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El Pensamiento socialista premarxista y su desarrollo


Enviado por   •  11 de Junio de 2017  •  Ensayos  •  2.255 Palabras (10 Páginas)  •  339 Visitas

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Historia del Pensamiento Económico. Año 2017

Alumno: Alan Erviti

Tema:

El pensamiento socialista antes de K. Marx: de los utopistas a los críticos sociales…

Socialismo: Doctrina política y económica que propugna la propiedad y la administración de los medios de producción por parte de las clases trabajadoras con el fin de lograr una organización de la sociedad en la cual exista una igualdad política, social y económica de todas las personas.

La historia de la crítica radical de la sociedad económica tiene antecedentes muy viejos, remontándose a los antiguos griegos y a los profetas hebreos.

Utopistas

De todos los esquemas utópicos propuestos en la antigüedad el de Platón en su República es sin duda el mejor conocido. Casi transcurrieron 2000 años antes de que apareciese otra descripción detallada de una sociedad con la desintegración del feudalismo y la consecuente inequidad social y económica. A fines de la Edad Media las descripciones de una sociedad ideal se originaron de manera natural a consecuencia de las injustas condiciones sociales y económicas de la época sin embargo en ningún caso de un lugar a una actividad socialista propiamente.

  • Platón: “La República”, 380 AC

En esta obra Platón aborda el tema de la justicia, qué es y cómo alcanzarla. Para él esta consiste “en que cada uno haga lo que le corresponde hacer”, por lo que la manifestación perfecta de esta justicia se representa en una organización armoniosa de la sociedad, la ciudad-estado ideal, en la que cada individuo pertenece a una de tres clases sociales según el tipo de alma que domine en ellos. Así, aquellos en los que domine el alma apetitiva pertenecerán a la clase productiva (labradores, comerciantes, artesanos, etc.), y se ocuparán de la producción material para toda la comunidad. Aquellos en los que domine el alma irascible integrarán la clase de los guardianes, siendo sus funciones la defensa y el orden. Por último, en quienes domine el alma racional serán los filósofos e integrarán la clase gobernante.

La herramienta política que se utilizaría para analizar a cada individuo y asignarlo a la clase correspondiente sería la educación. Esta se impartiría a la juventud de todas las clases sociales, estando permitidos ciertos engaños para adoctrinar a la población, por ejemplo difundiendo mitos sobre el origen fundacional de la división de clases. Los niños “aptos” serían educados por el Estado, desapareciendo cualquier relación con los padres, y aquellos no aptos, por ejemplo por poseer alguna discapacidad, serían ocultados en un lugar secreto.

Platón afirma que la riqueza y la pobreza tienen malas consecuencias, por lo que en su ciudad-estado, la clase dirigente, integrada por los guardianes y los gobernantes filósofos, se regiría por una especie de comunismo integral, para evitar que tengan preocupaciones vinculadas a la propiedad privada y la familia, y puedan dedicar por completo su tiempo a aquello para lo que la naturaleza los ha dotado al máximo (la vida militar y el gobierno) estando expresamente prohibido que posean oro y plata. No solo se compartirían las posesiones materiales, el Estado asignaría mujeres de su mismo grupo social a los varones, y con ellas (al margen de cualquier vínculo matrimonial) se procrearía una nueva generación de dirigentes dignos y capaces de defender y dirigir la ciudad. Platón justifica esta comunidad de mujeres y de niños como medio para regular los nacimientos y para garantizar la paz entre los dirigentes, que estarán así “libres de todas las querellas a que el dinero, los niños y los familiares dan lugar”. En cuanto de la clase productiva, la que viviría en un régimen de propiedad privada, Platón no da muchos detalles, pero queda en claro que estos no desearían usurpar el gobierno por su aptitud natural a desear bienes materiales, los cuales están prohibidos en la clase dirigente

El modelo de Platón fue ideado no sólo con intenciones teóricas, sino como una meta a alcanzar, aclarando el autor que “no disminuirán de los males que desolan los Estados, ni siquiera de los que afectan al género humano, a menos que los filósofos sean reyes de los Estados, o que los que ahora se dicen reyes y soberanos pasen a ser verdaderos y serios filósofos”.

  • Tomás Moro: “Utopía”, 1516 

Moro critica la sociedad inglesa de su época y realiza la misma descripción de la tierra de Utopía a través del personaje de Rafael Hitlodeo, un viajero que habría acompañado a Américo Vespucio en sus viajes al Nuevo Mundo.

Este personaje se manifiesta en contra de las injusticias que derivan del valor que las personas dan al dinero, resaltando como los miembros más ociosos de la sociedad disfrutan de excesivos placeres mundanos, siendo respetados y honrados por todos, mientras que aquellos dedicados a las actividades más sufridas y necesarias para el bienestar de la población, son miserablemente recompensados, tanto económicamente como términos de prestigio.

Explica como este tipo de injusticias y la marginación que conllevan, inducen a los pobres a delinquir, cegados por los impulsos de sus necesidades fisiológicas, a lo cual reciben penas excesivas, al punto de ser condenados a muerte.

Este tipo de injusticias no se observan en la nación de Utopía, una isla ubicada en el sur de América, en la que Rafael junto con otros exploradores, vivió por alrededor de 5 años. En ella vive un pueblo organizado en 54 ciudades con mínimas diferencias unas respecto de otras, a excepto de una, la principal ubicada en su centro, en donde se encuentra el Senado. [pic 1]

Las principales características de este pueblo son, además de la propiedad común de todos los bienes (desde los medios de producción hasta los alimentos y las mismas casas donde habitan), una organización social idealizada, en la que los ciudadanos se turnan año a año entre realizar las labores agrícolas en los campos circundantes a las ciudades (actividad que todos aprenden desde niños) o vivir en las ciudades dedicándose a sus oficios. Toda actividad se realiza sin ánimo de lucro, sino por el mandato social que condena la haraganería, lo que no quiere decir que no puedan disfrutar del reposo u otras actividades recreativas. Más específicamente se exige a los ciudadanos trabajar 6 horas por día, lo que no les impide se dediquen a ello más tiempo. En resumen, con esta carga horaria, dedicados todos a actividades productivas, Rafael describe como los utopianos viven en la verdadera abundancia, no de bienes ni servicios superfluos, viciosos o corrompidos por engaños que la mente humana anhela en la Europa Medieval, sino de aquellos destinados a satisfacer las necesidades básicas de las personas, y aquellos placeres que consideran virtuosos. Es más, el placer es para ellos la base de la felicidad, el cual dividen entre el corporal (el aportado por los sentidos, la música, y el goce de una buena salud) y el espiritual (una vida de bien y una conciencia limpia)

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