ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

El Sindicalismo.


Enviado por   •  11 de Noviembre de 2014  •  1.847 Palabras (8 Páginas)  •  1.019 Visitas

Página 1 de 8

EL SINDICALISMO, FORMA DE EXPRESIÓN DE UNA CLASE SOCIAL.

Los sindicatos de nuestra era difieren grandemente de las asociaciones laborales del pasado, aun de las viejas fraternités o bruderschaften: es cierto que los compañeros formaron en la corporación un grupo social y económico distinto del de los maestros, pero no era una diferencia total, porque unos y otros integraban el mismo estamento, el más bajo en la jerarquía medieval, ya que sobre él se situaban el clero y la nobleza.

El sindicalismo de los siglos XIX y XX posee una fisonomía distinta: la Revolución Francesa suprimió los viejos privilegios de la nobleza, en cambio, lentamente se impuso el dominio económico y político de la burguesía. A partir de ese momento, la sociedad se escindió en dos sectores generales: trabajo y capital, con lo cual, la lucha de clases tomó un rumbo nuevo: sin duda, la asociación de compañeros se propuso el mejoramiento inmediato de las condiciones de trabajo y de vida, pero le faltó la conciencia de constituir una clase social opuesta a otra u otras; además, nunca tuvo la visión de un mundo nuevo, por lo que no se le planteó la posibilidad de una revolución social que destruyera las estructuras económicas, políticas y jurídicas. En la misma Revolución Francesa y ante el desarrollo colosal del maquinismo, los trabajadores tomaron conciencia de que formaban una clase social realmente nueva, oprimida y explotada, y de que su redención tendría que venir de ella misma. Por otra parte, la burguesía, dueña de los instrumentos de la producción, se había adueñado del estado, lo que dio por resultado que los trabajadores tuvieran, desde ese instante, un solo enemigo: la burguesía y su estado. Fue así como nacieron las dos finalidades del sindicalismo, a las que ya nos hemos referido repetidamente: una, inmediata, el mejoramiento de las condiciones de trabajo y de vida en el presente, y otra mediata, la creación de la republica del trabajo.

En este hecho, conciencia de la unidad de la clase trabajadora y en su decisión de luchar por la realidad de la justicia social para el trabajo, elevado a la categoría de valor supremo de la vida social, radica la esencia del sindicalismo.

EL PENSAMIENTO SOCIAL Y POLITICO DEL SINDICALISMO.

El sindicalismo fue un producto de imperativos vitales; nació en forma natural, como la respuesta humana al materialismo de la burguesía. No fue, dijimos en un apartado anterior, creación de los filósofos, hombres de ciencia o economistas. “Una revolución”, escribió Carlos Marx en la introducción a la crítica de la economía política, “se explica por las contradicciones de la vida material, por el conflicto preexistente entre las fuerzas productivas de la sociedad y las relaciones de producción”. Sin embargo, el mismo Marx advirtió que el pensamiento político, supraestructura de las realidades sociales, una vez formado, revierte sobre la vida para orientarla y precisar sus metas; y claro está, el sindicalismo no escapo a esta relación dialéctica.

El individualismo y liberalismo económico y político pretendieron constituir la filosofía, la ciencia social y los motores de la vida política. Uno y otro sólo conocieron a los individuos aislados, de donde resulto que el derecho protegiera únicamente intereses individuales, a la vez que negaba la posibilidad de que el hombre, independientemente de su vida en la comunidad nacional, formara parte de otros grupos sociales.

La ciencia social del siglo pasado declaró la guerra a aquel pensamiento a-social, a cuyo afecto, afirmó que nada era más contrario a le verdadera realidad social que la negación de la existencia de los grupos humanos; no una existencia ontológica, sino simplemente social, organizaciones naturales, como la familia, el municipio y finalmente los sindicatos, o las asociaciones para la realización en común de determinados fines. Frente a la concepción atómico-mecánica de la sociedad, la ciencia social postulo la doctrina de que las naciones son comunidades naturales compuestas de hombres y grupos humanos, y no únicamente de los primeros. Así se presentó la oposición radical entre dos formas del pensamiento, pues si la Ley Le Chapelier declaró que los únicos intereses reales que debía proteger el derecho eran los de la nación y los de los individuos particulares, la ciencia nueva afirmó que los grupos sociales, entre ellos los sindicatos, que eran los más fuertes e importantes, debían tener el mismo derecho a la protección de las leyes.

Todavía se adujo un argumento más, de naturaleza socio-jurídica: ¿Cuál pudo ser la razón de que se expidieran las leyes represivas de las coaliciones, asociaciones laborales y huelgas, si solamente se puede suprimir lo que existe y únicamente puede prohibirse la posibilidad de que un algo cobre existencia? La expedición de aquellas leyes, se dijo, prueba que no fueron sino actos de fuerza, un ordenamiento impuesto a la vida nueva por quienes detentaban el poder político.

Partiendo de esta nueva realidad histórica, los trabajadores exigieron se les reconociera la misma libertad de que disfrutaban las fuerzas económicas, esto es, demandaron la universalización de la regla no intervención del estado en las relaciones económicas, lo que equivaldría al reconocimiento de las libertades de sindicación, de negociación y contratación colectivas y de huelga. El nuevo planteamiento implicaba la superación de la concepción individualista de la vida social y del hombre y de las normas de la Ley Le Chapelier, cuya esencia consistía en la prohibición de cualquier acción o pretensión del trabajo que de alguna manera estorbara el desenvolvimiento libre del capital. El sindicalismo,

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (11.4 Kb)  
Leer 7 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com