El Desarrollo Bajo La Mirada De La Incertidumbre Catastrófica

El desarrollo bajo la mirada de la incertidumbre catastrófica

Brayan Styven Rey Guerrero

"No se trataba de que la libertad nos trajera el progreso sino más bien de que el progreso nos trajera la libertad"[1]

En tiempos de guerra siempre se ha de prever el porvenir como un espacio temporal esperanzador, pacífico, vigoroso, alegre. Pero ante todos estos adjetivos, el porvenir luego de una guerra, me refiero al porvenir económico de una nación, región o municipalidad, es verdaderamente incierto, aunque siempre se mira bajo la sombra de un bajón en la economía, algo al estilo de una crisis o una depresión. Además, la estructura tanto social como económica luego de una guerra sufre un golpe duro, al punto de debilitarse en mayor grado que es necesario re-estructurar toda la composición institucional de la nación u otros, para evitar un colapso sistemático y que esto conlleve a una fatal crisis en todo ámbito de la vida. Precisamente el conflicto suscitado entre el 17 de octubre de 1899 y el 21 de noviembre de 1902, la guerra de los mil días, que se caracterizó por un enfrentamiento irregular entre el ejército gubernamental (en un principio nacionalista, después conservador) bien organizado y un ejército de guerrillas liberales mal entrenado y anárquico. Bajo este panorama, la economía Colombia se sumió en la crisis causada por el colapso del sector externo, dadas las circunstancias de la guerra: El reclutamiento de personas por parte de los ejércitos que debilitaron la mano de obra empleada en las unidades de producción, el gasto militar del Estado que desatendió la inversión pública en obras, que de por sí no era algo mayor en la época pre-guerra y otras causas que ayudaron a realizar un bosquejo de crisis en la nación.

Así, junto con otros productos agrícolas, el café iniciaba un periodo de auge luego de años terminada la guerra. Ese proceso se inició con las reformas políticas por parte del presidente Reyes, que erigía el proteccionismo como el pilar que sostenía el desarrollo económico del país, haciendo de este su principal arma política para todo su mandato. Reyes impulsó todo el mercado interno que, por causa de la falta de vías de comunicación, los precios insostenibles debido a la inflación causada por la emisión de dinero en la guerra civil para cubrir gastos de guerra y otros, la crisis exportadora y la falta de desarrollo tecnológico que permitiera una mayor producción y diversificación en la producción, lenta y débilmente se desarrollaba al margen del conflicto político e ideológico precedente. En otros términos, el mandato de Reyes se trataba de un proyecto político en el que se esperaba que el desarrollo económico fuera lo suficientemente sólido como para que modificara las instituciones políticas que más de medio siglo de guerras civiles no habían sido capaces de modificar.

Ante todo, los rezagos de la guerra y los nuevos pactos alcanzados por las partes (liberales y conservadores), que hacían prevalecer los intereses en términos comerciales que daba la producción del café, fortalecieron en mayor medida todo el desarrollo que se vivió tras la guerra. Nuevas tecnologías, cambio en las formas de organización productiva, "al ser la expansión de la economía cafetera, sustentada no en el sistema de haciendas [...] sino en la pequeña producción parcelaria del occidente del país"[2], la adquisición de empréstitos por parte del Estado para así, lograr una mayor inversión en el gasto público, fortaleciendo vías de comunicación, el sistema fiscal, el equilibrio monetario,

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