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El Pueblo Salvadoreño


Enviado por   •  17 de Mayo de 2013  •  1.144 Palabras (5 Páginas)  •  311 Visitas

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“El pueblo Salvadoreño tiene el cielo por Sombrero”

Con esta metáfora tan hermosa, comienza la canción emblemática que nos definió, a través de un grupo musical suramericano, en pleno conflicto armado…” el cielo por sombrero hace referencia a nuestros cielos azules, que son parte de nuestro patrimonio cultural, un cielo que nos invita a ir a la mar, a encumbrar piscuchas, “a soñar con un ideal”…Lo intentamos como nación, el conflicto armado fue la voz de un verbo en acción, que pretendía un ideal y era “el de la justicia social para todos”.

No era justo que tanta riqueza, derechos y tierras estuviera en poder de unos pocos, cuando había muchos que no tenían nada. Si bien es cierto, que en 1970 comenzó esta crisis, ello se venía gestando desde tiempos atrás, quizás en las venas de nuestros campesinos bullía la rebeldía indígena que quiso ser silenciada por los fusiles del general Martínez pero que desde aquella época no se pudo.

Este “ideal” seguía latente, no había muerto, tarde o temprano iba a emerger, y ni el destino, ni el azar, ni lo divino lo iba a detener. El escenario de este conflicto lo fueron preparando hombres y mujeres a los que les tocó ser sujetos de la historia en este momento específico.

Si aspiraron a mucho, yo no lo sé, lo que sí he llegado a comprender es que estas personas tuvieron una gran ambición, y fue la de cambiar la realidad Salvadoreña; y que también el pasado marcó un precedente, que hasta la fecha, nos sigue golpeando.

Para entender lo que nos sucedió como nación es importante comprender que algo que nos caracteriza, cómo Salvadoreños, es “la intolerancia de la que padecemos”, no soportamos ni tan siquiera que alguien se nos meta en la fila, y defendemos “nuestras ideas a capa y espada”, como se dice en buen Salvadoreño, “ no nos gusta dar nuestro brazo a torcer”, nos gusta que nos ganen. Lamentablemente en la década de los setenta nuestra sociedad estaba altamente polarizada, y cada extremo trataba de defender sus ideales de manera radical, por un lado, veníamos arrastrando una dictadura militar, que se nos impuso, sin elección, y que todo lo lograba a través de la coerción y el miedo; y por otro lado una generación que no estaba dispuesta a callar sus ideales ni a aceptar sumisamente lo que no era justo, esto fue el inicio de una guerra sangrienta, ninguno de los dos quería ser perdedor, tristemente el pueblo salvadoreño fue el mayor perdedor.

El pueblo, en especial los civiles, fueron presa obligatoria tanto de la guerrilla como de la fuerza armada, el reclutamiento fue forzoso, tanto de un lado, como del otro; el vivir sin llegar a un acuerdo entre la oposición y los militares, empezó a pasarnos factura.

Casi a diario había balaceras, quema de buses, secuestros, etc. Todavía recuerdo que viajé con mis abuelos a Usulután y vi como los algodonales ardían, quemados bajo el cielo azul, allí se iban convirtiendo en cenizas tantos ideales de la gente trabajadora, bajo un sol de un oriente en conflicto. Íbamos por un día, pero regresamos a los once días, pues había desaparecido el llamado “ puente de oro”, al regreso vimos potreros llenos de reses fusiladas, hirviendo de moscas… a mi corta edad no comprendí todo el daña económico que la guerra estaba causando a nuestro país, hoy sí estoy consciente que una de las grandes desventajas de la guerra, fue

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