
] les hubo dicho de la manera que habían de tener para serarmados caballeros, cuentan los indios que mirando contra su hermanoAyar
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