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EL RENACIMIENTO: EL SIGLO DE LOS ANATOMISTAS.

Est.ChungResumen1 de Junio de 2016

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EL RENACIMIENTO: EL SIGLO DE LOS ANATOMISTAS

NOTA: NO es necesario estudiar los temas: los cirujanos asisten a las universidades, ni ginecología y obstetricia, ya que no viene para el examen, sin embargo, sí para el semestral.

A grandes rasgos, se puede decir que la crisis del siglo XIV, que supuso el fin del feudalismo y el comienzo del mundo burgués, fue una verdadera revolución de ideas y una nueva forma de entender la sociedad, la naturaleza y el hombre. Renacimiento, significó un reencuentro con la cultura clásica antigua (en latín, rinascita significa ‘vuelta a nacer’).

Finalidad: búsqueda de la explicación de los fenómenos a partir de la razón y de la experimentación. Tres acontecimientos históricos que tuvieron una especial relevancia:

  • La caída de Constantinopla en 1453, en manos del musulmán Imperio otomano. Se puede afirmar que la toma otomana de Constantinopla favoreció la difusión del conocimiento médico en la Europa occidental.
  • La invención de la imprenta moderna: el medio gracias al cual dejaba de ser necesario copiar los manuscritos a mano, que así permitía que la transmisión se hiciera mucho más rápida, eficaz y barata, incrementándose el número de ejemplares de cada libro; lo que propició  que el trabajo intelectual se convirtió en una labor colectiva. Las primeras impresiones datan de comienzos del siglo XV y eran muy sencillas, básicamente representaciones de naipes y estampas con motivos religiosos. La impresión se realizaba al aplicar una plancha de madera grabada y embadurnada con tinta grasa, sobre papel o sobre pergaminos.
  • El descubrimiento de América: se produjo en el año 1492, a raíz del cual tuvo lugar el intercambio de nuevas enfermedades y productos medicinales entre el Viejo y el Nuevo Mundo. Destacó especialmente uno, la planta del tabaco [en Europa para tratar multitud de enfermedades (asma, mordeduras de animales, infecciones urinarias, trastornos intestinales…)]. Los conquistadores europeos introdujeron enfermedades desconocidas para los indígenas, entre ellas viruela, gripe, tabardillo…

SANGRÍAS, PURGANTES, SINAPISMOS Y OTROS REMEDIOS

  • Sangría: Consistía básicamente en desangrar al paciente, bien mediante lancetas, ventosas escarificadas o sanguijuelas. Intentaban devolver el equilibrio de los cuatros humores hipocráticos (sangre, flema, bilis amarilla, bilis negra). Físico: nombre también se conocía a los médicos

Tipos:

Sangría general: (mayor eliminación de sangre x mayor desequilibrio), también conocida como flebectomía o flebotomía; utilizaba una lanceta (formada- por un mango y dos hojas afiladas) mediante la cual se realizaba una incisión quirúrgica en una de las extremidades o en el cuello. Muchas ocasiones no sólo no se conseguían ningún efecto beneficioso, sino que desangrar colocaba al paciente en una situación de salud más precaria.

Sangría local: (extraer menor cantidad de sangre al paciente) usaban recipientes llamados ventosas, o bien se aplicaban sobre la piel unos gusanos llamados sanguijuelas. El médico habría escarificado la piel —haciendo unos diez o doce cortes superficiales— para favorecer la hemorragia y habría aplicado un trozo de estopa ardiendo para que aumentase el flujo de sangre. Variante: las sanguijuelas se adherían a la piel del paciente y chupaban la sangre de esa región cutánea hasta que se saciaban.

  • Purgantes y los lavados intestinales para estreñimiento (expulsaba el exceso del humor sobrante). En la farmacopea renacentistas habían utilizado el arraclán o ruibarbo de los pobres, la cuachanca (planta importada de América) y la mora (Morus rubra). Estas plantas se suministraban bien con los alimentos o a través de un clíster o enema. Además de ello, se empleaban calas o supositorios, compuestos por miel y sal, jabón y sal o jabón solo.
  • Sinapismos, las fricciones y los vejigatorios. Sinapismos, que se usaban para numerosas enfermedades; consistían en aplicar sobre la piel una cataplasma fabricada con harina de mostaza bañada en agua, lo cual producía un rápido enrojecimiento, picor y dolor lacerante. Fricciones consistían en pasar de forma repetida un lienzo áspero por la piel para que el fármaco penetrase en el organismo desde la epidermis; famoso en el siglo XV como tratamiento de la sífilis. Vejigatorios se empleaban en el tratamiento de las gastritis. Se rasuraba la piel de la parte superior del abdomen (situada encima del estómago) y a continuación se aplicaba un emplasto formado con polvo de cantárida, ajo o mostaza sobre la zona; el paciente sufría un dolor desgarrante y en su piel surgía gran cantidad de vesículas de pequeño tamaño, que se llamaban vejiguillas

EL HUMO QUE VINO DE AMÉRICA

La planta del tabaco era desconocida en Europa. Se ubicada entre los actuales Perú y Ecuador, y que con gran rapidez su cultivo se extendió por toda Sudamérica. Testimonio gráfico más antiguo: sacerdote maya fumando en un templo maya de Palenque, en el actual México. Luis de Torres y Rodrigo de Jerez acompañaron a Cristóbal Colón en su primer viaje americano en 1492 y fueron los primeros europeos en descubrir a unos indígenas fumando. Sucedió 28 de octubre de 1492 mientras exploraban una isla que los indígenas llamaban Guanahaní y que los descubridores bautizaron como San Salvador, la cual actualmente pertenece al archipiélago de las Bahamas, en las Antillas. Los isleños, pertenecientes al pueblo taíno les recibieron con cortesía y amabilidad ofreciéndoles frutos secos, lanzas de madera y las plantas que desprendían humo, a las cuales conocían con el nombre de cohiba.

Esta plata no pasó desapercibido a los marineros castellanos y muchos de ellos se aficionaron a su consumo, entre ellos Rodrigo de Jerez. Él regresó a la península ibérica se llevó consigo algunas hojas de la planta lo que causó cierto recelo en Ayamonte, su pueblo natal en la actual provincia de Huelva, hasta el punto de que su mujer no dudó en ponerlo en conocimiento de la Inquisición. El Santo Tribunal calificó esta práctica de pecaminosa e infernal y lo condenó a Rodrigo de Jerez a siete años de prisión. Durante su cautiverio hasta cuando fuese liberado, el consumo del tabaco se había extendido. Francisco Hernández Boncalo tiene el dudoso honor de haber sido, en 1559, el primero en introducir la primera semilla del tabaco en Europa y sembrarla en un cigarral (vocablo cigarro).

En 1560 el embajador francés en Lisboa, Jean Nicot (derivación de nicotina) introdujo la planta del tabaco en la corte francesa y recomendó a la reina Catalina de Médicis que la utilizase para combatir sus jaquecas; al parecer, los dolores desaparecieron y este hecho facilitó que poco a poco se extendiese la costumbre, por todos los países de Europa, de fumar para combatir cualquier tipo de dolencia hasta que lo llamaron “Hierba Santa”.

Siglo XVII se extendió a China, Japón y al norte de África. Sin embargo en este tiempo empezaron a alzarse voces de alarma frente a los potenciales peligros que se derivaban de su consumo. El padre Bartolomé de las Casas fue el primero en rechazar el hábito de fumar, en su libre Historia general de Indias. Le sigue el rey inglés Jacobo I, que en 1604 aumentó el impuesto sobre el tabaco e incluso llegó a editar una diatriba con su uso: «Gran vanidad es, y aun menosprecio de los dones del Creador, corromper deliberadamente con un humo hediondo la frescura del aliento (…), repugnante a la vista, odiosa para el olfato, dañina al cerebro, peligrosa para los pulmones, y muy semejante por su humo negro y apestoso al humo estigio del infierno». En 1621, el papa Urbano VIII dictó una bula en la cual todos aquellos que usasen “la hierba santa” fuesen excomulgados.

En 1634, el médico español Francisco de Leiva y Aguilar publicó Desengaño contra el mal uso del tabaco, primera obra científica sobre los efectos perjudiciales del hábito de fumar, entre ellos expectorar sangre. En 1692, Pedro López de León dio a la luz Práctica y teórica de las apostemas en general y en particular, donde describe las vísceras adquirieran una coloración negruzca.

LA ANATOMÍA, EL CONOCIMIENTO DEL CUERPO

En la edad Media las ilustraciones anatómicas eran  muy esquemáticas, cuya finalidad era facilitar su memorización. En 1316, el médico boloñés Mondino de Luzzi, publica Anatomia. Donde muestra de una forma veraz las estructuras anatómicas a los estudiantes de medicina.

Durante el Renacimiento los artistas rindieron culto al cuerpo humano, consideraron que era algo bello y digno de poder ser representado. Sobresalieron artistas de la talla de Michelangelo Buonarroti (Miguel Ángel), Luca Signorelli, Andrea Mantegna o Andrea di Cione, los cuales nos legaron verdaderas joyas pictóricas con representaciones humanas. Leonardo da Vinci, sintió gran atracción hacia la anatomía humana como fuente de conocimiento del cuerpo humano y elemento indispensable para entender los misterios de la vida y la generación de los seres vivos. Realizó más de setecientos dibujos anatómicos de diferentes partes del cuerpo (corazón, musculatura, huesos, feto dentro del útero materno…) y creó un tratado de anatomía humana, compuesto por 120 capítulos, en colaboración con el médico veronés Marco Antonio della Torre; sin embargo, la muerte prematura de este último truncó el proyecto.

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