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ENSAYO Luchas fratricidas y el Estado


Enviado por   •  21 de Junio de 2017  •  Ensayos  •  575 Palabras (3 Páginas)  •  137 Visitas

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Al inicio del siglo XVIII Venezuela producía y exportaba con muy buenos beneficios para la corona española: tabaco “curaseca”, café y cacao de la mejor calidad que se vendían en Europa a los mejores precios, la República a través del tiempo fue disminuyendo su producción agrícola y pecuaria, especialmente por la guerra de Independencia y las luchas fratricidas y el Estado comenzó a obtener sus recursos principalmente de las salinas y las “canteras” y posteriormente, de los ricos yacimientos del subsuelo, pero no del esfuerzo productivo, de la iniciativa y de la capacidad de creación del individuo y de la sociedad. De esta manera, el Estado fue creciendo no como la expresión de la sociedad jurídicamente organizada para la obtención de metas y objetivos que emanan de un “interés general” el cual se alcanza y se identifica democráticamente, sino que fue creciendo alimentado por la renta petrolera, como un ente extraño y desvinculado de la Nación, para colocarse por encima de esta e imponerse desde afuera tanto a la sociedad como al individuo. Una vez superado el largo período que comenzó en 1830, en el que se identificaba al Estado con la persona del caudillo y/o con el “gendarme necesario”, quienes eran considerados por algunos como la única garantía de la gobernabilidad, el contenido ideológico, doctrinario y programático que comenzó a desarrollarse a partir de la muerte del general Gómez en 1935, en lo referente a las orientaciones de nuestras políticas económicas, siguieron los mismos paradigmas estatistas que predominaron durante todo el siglo XIX. En la misma medida que se afirmaba una conciencia democrática en lo político y social, se propagó y reafirmó la creencia que la propiedad privada, la libertad y la iniciativa individual eran por su propia naturaleza y definición, insuficientes para generar desarrollo económico o contrarias y perjudiciales a la gobernabilidad y al desarrollo de la sociedad en su conjunto. En pleno siglo XX, amplios sectores empresariales como también la socialdemocracia y la democracia cristiana, a pesar que rechazaban el totalitarismo comunista y se presentaban como poderosas alternativas democráticas, estaban fuertemente contaminados de ideas y concepciones estatistas y populistas, en el sentido de que el Estado debía jugar un papel determinante en lo económico y convertirse en el gran dispensador de incentivos, créditos subsidiados, protecciones, como también de beneficios directos entre la población de menores recursos y no en eficiente administrador de los cuantiosos ingresos fiscales. En consecuencia, el desarrollo de una economía libre y competitiva y de un sector empresarial no dependiente de la protección y del favor gubernamental y la existencia de partidos políticos que cumplieran adecuadamente sus funciones de representación e intermediación, como también un sindicalismo autónomo, se hizo prácticamente una meta inalcanzable. Desde el origen mismo de la República separada de 1830 se manifestó con toda su fuerza el caudillismo, que en definitiva fue el origen y la versión rural y decimonónica del populismo del siglo XX, que enaltece y magnifica el papel del Estado en detrimento del valor del individuo como ciudadano, todo lo cual se ha agudizado en la actualidad por un exacerbado radicalismo. Todo lo anteriormente referido evidencia la existencia de un conflicto siempre presente en nuestra historia, hoy más vigente que nunca, entre una concepción colectivista, populista, “cesarista” y estatista por una parte, y por la otra, una débil concepción que tímidamente ha tratado de afirmar el valor de la iniciativa, la voluntad y la libertad individual y ciudadana como base de la organización

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