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El Angel De La Muerte


Enviado por   •  29 de Mayo de 2013  •  2.057 Palabras (9 Páginas)  •  382 Visitas

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Josef Mengele, el ángel de la muerte

Joseph Mengele nació en Günzburg (Baviera), el 16 de marzo de 1911. Provenía de una familia de industriales, estaba muy unido a su madre, que murió joven, y él nunca destacó por su capacidad para hacer amigos. Ya desde muy joven su ideología sería el nacionalsocialismo. Intentó por todos los medios entrar en cualquier organización nazi, pero no destacó en ninguna. Las SS le rechazaron en un primer momento, tuvo que esperar 3 años para intentarlo de nuevo. Estudió filosofía, antropología y medicina, en Munich, Bonn, Francfurt y Viena. Sus estudios se centraron en demostrar fisiológicamente la superioridad de la raza aria. En Munich se doctoró en antropología con la tesis ”Estudio morfológico de razas realizado en la pieza frontal del hueso submaxilar en cuatro grupos raciales” en 1935, y el doctorado en medicina lo consigió en Francfurt am Main en 1938 con la tesis “Estudios de la fisura labial-mandibular-palatina en ciertas tribus”.

Durante la Segunda Guerra Mundial fue destinado a la reserva del cuerpo de médicos. Nunca quiso ser médico para “curar”, sino para investigar, por lo que no estaría muy a gusto remendando soldados, que fueron sus primeras cobayas. En 1942 fue herido en una pierna en el frente de Rostov y declarado no apto para el combate, por lo que se le destinó al campo de concentración y exterminio de Auschwitz – Birkenau, como oficial médico. Aquí se ganó el apodo de “Ángel de la Muerte”, porque era el que decidía, una vez llegaban los vagones de prisioneros, quién iba directamente a las cámaras de gas y quién moría más lentamente en los barracones. En una fila, a la derecha, mandaba colocar a los ancianos, enfermos, mujeres embarazadas y niños pequeños, iban directos a la cámara de gas. En la otra, a la izquierda, colocaba a aquellos que pudiera realizar trabajos, forzados. Era bastante severo con las mujeres embarazadas, bien las que ya venían en ese estado o las que lo adquirían en el campo. Al principio mandaba a las madres a la cámara de gas y los bebes los usaban como combustible en los hornos. Después cambió de opinión y empezó a experimentar con ellas. Cuando una mujer daba a luz, le vendaba los pechos para que no pudiera amamantar a su bebé, y controlaba cuánto tiempo tardaba la pobre criatura en morirse de hambre.

Cuando se situaba en la rampa de llegada de los trenes, con su uniforme impoluto, jugaba a ser dios, sentía que el poder de decidir quién vivía y quién moría estaba en sus manos. Pero su mayor diversión era encontrar sujetos para sus experimentos. Sentía una especial predilección por los gemelos. En su estancia en la universidad, había asistido como ayudante al doctor Otmar Freiherr von Verschuer, nazi y experto en eugenesia. Buscaba la forma de producir más ejemplares de raza aria para el Reich, y los embarazos múltiples gemelares podían ser la respuesta para que cada mujer aria tuviera más hijos arios.

Los testigos le recuerdan gritando lleno de euforia “zwillingen”, gemelos, cuando encontraba a sus víctimas, no iban a ninguna de las dos filas, pasarían a ser sus conejillos de indias, se libraban de la muerte instantánea y de los trabajos forzados, pero les esperaba algo mucho peor, los experimentos chapuceros de un sádico con bata blanca. Se dice que llegó a experimentar con 1.500 pares de gemelos, de los que sobrevivieron apenas 200. O bien morían en durante los experimentos, o eran sacrificados para estudiarlos.

Su mayor fuente de estudio eran las autopsias de sus cobayas humanas, en las que podemos distinguir dos tipos: la necropsia, cuando el individuo estaba muerto, cosa que es lo normal y más después de sus experimentos, y las vivisecciones, es decir, realizar la autopsia en el individuo vivo, como se le trata igual que a un muerto, no utilizaba ningún tipo de anestesia. Tampoco utilizaba anestesia ni analgesia en las operaciones, sus víctimas morían o bien en la mesa de operaciones o posteriormente de gangrena o alguna otra infección. Todo esto lo documentaba, por supuesto, para saber dónde estaban los límites del dolor, cuánto tiempo aguanta una persona hasta morir, qué partes del organismo puedes ir amputando hasta que se produzca la muerte, y su propia diversión.

En sus experimentos con gemelos, inyectaba productos químicos en los ojos de uno de los hermanos para comprobar si era posible cambiar el color, y conseguir ese bonito color azul que no es sino la falta de pigmentación en un ojo sano. Inoculaba virus y bacterias y observaba como respondían los dos hermanos frente a la misma enfermedad, hacía transfusiones de sangre de un hermano a otro, incluso intentó fabricar siameses, cosiéndoles unidos, consiguiendo que murieran por gangrena. Los pocos que sobrevivían, eran sacrificados para su estudio.

En su propósito de conseguir avances en su teoría de la eugenesia aplicada a la supremacía de la raza aria, experimentaba con las mujeres embarazadas, las mataba para experimentar con sus placentas, inyectaba sustancias químicas en el útero para provocar la esterilidad, hacía transfusiones de sangre… Su meta era conseguir mujeres arias más fértiles y esterilizar a las demás razas.

También colaboró con otros médicos en sus investigaciones bélicas. Dado que en el frente ruso morían muchos soldados por hipotermia, usaba a sus sujetos de experimento, hombres sanos, para ver qué temperaturas podían soportar, cuándo alcanzaban el estado de congelación y como revertir ese estado. A otros los sometía a presiones superiores a las que tiene que soportar un aviador, para ver qué ocurría en el caso de que tuviera que saltar sin paracaídas de un avión. También quemaba vivos a los prisioneros, para documentar cuánto tardaban en morir

También se salvaban de las dos filas, pero iban a parar al laboratorio, los individuos con acondroplasia o enanismo. Mengele estaba tan encantado de demostrar que las demás razas eran deformes, que disfrutaba teniéndolos de mascotas. A algunos llegó a disecarlos y enviarlos como regalo a Hitler, que parece que no le hizo ningún caso. Sólo faltaba que los colocara en el jardín.

10 días antes de la entrada de las tropas rusas en Auschwitz, Mengele huyó, llevándose, según testigos, una maleta negra. Se supone que allí llevaba

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