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EL PAPEL LABORAL Y POLÍTICO DE LAS MUJERES EUROPEAS DURANTE EL PERIODO DE 1914 A 1930

Manolo RiveraEnsayo20 de Octubre de 2019

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UNIVERSIDAD DE EL SALVADOR[pic 1]

FACULTAD DE CIENCIAS Y HUMANIDADES

ESCUELA DE CIENCIAS SOCIALES

“LIC. GERARDO IRAHETA ROSALES”

LICENCIATURA EN HISTORIA

TEMA:         EL PAPEL LABORAL Y POLÍTICO DE LAS MUJERES EUROPEAS DURANTE EL PERIODO DE 1914 A 1930

CÁTEDRA:                 HISTORIA DE LA HUMANIDAD IV

DOCENTE:                 LIC. LUIS RUBÉN GONZÁLEZ MÁRQUEZ

ESTUDIANTE:                MANUEL ALEJANDRO LÓPEZ RIVERA

CARNET:                LR16023

CIUDAD UNIVERSITARIA, MARTES 5 DE DICIEMBRE DE 2017


Introducción

La primera guerra mundial trajo una gran cantidad de cambios a la historia contemporánea, siendo uno de los más relevantes, el movimiento feminista. Durante esta primera guerra del siglo XX, se puede apreciar cómo las mujeres juegan un papel fundamental en la sociedad europea.

Por mucho tiempo las mujeres habían sido estereotipadas a ciertas tareas y trabajos, por lo general no remunerados ni reconocidos, que durante la guerra de 1914 al llamado a los frentes de batalla de los hombres, las fuerzas laborales que se lavantaron como el soporte de los países en contienda fueron las fuerzas no especializadas de las mujeres que demostraron con tenacidad ser capaces de sostener la fuerza laboral de sus naciones.

Pero no sólo el trabajo fue su única demostración, también demostraron ser un fuerte bloque para la lucha social, los levantamientos revolucionarios, las huelgas violentas y el derrocamiento de gobiernos.

Realmente el papel de las mujeres en la historia no es un tema para tomarlo a la ligera, además de que el estudio de los movimientos feministas del siglo XX nos vienen a aclarar muchos sobres los avances entre las relaciones entre hombres y mujeres de la actualidad. Dejando evidencia de que realmente sigue haciendo falta cambios para lograr una sociedad que realmente logre los estándares de vida equitativa entre hombres y mujeres.


El papel laboral y político de las mujeres europeas durante el periodo de 1914 a 1930.

El 4 de agosto de 1914 en Europa se dio inicio uno de los acontecimientos más grandes que marcaría en gran medida el curso de la humanidad. Pese a que ya habían fuertes tensiones entre varias potencias de europeas principalmente por poder político y económico, el asesinato del príncipe Francisco Fernando,  heredero de la Corona de Austria-Hungría y de su esposa fueron los detonantes para que las seis grandes potencias europeas, Estados Unidos y Japón (que fueron los principales escenarios) conformaran el momento bélico conoció como la Primera Guerra Mundial. Si bien ya se habían dado conflictos internacionales, ninguno había sido de esta magnitud.

Para poder contar con la fuerza militar suficiente, estos países enviaron a millones de hombres en edad militar a combate, dejando un vacío enorme en los puestos de trabajo que no podían dejarse de explotar y, a pesar de que no se tenía plena confianza en ello, se optó por abrir los puestos de trabajo a la fuerza no especializada de las mujeres, siendo todas aquellas esposas, hijas, hermanas y madres de soldados que se fueron a la guerra las que tomaron las fuerzas de producción de Europa.

Y no hay que pensar que esto significa que las mujeres no hubiesen trabajado antes de que se diera este gran reclutamiento para la guerra, las mujeres desde siglos antes venían desempeñando el trabajo doméstico, que incluía acarrear agua, el cuidado de los animales, la crianza de los niños, entre muchos otros trabajos de carácter no remunerados y no reconocidos que en realidad fueron un pilar fundamental para el desarrollo de estas sociedades. Siendo aún más próximo a fechas de la guerra, la mayoría de mujeres de las clases medias y bajas ya se encontraban en calles, plazas y otros centros de ciudades por razones de carácter laboral. Una característica común a todos los países europeos es el hecho de que las trabajadoras asalariadas han sido mayoritariamente jóvenes y solteras tanto en el siglo XIX como a comienzos del XX, por ejemplo en Finlandia, a finales del siglo XIX, el 79% de trabajadoras industriales eran solteras y con una edad media de 27-28 años.

Para el periodo de la guerra la producción industrial sufrió un giro con el que se adaptó la misma a las condiciones de la época, en lugar de bienes de consumo se comenzaron a producir máquinas para matar. Esto buscaba la creación de un enlace complementario entre el fuerte de batalla y la retaguardia, siendo una conexión orgánica. Pero para esto era necesaria una gran fuerza de trabajo grande con el potencial de poder cubrir estas necesidades y fueron aquellas mujeres cuyos “proveedores” fueron a la guerra las que debían suplir estas necesidades y asegurarse su propio sustento por medio del trabajo remunerado.

Estas mujeres representaban para los empresarios un alto beneficio, por lo cual las recibieron con los brazos abiertos como sustitutas de los trabajadores que se encontraban batallando en las trincheras, siendo ellas remuneradas con una paga menor los ingresos aumentaban ante la alta necesidad de la producción. Siendo un negocio bastante rentable incluso para los países neutrales el aumentar sus fuerzas de producción con personal femenino.

Como se puede apreciar, el mundo entero y el mundo de las mujeres comenzaron a cambiar radicalmente por la primera guerra mundial. Este suceso sacó a las mujeres de los espacios que la sociedad había resguardo especialmente para ellas en la cocina y en sus casas a una liberación laboral en la que se les abrían las puertas a un amplio repertorio de opciones dado que la fuerza laboral masculina estaba en su labor patriótica en el campo de batalla y el papel patriótico de las mujeres estaba como fuerza de trabajo.

El número de mujeres empleadas en la producción creció a gran velocidad y no hubo ningún espacio y no hubo una rama en la que no pudieran ejercer; entrando en la industria metalúrgica, los explosivos, la confección de uniformes militares y fábrica de conservas, cada uno de estos orientados a abastecer al frente de batalla. Pero al igual que estos puestos que buscaban apoyar a los militares, tenían que abarcar los demás cargos de trabajo y podemos encontrarlas como tranviarias, ferroviarias, conduciendo taxis, trabajadoras en puertos, porta equipajes, conserjes. Entre todos estos papeles que comenzaron a desempeñar las mujeres, los que tenían que ver con sanidad (relacionada con la salud de las personas, como es el caso de la matronería, enfermería, fisioterapia, medicina, farmacia, odontología o veterinaria) fueron los más sexualizados, convirtiéndose en puestos que en esta nueva organización de roles más resaltan en cuanto a las políticas sexuales que han tenido lugar dentro de la actividad profesional y la importancia de tales políticas en la organización actual del sistema, en el que la segregación sexual y la discriminación de las mujeres, abierta o implícita, han sido la norma.

Pero la apertura de estos espacios de trabajo no significaron la total satisfacción de la población femenina europea desde un principio. Dada iniciada la campaña militar, el reclutamiento fue opcional y los hombres se enlistaban con el fin de defender su honor y el de su nación, demostrando su patriotismo en una especie de idea romántica de sentirse orgullosos ante el conflicto; cuando el periodo de la guerra comenzó a extenderse al igual que las dimensiones de la misma el reclutamiento pasó a ser obligatorio. Ante esta situación, en la que las mujeres veían irse a sus amigos, parejas o familiares a la guerra, comenzaron a sentirse excluidas de cualquier posibilidad de poder retribuir igual que ellos a sus patrias. Las oportunidades de trabajar para abastecer en el frente eran tomadas como acciones secundarias con una menor importancia que la que los hombres ejercían ante el llamado de defender a sus naciones. Para este momento se creía en la gloria de la guerra debido a que las campañas propagandistas dentro de las ciudades hablaban del honor que representaba estar en el campo de batalla para que los hombres por su cuenta o por influencia de alguna mujer fueran con más ánimo a enlistarse al servicio militar.

Esta necesidad llevó a muchas mujeres a enlistarse como enfermeras voluntarias, realizando un breve curso y yendo a servir tanto en el frente como en la retaguardia. Hasta ese momento era cuando se daban cuenta de los aberrante y amarga que era la guerra, algo en lo que no se encontraba gloria ni honor. Esta guerra representó el conflicto más sangriento de la historia, teniendo como uno de los espacios más sangrientos a lo que se le llamó “la tierra de nadie” en el frente occidental, un punto en que sólo había árboles caídos, barro y cadáveres abandonados ante la impotencia de poder ser retirados ante las ráfagas de fuego.

Esto trajo efectos sicológicos tanto a hombres como mujeres. Los hombres volvían del frente con serios traumas sicológicos de los cuales muchos necesitaban tratamiento profesional. Pero ese periodo significó para las mujeres una especie de liberación económica en la que no eran dependientes de alguien que les llevara “el sustento”, sino que por sus propios medios podían arreglárselas para obtener sus ingresos; esto tenía un significado muy fuerte para ellas, las volvía fuertes, independientes, capaces, con una mejor autoestima y deseos de más.

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