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El Muchacho Polaco

jfgf185713 de Diciembre de 2014

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Jorge Francisco Gómez Farías

Curioso año de 1976, épocas de la Guerra Fría. El mundo está dividido en dos bloques antagónicos y persiste el peligro de una conflagración nuclear. Paulo VI es desde 1963, la cabeza de una Iglesia Católica Romana que a partir del Concilio Vaticano II, ha tratado de reformarse cayendo en posturas extremas entre sectores conservadores y socialistas. La larga historia de la Iglesia Católica Romana la ha llevado de ser la religión oficial de Europa Occidental y gobierno de los estados papales del centro de Italia, a un grupo marginado y fuera de la ley en los países marxistas, y de ahí a ser “religión - estado soberano” dentro de la ciudad de Roma denominada Santa Sede, lo que no obsta para que gran parte de los países se nieguen a otorgarle reconocimiento como estado, entre ellos las potencias anglosajonas.

En Latinoamérica la Guerra fría ya ha tenido consecuencias: el gobierno cubano es anticatólico y en los demás países la confrontación ha alcanzado los sectores religiosos. Los partidarios católicos del marxismo, han organizado a partir de 1968 el movimiento denominado Teología de la Liberación, el cual bajo la línea de la "teología de la revolución" de Richard Shaull, es promovido por los brasileños Genecio Darci, renombrado Leonardo Boff, y Hugo Assman; los españoles Jon Sobrino, Manuel Pérez Martínez y Gaspar García Laviana; el uruguayo Juan Luis Segundo; el chileno Pablo Richard; los mexicanos Sergio Méndez Arceo, Samuel Ruiz y José Porfirio Miranda; el alemán Hans Kung; así como el sacerdote guerrillero colombiano Camilo Torres Restrepo. Mientras, en Chile y Argentina, Juntas Militares ultraconservadoras han tomado el poder violentamente siendo una muestra de la tensión social en Latinoamericana.

En México, país que desde los años 1920,s ha llevado una política anticlerical, aunque con permisividad, toma posesión José López Portillo como presidente de la república en la más baja votación habida hasta entonces. No es el único con angustias, la situación del catolicismo conservador mexicano no ha sido fácil; desde los años 1920,s el presidente Plutarco Elías Calles lanzó una fuerte ofensiva anticlerical provocando la Guerra Cristera y, aunque posteriormente se acordó un cese de hostilidades, los gobiernos subsecuentes han sido de corte anticlerical. A causa de ello se han tenido que fundar diversas instituciones pro católicas, unas abiertas, otras discretas y, otras más, secretas. Como estandarte de estas últimas, y quizás la única que sobrevivirá hasta el siglo XXI, está la denominada Yunque, con su ramas sacerdotal y educativa; respectivamente, la Sociedad de Vida Apostólica Cruzados de Cristo Rey (CCR) y la Universidad Popular Autónoma de Puebla (UPAEP). De la Sociedad de Vida Apostólica Cruzados de Cristo Rey han surgido destacados personajes como el sacerdote Pedro Miguel Funes Díaz que llegará a ser Jefe de Oficina de la Congregación de la Doctrina de la Fe en la Santa Sede, o sea, la anteriormente denominada Sagrada Congregación de la Romana y Universal Inquisición; también José Víctor Ortiz Montes, quien alcanzará el nombramiento de Canciller de la Arquidiócesis Primada de México. En cuanto a la Universidad Popular Autónoma de Puebla (UPAEP), ésta se funda el 7 de mayo de 1973 por un grupo de maestros, intelectuales e instituciones sociales de corte conservador católico, como respuesta al conflicto ideológico, social y político de la sociedad poblana en la década de los 1960 y 70; personajes como el padre José Víctor Ortiz Montes CCR, futuro Canciller de la Arquidiócesis Primada de México, ha estado a cargo de la pastoral universitaria de la UPAEP.

Son días confusos para la Iglesia. Sin embargo, las cosas están por cambiar…

REFLEXIONES DESDE LA CORTINA DE HIERRO

En Polonia, el “muchacho polaco” camina reflexivo alrededor de la oficina. Concluye que sus superiores han sido timoratos, entreguistas y cortos de vista. Solo una mente clara, con fuerte intuición estratégica y táctica, como la suya, es capaz de dar soluciones a los problemas que acechan a la institución. Ya han sido muchos años de estar bajo dictaduras marxistas o al capricho de liberalismos masónicos. Pero no se debe ser impulsivo, hay que pensar ante todo con prudencia y método. Para revertir cualquier estado de cosas se necesitan técnicas; en este caso, las más modernas de la ciencia administrativa. Habrá que seguir una serie de pasos consistentes en: Percibir la situación con profundidad, Analizarla y diagnosticarla, Diseñar soluciones, Establecer objetivos, Crear estrategias, Organizarse, Implantar los Planes, Implementar las políticas, Ejecutar las decisiones prestablecidas, Efectuar las correcciones indispensables y el control general de la situación y, finalmente, volver al primer paso en un ejercicio iterativo. Su mente da vueltas, regaña a los subalternos que lo importunan con trivialidades, consulta con historiadores y analistas, dicta a sus colaboradores líneas de investigación, exige síntesis y congruencia de acciones.

Por fin, después de un largo periodo, el muchacho polaco, cuenta con una concepción clara: la Santa Iglesia Católica Apostólica Romana es Unam Sanctam, afuera de la Iglesia no hay salvación. El Señor la constituyó para llevar sobre sus hombros los asuntos espirituales y la sabia conducción de los asuntos seglares. Ningún gobernante o régimen temporal está por encima de ella. Europa y los países que de ella se formaron en todo el orbe, son producto de la incansable labor de la Iglesia. Sin embargo, mucho la lastimó la escisión de los herejes protestantes y anglicanos en el siglo XVI, recuperándose solamente a través de la evangelización de América. En la segunda mitad del siglo XVIII con la expulsión y proscripción de la Compañía de Jesús, las fuerzas de la Iglesia fueron profundamente minadas. Más tarde con las revoluciones masónicas liberales, se debilitó aún más. Un golpe casi mortal fue la aventura de Garibaldi unificando Italia y haciendo del Papado un prisionero en el Vaticano. Finalmente, la aparición y ascensión de los regímenes materialistas y marxistas la han conducido cerca de la desaparición, además de haber sido infiltrada por muchos dobles agentes dentro de sus filas. También, ha sufrido sangrientas e injustas persecuciones en países antaño cristianos como Rusia, México y la España republicana. Por ello, estos son los propósitos fundamentales: la Iglesia debe ser nuevamente reconocida como estado ante la comunidad internacional y con ello negociar el restablecimiento de los subsidios; debe acabar con las fuerzas malignas que la debilitan externa e internamente; la Iglesia es Madre y Maestra, “Mater et Magistra”, la educación de occidente le corresponde por derecho histórico; la Iglesia requiere que cada estado le garantice libertad en la persecución de su superior misión. Para ello es imperativo contar con un Papado fuerte y de gran liderazgo; un Papado que logre reunificar. Este Papado debe crear alianzas con aquellos que son enemigos de sus enemigos; movilizar las agrupaciones católicas abiertas, las discretas y las secretas; realizar campañas a través de periódicos, radio y televisión reforzando en los creyentes la verdad de sus virtudes y el engaño de sus contrarios. Un Papado que desmiembre a los emisarios de la falsedad.

HUMO BLANCO EN EL VATICANO

El 16 de octubre de 1978, los altos cardenales católicos eligen como Papa al muchacho polaco, Carol Wojtyla, quien adopta el nombre de Juan Pablo II, caracterizándose por ser un hombre inteligente, con gran habilidad política además de furibundo anticomunista. Este muchacho sabe muy bien que no hay tiempo que perder, repasa incansablemente sus análisis internacionales, plantea sus estrategias y se pone en acción (Un Papado fuerte y de gran liderazgo).

No han pasado tres meses de su designación y Juan Pablo II decide visitar uno de los primeros y más importantes objetivos dentro de su plan mundial de acciones: llega a México el 26 de enero de 1979 y el 28 de ese mes en el Seminario Palafoxiano de Puebla, ante lo más granado de la sociedad católica mexicana en general y poblana en particular, el muchacho polaco, externa un importante discurso en el que profundiza y resalta la religiosidad popular, así como, la perniciosa influencia que en ella tienen las sectas.

A nivel planetario soplan aires gratos, cierto suceso viene a favorecer el planteamiento del muchacho polaco: el 4 de mayo de 1978, es designada Primer Ministro del Reino Unido, país que no guarda relaciones diplomáticas con la Santa Sede, la también furibunda anticomunista, Margaret Thatcher. El muchacho polaco observa expectante.

No obstante, no son momentos para quedarse inactivo, así que el 2 de junio de 1978 visita otros de sus principales objetivos, ni más ni menos que Polonia, su patria, la cual lleva décadas bajo una dictadura comunista y anticatólica. Ahí entra en contacto con diversas sociedades secretas y grupos de poder que participarán en el Gran Golpe (Acabar con las fuerzas malignas que la debilitan externamente, Movilizar las agrupaciones católicas abiertas, las discretas y las secretas).

El frente interno tampoco se descuida, el cual también necesita acciones enérgicas, por lo que en su investidura de cabeza de la Santa Sede prohíbe al sacerdote socialista Hans Kung enseñar teología (Acabar con las fuerzas malignas que la debilitan internamente, desmembrar a los emisarios de la falsedad).

Llega el año de 1980 y se acerca el Gran Golpe.

El 14 de agosto de 1980 en Polonia se crea el sindicato Solidaridad, de corte católico. Comienza una gigantesca y espectacular huelga en los importantísimos astilleros de Dansk…pero, no

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