Crónica Sucesos de Barcelona del 37

Los sucesos de Barcelona de mayo de 1937

La guerra civil española no ha enfrentado únicamente al bando republicano y al sublevado sino que dentro del bando republicano también se está produciendo graves enfrentamientos que objetivamente han hecho un flaco favor tanto a la segunda república que se está viviendo como al frente popular.

Recordando la victoria del Frente Popular en las elecciones del 36, varios militares sublevados trazaron su estrategia para ejecutar un golpe de estado. El mando de la operación recaía en el general Mola, desde Pamplona. El 17 de julio se inició la sublevación en Melilla, y de ahí se extendió por toda la península al día siguiente. Franco se trasladó desde Las Palmas de Gran Canaria al norte de África para ponerse al frente de las tropas, las cuales iban a ser trasladadas a la península a través de un puente aéreo gracias a la aviación alemana.

En Madrid, el gobierno se niega a aceptar el levantamiento. Los sindicatos piden que se repartan armas para hacer frente a la resurrección, pero el gobierno se niega. Sin embargo, las milicias han conseguido hacerse con armas. En esta situación de caos, el presidente del consejo de ministros, Casares Quiroga, dimitió y lo sustituyó Martínez Barrio, quien al no lograr un acuerdo con los sublevados también abandona el cargo. Giral ocupa el puesto y toma 3 decisiones clave ante la situación: repartir armas a los obreros, pedir ayuda a Francia y disolver el ejército.

El 19 de julio, en Barcelona, los milicianos principalmente anarquistas de la CNT comenzaron a montar barricadas en las calles con el objetivo de enfrentarse a los militares, los cuales se han alzado en la capital catalana y que tratan de ocupar la ciudad avanzando desde los cuarteles de las afueras. Al igual que en Madrid con Quiroga, el gobierno catalan se niega a dotar al pueblo de armas, pero las milicias han asaltado los cuarteles y han conseguido parte de su objetivo. La defensa de la república en Barcelona es inmediata y los sublevados de Barcelona se dejan subyugar en la mañana del 20 de julio. Por tanto, el golpe militar ha fracasado en la capital catalana y conllevado a la captura y posterior ejecución de uno de los líderes del golpe, Manuel Goded.

Goded Llopis fue un general del Ejército español que se unió al levantamiento militar contra la República durante la Guerra Civil, formando parte del papel de los sublevados. Participó en varias operaciones militares a favor del bando franquista, pero a pesar de su afiliación al lado rebelde, ha tenido un papel bastante peculiar durante estos sucesos. Y es que se ha confirmado que ha tenido que ver con el plan de llevar a cabo un golpe contra la dirección franquista y lo que comenzó como un rumor y posibles negociaciones, terminaron en fracaso y sin Goded liderando ningún levantamiento significativo.

Dentro de estas milicias y grupos antifascistas que han luchado en contra del levantamiento militar en la ciudad condal, podemos encontrar a ERC (Esquerra Republicana de Cataluña), CNT (Confederación Nacional del Trabajo), FAI (Federación Anarquista Ibérica), UGT (Unión General de Trabajadores), PSUC (Partido Socialista Unificado de Cataluña) y POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista).

Los anarquistas tras haber sofocado el intento de golpe de estado, utilizaron el armamento requisado para hacerse con la mayoría de los barrios de la capital catalana. El presidente de la Generalitat Lluís Companys intentó preservar el orden público y alcanza un acuerdo con los principales líderes anarquistas, dando inicio al Comité Central de Milicias Antifascistas con el objetivo de que este fuera el órgano encargado de dirigir a las fuerzas armadas en Barcelona. A este organismo se han sumado todos los partidos de izquierdas y los sindicatos obreros. La Generalitat, ha estado representada por un comisario delegado y un jefe militar. Sin embargo, gracias a su fuerza en las calles, fue la CNT-FAI la que realmente ha mandado en el Comité, y su dirigente, Juan García Oliver, quien ha estado al mando.

Para terminar con la violencia en los barrios barceloneses el Comité Central de Milicias Antifascistas creó un grupo de 700 personas, conocidas como las “Patrullas de Control”. Una especie de policía revolucionaria, que recibía órdenes del Comité de Milicias Antifascistas el cual, era controlado por la CNT-FAI. De todos los patrulleros, la mitad han estado afiliados a organizaciones anarquistas, y la otra mitad, al resto de partidos y sindicatos. No fueron escasos, los miembros de esta policía que procedían del mundo de la delincuencia.

La tensión política ha sido extrema. El PSUC, el PCE y la UGT han querido ganar la guerra civil y después hacer una revolución social. Por otra parte, La CNT, la FAI y el POUM entendían que, en la guerra civil, no habían luchado por defender a la república, a la cual, ellos consideraban burguesa. Sino lo que ellos hacían era empezar una revolución social, al mismo tiempo que luchaban en la guerra. Las milicias armadas que tenían algunos partidos y sindicatos, hicieron que la convivencia fuera extremadamente frágil. Estas milicias armadas como los comités locales o Patrullas de Control, que campaban a sus anchas, sembrando el terror por donde pasaban, arrinconaron a las fuerzas de orden público de la Generalitat y del gobierno central.

No hay cifras oficiales de los asesinatos que con extremada crueldad en algunos casos han realizado estos grupos, varios de ellos incontrolados durante los meses que duró el Comité Central de Milicias Antifascistas. La mayoría de los autores, la horquilla de asesinatos, la sitúan entre 8.000 y 9.000: empresarios, políticos o sindicalistas rivales, periodistas, funcionarios, intelectuales, etc.

De entre todas las milicias, sin duda alguna, las más poderosas y mejor organizadas, eran las de los anarquistas. Companys, deseoso de tener una Generalitat con más fuerza, decidió dar entrada en su gobierno a los anarquistas. El 1 de octubre de 1936, el Comité Central de Milicias Antifascistas, se auto disolvió oficialmente. El control de orden público, pasa entonces a ejercerlo, la Junta de Seguridad de la Generalitat al mando de la cual, estaba Artemi Aiguadé Miró. Mientras tanto, en Barcelona, la débil convivencia no dejaba de deteriorarse y Miró, no lograba imponerse, ni a las Patrullas de Control, comités, ni tampoco a los milicianos armados. Una vez estuvo reorganizado el gobierno

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