ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Doptrina Del Gran Garrote


Enviado por   •  3 de Marzo de 2014  •  1.871 Palabras (8 Páginas)  •  373 Visitas

Página 1 de 8

La política del “Gran Garrote”

Se cumplirán el 2 de septiembre del 2013, 112 años del discurso del presidente norteamericano Theodore Roosevelt, que puso en palabras cotidianas la política exterior de su país: “Habla En Voz Baja Y Lleva Un Gran Garrote”.

Theodore Roosevelt y el "gran garrote".

Se trata de una frase que hizo historia y se recuerda cada vez que los Estados Unidos aplican un “garrotazo” con su poderío militar -como ahora en Afganistán, Iraq o Libia, y prometen en Irán y Corea del Norte- que surgió como sin competencia después de la segunda guerra mundial. La política en cuestión, con variantes inevitables pero de menor importancia, se viene aplicando desde hace más de 200 años, desde Jorge Washington hasta Jorge W. Bush y el actual presidente, Barack Obama.

Tres meses después de declarar la independencia el 4 de julio de 1776 los “padres fundadores” bautizaron a su país como Estados Unidos “de América”, apropiándose irrespetuosamente del nombre del continente a pesar de que la superficie total no superaba entonces el cinco por ciento de América. Uno de los padres fundadores, Alejandro Hamilton, expresó en 1788: “podemos esperar que dentro de poco tiempo nos convirtamos en los árbitros de Europa en América, pudiendo inclinar la balanza de las luchas europeas, en esta parte del mundo, de acuerdo con lo que dicten nuestros intereses”.

En la misma línea, el presidente James Monroe envió en 1823 un mensaje al Congreso: “para mantener la pureza y las amistosas relaciones existentes entre Estados Unidos y aquellas potencias (europeas) debemos declarar que estamos obligados a considerar todo intento de su parte para extender su sistema a cualquier nación de este hemisferio, como peligroso para nuestra paz y seguridad”. Este es el sentido de la doctrina Monroe, sintetizada como “América para los americanos”, con la aclaración que “América” significa aquí todo el continente y “americanos”, los estadounidenses solamente.

El futuro presidente John Quincy Adams advirtió por entonces a España que traspasar Cuba a Gran Bretaña sería un acontecimiento muy desfavorable a los intereses de la Unión. “Estas islas (Puerto Rico y Cuba) por su posición local son apéndices naturales del continente norteamericano, y una de ellas, la isla de Cuba, casi a la vista de nuestras costas, ha venido a ser, por una multitud de razones, de trascendental importancia para los intereses políticos y comerciales de nuestra Unión”.

Cuba, al igual que una manzana madura cae de un árbol, inevitablemente al desmembrarse de España caería bajo el dominio de los Estados Unidos”. Esta es la formulación que hizo Adams de la doctrina de la “gravitación” o “política de la fruta madura”. A partir de 1845 se promovió la doctrina del “destino manifiesto”, una variante profana y casi blasfema de doctrinas religiosas que sostenía que los Estados Unidos habían sido elegidos por la providencia para extender su hegemonía sobre todo el continente y desarrollar “el gran experimento de libertad y autogobierno”, que todavía fogonean hoy en día los neoliberales.

Los Estados Unidos no han cesado nunca, más allá del aspecto de sus gobiernos, de tomar toda América como su zona de expansión política, económica y financiera.

En la primera mitad del siglo XX se diseñaron dos políticas que marcarían el rumbo de Estados Unidos hacia América Latina y el Caribe.

La política del “gran garrote” formulada por el presidente Teodoro Roosevelt (1901-1909) basada en la aplicación del uso de la fuerza contra los países que se negaran a aceptar sus ofertas “generosas” y la política del “Buen Vecino” o “Diplomacia del Dólar” implementada por el presidente Franklin Delano Roosevelt (1933-1945), como paliativo de la gran depresión de los años 30.

Simón Bolívar organizó en 1826 el Congreso Anfictiónico de Panamá, para impulsar una confederación de repúblicas iberoamericanas y contribuir a la independencia de Cuba y Puerto Rico del dominio colonial español.

El Congreso buscaba la unificación de América Ibérica y la creación de un órgano de conciliación política y económica de las naciones del Sur. Pero fue boicoteado por Estados Unidos que a principios del siglo XX consiguieron separar a Panamá de Colombia y a principios del XXI se proponen hacer de este país una base de su poder en Sudamérica.

El presidente Benjamín Harrison (1889-1893) intentó imponerles a los gobiernos sudamericanos una “unión aduanera” y un plan para el arbitraje obligatorio —tutelado por los estadounidenses— de todas las disputas territoriales que se presentaran entre los Estados del continente. Ambas pretensiones fracasaron, pero lograron crear la Unión Internacional de Estados Americanos (posteriormente denominada Unión Panamericana), cuya secretaría ejecutiva quedó ubicada en la capital norteamericana.

En 1891 se efectuó en Washington la Conferencia Monetaria Internacional Americana, en la que el gobierno de Estados Unidos intentó imponerles a sus homólogos del Sur la adopción de la equivalencia del oro y la plata.

Martí dijo en 1891: “Quien dice unión económica dice unión política (…) Lo primero que hace un pueblo para llegar a dominar a otro, es separarlo de los demás pueblos (…) ¿Puede Estados Unidos convidar a Hispanoamérica a una unión sincera y útil para Hispanoamérica? ¿Conviene a Hispanoamérica la unión política y económica con Estados Unidos?” La historia se encargaría de responder esas interrogantes y demostrar la claridad del pensamiento martiano.

Los Estados Unidos insistieron en estructurar un “sistema interamericano” que respondiera a sus intereses políticos, económicos, de defensa y seguridad. De ahí que aprovechara el contexto de la Segunda Guerra Mundial para convocar a los países del hemisferio a discutir temas relacionados con la “neutralidad, la protección de la paz y la cooperación económica”. En 1939 comenzaron a realizarse las reuniones de consulta de ministros de Relaciones Exteriores del continente americano.

En su tercera edición celebrada en 1942 en Río de Janeiro, Brasil, los Estados Unidos legitimaron su necesidad de contar con órganos y pactos militares que les permitiera garantizar

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (12.2 Kb)  
Leer 7 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com