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Educación En El Reino De Guatemala


Enviado por   •  4 de Julio de 2014  •  2.491 Palabras (10 Páginas)  •  294 Visitas

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EDUCACION EN EL REYNO DE GUATEMALA

Luis Antonio Rodriguez Torselli

Para poder situar nuestro tema, es necesario que retomemos un poco lo sucedido en lo que actualmente es la República de Guatemala.

Hernán Cortés, como conquistador de la Nueva España, envió a Pedro de Alvarado, para conquistar la Provincia de Guatemala pues habían pueblos muy recios y minas.

Entre las instrucciones que se le dieron a Alvarado fue que procurase atraer a los indios de paz sin darles guerra y que les predicase lo tocante a nuestra santa fe. Como recordamos, esto no sucedió así, sino que hubo combates muy fuertes por parte de los españoles contra los indígenas y una vez finalizadas las batallas de conquista, se inició el poblamiento de estas tierras y es así como el 25 de julio de 1524 (algunos autores dicen que fue el 27 de julio), Pedro de Alvarado fundó la Villa de Santiago en las cercanías de Iximché, capital de los Cakchiqueles, que mas que una ciudad fue un campamento itinerante (Xepau, Olitepeque, Comalapa) pero debido a la insurreción de los Cakchiqueles, se tuvo que trasladar y asentar en otro lugar la recién fundada ciudad. Fue así como el 22 de noviembre de 1527 se asentó la ciudad en el Valle de Bulbuxyá o Almolonga, por parte de Jorge de Alvarado, hermano y lugarteniente de don Pedro.

En este asentamiento fue que solicitó ser vecino de la ciudad el cura Juan Godinez, 26 de noviembre de 1527, y fue el encargado de prestar los servicios espirituales para los españoles y para aquellos indígenas que se hubiesen convertido al Xmo. (¿vino con los conquistadores?)

También a ese sitio (Santiago en Almolonga) llegó el Licenciado Francisco Marroquín por invitación expresa que le hizo don Pedro de Alvarado para que se desempeñara como predicador y como tal fue presentado al cabildo en 3 de junio de 1530. Posteriormente, en el año de 1534- la ciudad de Santiago fue elevada al rango de Metropolitana por el Papa Paulo III (el mismo que emitió el Breve Sublimis Deus por medio del cual declaró que los indios tenían alma) y para ello debía tener un Obispo, nombramiento que recayó en el Licenciado Marroquín.

Pero que importancia tiene todo esto para hablar de la educación en el Reino de Guatemala. Lo cierto es que la iglesia, los religiosos, instalaron los primeros centros de alfabetización y las primeras escuelas primarias o de gramática y el Obispo Marroquín tuvo un papel muy importante puesto que él fue quien solicitó se fundara un colegio para estudios superiores en Santiago.

La ciudad de Santiago en Almolonga se destruyó por una inundación en 1541 y se trasladó una vez más la ciudad, esta vez al valle de Panchoy o Pancán y fue este 1er. Obispo quien desde que vino a esta tierras como simple cura predicador se preocupó y puso por obra que hubiera una escuela que enseñara a leer y escribir a los niños españoles que iban naciendo. Ya como Obispo informó al Rey de España la necesidad que había de quien enseñase la lengua latina y fue por conducto de cédula del 16 de junio de 1548 que el Monarca instituyó una cátedra de Gramática en esta ciudad.

Inicialmente, el Obispo Marroquín vio la posibilidad de adquirir propiedades en estas tierras, él era un hombre visionario y se dio cuenta que esos terrenos con el tiempo tendrían un valor muy grande, es decir que era muy sagaz para los negocios pero además en la esfera de la educación dio amplia prueba como hombre enérgico y caritativo pues dejó el mejor legado para Guatemala. El inició los estudios de latín, como señalamos anteriormente, que era la condición sine qua non para la educación superior en el reino. A petición suya, la corte otorgó el 6 de junio de 1548 el derecho de instituir la cátedra de gramática latina en la ciudad de Santiago de Guatemala y dio los ingresos de una prebenda para su sostenimiento.

Por el año de 1559, este obispo y el ayuntamiento solicitaron al Rey que se fundase una Universidad en Guatemala pero sus deseos no fueron satisfechos.

Al notar el Obispo Marroquín que su salud declinaba, vio en los dominicos la orden docente sin rival (puesto que no habían llegado los jesuitas) y eran su principal esperanza para impartir educación avanzada, en cualquier momento, para la colonia. Por eso, desde 1562, celebró un contrato con el convento de Santo Domingo para la fundación de un colegio a donde asistieran los hijos de los "españoles pobres" (blancos) y se les enseñaran artes, filosofía, teología, y gramática latina. El plan requería la construcción de un edificio a expensas de Marroquín en un solar proporcionado por los dominicos al lado de su convento (Recordar la ubicación de Casa Sto. Domingo en la actualidad).

Siguiendo de cerca este arreglo, el obispo en su testamento fechado el 5 de abril de 1563, nombraba al prior del convento de Santo Domingo y al Deán de la catedral como patrones del colegio, que sería conocido en la posteridad como el Colegio de Santo Tomás de Aquino. Marroquín también dotó la proyectada escuela con rentas sobre su tierra (terrazgo: precio o renta perpetua del mismo) de Jocotenango; y los 882 tostones (1 tostón cuatro reales y medio de un peso) de renta anual que producía fueron los primero que se usó en la construcción del edificio. También proveyó dos mil ducados más de sus bienes para mantener dos cátedras a cien pesos cada una y legó al colegio dos granjas (se denominaban "milpas) situadas en Ancon, junto a Jocotenango.

En el testamento al leerlo, se puede observar que en ningún momento, el obispo Marroquín menciona la fundación o la intención de fundar una Universidad sino únicamente la fundación del colegio pero los patronos de la dotación discutieron que "debía suplicarse" al papa y al Rey para que conmutara el propuesto colegio en universidad, decisión que aparentemente se tomó después de la muerte de Marroquín.

Como buen hombre de negocios, tuvo tiempo para interesarse en la minería, la agricultura, los préstamos sobre prenda, y aún el tráfico de esclavos; por tanto, en su testamento dispuso - siguiendo una costumbre rígida- de encomendar su alma a Dios, ordenar donaciones y desembolsos y cobrar cuentas, donó sus esclavos a diferentes personas y que otros fueran vendidos y unos pocos libertados. A las órdenes religiosas dejó sumas simbólicas de cien pesos de oro a cada una.

La dotación del colegio fue solamente una entre muchas del testamento del Obispo Marroquín y es engañoso suponer que estuviera obsesionado con la fundación

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