EL CAMBIO EN LA SOCIEDAD HUMANA
ricardson166910 de Mayo de 2013
4.854 Palabras (20 Páginas)594 Visitas
INTRODUCCION
Los episodios más relevantes de la historia del hombre en este mundo, están marcados por violencia física o mental, a través de la cual se desprende una innumerable secuencia de comportamientos humanos que desencadenan todo tipo de actos sociales marcando con fuerza el curso de nuestra existencia y dejando señales de toda clase para las nuevas generaciones.
Cada despertar nuevo viene contaminado de esos recuerdos que de una u otra manera son el motor que hace y hará que tengamos un proceso de adaptación, creo, temeroso y carente de valor para contrarrestar los desequilibrios resultantes de tales circunstancias.
No es más cierto ni más falso que todos los humanos deseamos estar bien en todos los aspectos de nuestra vida. Pero los caminos elegidos por muchos de nuestros coetáneos cambian y seguirán cambiando los intereses de la inmensa mayoría de los que habitamos este círculo, denominado SOCIEDAD.
¿Qué ciencia estudia el origen de la especie humana?
La ciencia que estudia el origen de la especie humana es la antropología, en concreto, una rama que deriva de ésta que se denomina la antropología física.
¿Qué es la antropología física?
En virtud de su múltiple perspectiva (biológica, arqueológica, cultural, comparativa y global) la antropología constituye una poderosa herramienta científica para la comprensión de las claves fundamentales de la experiencia humana. La investigación antropológica ha realizado importantes aportaciones a la comprensión del significado de la herencia animal del Homo sapiens y, por tanto, a la definición de los rasgos diferenciales de la condición humana. La antropología engloba la unidad esencial de la humanidad y pone de relieve las falacias y los peligros sociales que encierran actitudes como el racismo.
Las primeras investigaciones
A partir del s.XV, con el gran descubrimiento del Nuevo Mundo, comenzó a disponerse de suficiente información antropológica, facilitada por los viajeros, misioneros y soldados, aunque en gran parte estaba falseada por constituir una mezcla de descripciones minuciosas y de relatos poco rigurosos de viejas tradiciones, así como porque los observadores tendían a ver a todos los pueblos exóticos con prejuicios culturales. A pesar de ello, la información así obtenida permitió, por primera vez, disponer de una base sobre la que ya podía sustentarse la nueva ciencia antropológica.
Pero no fue hasta la primera mitad del s.XIX cuando se empezó a estudiar los utensilios de sílex y los restos de los esqueletos hallados en diferentes lugares, estudios que se realizaron conjuntamente con investigaciones geológicas y paleontológicas, lo que estimuló el progreso de estas ciencias y de la misma antropología. Pudo así desvelarse la edad de la Tierra y demostrarse que la vida sobre ésta era bastante más antigua de lo que se había pensado hasta entonces.
Jaques Boucher de Perthes (1788-1868) demostró en 1830 la existencia del hombre en Europa durante el periodo glacial. Posteriormente, en 1865, John W. Lubbock (1834-1913) recopiló los datos existentes sobre la vida y cultura en la Edad de Piedra y fue el primero en establecer la división entre las culturas del Paleolítico, o Edad de la Piedra tallada, y las del Neolítico, o Edad de la piedra pulimentada.
En este periodo los descubrimientos sobre los tiempos prehistóricos fueron notables. En 1856 se descubrió la primera prueba directa del hombre fósil, al que se llamó hombre de Neanderthal.
Todos los materiales culturales y óseos confirmaron pronto la antigüedad del hombre en Europa y prepararon las bases de la antropología física. El resultado de esa lenta acumulación de datos fue doble: en primer lugar, se estudió la clasificación del hombre dentro del reino animal, a la vez que sus variedades y razas en el ámbito de la historia evolutiva; en segundo lugar, se inició el camino de la antropología cultural.
Antropología física
En los últimos veinte años la antropología física o biológica ha experimentado mayor desarrollo y especialización que ninguna de las otras ramas de la antropología. Este desarrollo se debe tanto a la precisión de su campo de estudio como a la perfección de las técnicas que se utilizan en el proceso de investigación. En sus inicios, la antropología física basaba sus investigaciones en la medición y morfología de los esqueletos hallados, así como en la aplicación de análisis estadísticos relativamente simples. El método empleado consistía en la medición de la estatura y las dimensiones craneales y corporales, para posteriormente realizar una clasificación o tipificación de las poblaciones estudiadas. Sin embargo, los criterios en los que se fundaban dichas clasificaciones eran bastante simples, por lo que se tendía a oscurecer los márgenes de variación de los promedios obtenidos. Por otra parte, las únicas disciplinas auxiliares que contribuyeron a los estudios antropológicos fueron la anatomía y la fisiología comparadas y, en menor medida, la paleontología y la genética.
En la actualidad, la antropología física dispone de amplios conocimientos sobre biología molecular y técnicas de electroforesis (parte de la fisiología que estudia la actividad eléctrica de las estructuras orgánicas), al igual que sobre el estudio de la hemoglobina (pigmento respiratorio de la sangre) y otro profundos conocimientos de genética. Todos estos aspectos de la biología humana son estudiados por otras disciplinas, pero lo que distingue al antropólogo físico, y hace de su actividad una disciplina propia, es su interés por la variación y adaptación humanas.
La evolución humana
Aunque todavía existen numerosas lagunas en el estudio del proceso evolutivo de la humanidad, los antropólogos físicos pueden hoy contestar con cierta aproximación a algunas preguntas como las siguientes: ¿Dónde y cuándo aparecieron los primeros seres humanos? ¿Qué especto tenían y en que se asemejaban o diferenciaban? ¿Cómo han evolucionado los rasgos físicos del hombre?
Los individuos que integran hoy la humanidad son muy parecidos entre sí. Pese a todas sus diferencias externas, todos pertenecen a una sola especie, la del Homo sapiens, cuya historia nos es conocida. No obstante, en las tempranas épocas de la prehistoria parece que existen otras especies y quizá otros géneros. Retrocediendo en el tiempo, se sabe que hubo un periodo en el que no existían formas humanas propiamente dichas. Es evidente, por tanto, que el hombre, tal como se le conoce en la actualidad, surgió de otros seres vivos que no eran humanos. El proceso evolutivo a través del cual se desarrolló el hombre a partir de antepasados no humanos y los procesos de cambio que aún hoy alteran, aunque de forma lenta, las características corporales de éstos, son asimismo objeto de estudio de la antropología física, a cuyas investigaciones se debe el conocimiento de cómo los seres humanos adquirieron los diferentes rasgos que hoy les distinguen de otras especies animales, y de cómo se diversifican los hombres entre sí, así como el de algunos de los factores que produjeron las distintas razas humanas.
La antropología física centra su interés sobre las formas de vida más cercanas al hombre, es decir, en los primates, grupo al que pertenece el hombre y que abarca a monos y a simios. A su vez, el estudio y comparación de formas vivas con las de los fósiles hallados abren un camino más claro en torno a la evolución y a la singularidad de muchos rasgos biológicos del hombre. En la actualidad existe gran interés por las investigaciones sobre el comportamiento humano y antropoide orientadas a esclarecer numerosos aspectos de la vida social del hombre.
La naturaleza humana
El origen y la historia del ser humano en cuanto organismo biológico se hallan estrechamente vinculados a la evolución del reino animal. Los animales son organismos móviles y pluricelulares que obtienen energía de la ingestión de otros organismos. Considerado como estructura biológica, el hombre comparte muchas características con el resto de los mamíferos; por ejemplo, es más afín al gorila y al chimpancé que al pez o a las aves. Sin embargo, el biólogo ve al hombre como el ser más complejo de la larga línea del desarrollo de la vida sobre el planeta. La clasificación y evolución de este proceso pueden describirse si se considera que el hombre forma parte del reino animal y que este se divide en dos categorías: protozoos (animales unicelulares) y metazoos (animales pluricelulares, a los cuales pertenece el hombre), cada una de las cuales se divide, a su vez, en varias ramas o subramas. El hombre pertenece a la rama de los cordados (animales con un eje longitudinal que encierra un largo cordón que forma parte del sistema nervioso) y a la subrama de los vertebrados, en los cuales el cordón tiene una cubierta ósea.
La subrama de los vertebrados se divide en muchas clases y subclases. El hombre es un miembro de la clase mamíferos, que se distingue, entre otros, por poseer glándulas mamarias para amamantar a sus crías.
La clase mamíferos se divide, a su vez, en numerosos órdenes y subórdenes. El hombre pertenece al orden de los primates y al suborden de los antropoides, que también incluye a los simios y a los monos.
Esquema de la evolución humana
Los homínidos
Los primates incluyen la familia de los homínidos, la cual abarca a todos los hombres, ya sea en formas fósiles o actuales. Los homínidos están emparentados con el grupo de los póngidos (gorilas, orangutanes y chimpancés). Las familias se dividen en géneros. Sin embargo, existen discrepancias sobre el número
...