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EL ESTADO ABSOLUTISTA EN OCCIDENTE


Enviado por   •  3 de Septiembre de 2013  •  1.525 Palabras (7 Páginas)  •  351 Visitas

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Las monarquías centralizadas de Francia, Inglaterra y España representaron una ruptura decisiva con la soberanía piramidal y fragmentada de las formaciones sociales medievales, con sus sistemas de feudos y estamentos. Según Engels dicha forma de monarquía era producto de un equilibrio entre la vieja nobleza feudal y la nueva burguesía urbana. Las monarquías absolutas introdujeron unos ejércitos y una burocracia permanentes, un sistema nacional de impuestos, un derecho codificado y los comienzos de un mercados unificado.

Estas características capitalistas sumadas a la desaparición de la servidumbre que era el núcleo central en las relaciones de producción feudal, parecerían justificar la afirmación de Engels. Sin embargo, un estudio más detenido de las estructuras del Estado absolutista en Occidente niega inevitablemente la validez de dichos juicios. El fin de la servidumbre no significó por sí mismo la desaparición de las relaciones feudales en el campo.

La identificación de ambos fenómenos es un error común, pero es evidente que la coerción privativa extraeconómica, la dependencia personal y la combinación del productor inmediato con los instrumentos de producción, no desaparecieron necesariamente cuando el excedente rural dejó de ser extraído en forma de trabajo o entregas en especie para convertirse en renta y dinero: mientras la propiedad agraria aristocrática cerró el paso a un mercado libre de tierras y a la movilidad real de la mano de obra, en otras palabras mientras el trabajo no se separó de las condiciones

sociales de su existencia para transformarse en fuerza de trabajo, las relaciones de producción rurales continuaron siendo feudales. El absolutismo fue esencialmente un aparato reorganizado y potenciado de dominación feudal, destinado a mantener a las masas campesinas en su posición social tradicional.

Dicho de otra forma, el Estado absolutista nunca fue un árbitro entre la aristocracia (durante toda la temprana Edad Moderna la aristocracia feudal fue la dominante en el aspecto político y económico) y la burguesía ni, mucho menos, un instrumento de la naciente burguesía contra la aristocracia: fue el nuevo caparazón político de una nobleza amenazada.

Por lo tanto el régimen político de la monarquía absoluta es tan sólo la nueva forma política necesaria para el mantenimiento del dominio y explotación feudal en un período de desarrollo de una economía de mercado.

El feudalismo como modo de producción de definía originariamente por una unidad orgánica de economía y política, paradójicamente distribuida en una cadena de soberanías fragmentadas a lo largo de toda formación social. Como dijimos anteriormente, el poder de clase de los señores feudales quedó directamente amenazado por la desaparición gradual de la servidumbre. El resultado fue un desplazamiento de la coerción política en un sentido ascendente hacia una cima centralizada militarizada: el Estado absolutista.

Posteriormente con la reorganización del sistema político feudal en su totalidad, y la disolución del sistema original de feudos, la propiedad de la tierra tendió a hacerse progresivamente menos condicional, al mismo tiempo que la soberanía se hacía correlativamente más absoluta. Sin embargo, la aristocracia tenía que adaptarse a un nuevo antagonista: la burguesía mercantil que se había desarrollado en las ciudades medievales. Ya se ha visto que fue precisamente la intromisión de esta tercera presencia lo que impidió que la nobleza occidental ajustara cuentas con el campesinado aniquilando su resistencia y encadenándola al señorío.

Por otro lado el feudalismo europeo es el primer modo de producción de la historia que concede un lugar estructural autónomo a la producción y al comercio urbano. Esta vitalidad económica y social actuó como una interferencia objetiva y constante en la lucha de clases por la tierra, y bloqueó cualquier solución regresiva que pudieran darle los nobles.

De hecho, se pudo superar la crisis larga de la economía feudal de los años 1450 y1500 gracias a una nueva combinación de los factores de producción, entre los que, por vez primera, jugaron un papel principal los avances tecnológicos específicamente urbanos.

Así, cuando los estados absolutistas quedaron constituidos en Occidente, su estructura estaba determinada fundamentalmente por el reagrupamiento feudal contra el campesinado, tras la disolución de la servidumbre; pero estaba sobredeterminada secundariamente por el auge de una burguesía urbana que estaba desarrollando ya las manufacturas preindustriales aun nivel considerable. Dice Engels al respecto: “a esta gran transformación de las condiciones económicas vitales de la sociedad no siguió empero en el acto un cambio correspondiente de su articulación política.

El orden estatal siguió siendo feudal mientras que la sociedad se hacía cada vez más burguesa”. La amenaza del malestar campesino, tácitamente constitutiva del Estado absolutista, se vio así acompañada siempre por la presión del capital mercantil o manufacturero dentro del conjunto de las economías occidentales, para moldear los contornos del

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