El debate acerca de las revoluciones burguesas y principalmente su carácter de clase
Francisco Díaz HEnsayo20 de Noviembre de 2016
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El debate acerca de las revoluciones burguesas y principalmente su carácter de clase, se enmarca desde los análisis de la escuela marxista, “de tradición jacobina”(apelativo impuesto por los historiadores revisionistas y que los marxistas no rechazaron) y las nuevas corrientes que aparecieron durante la década de los 50, que se caracterizaron por tratar de dar un nuevo enfoque acerca de la revolución francesa; un corte revisionista de la revolución que entro a diputar el carácter científico de la teoría marxista acerca de la revolución francesa en torno a cómo: el desarrollo de las fuerzas productivas y la transición de una economía feudal o precapitalista a una capitalista, la influencia y desarrollo en la fase ascendente de la burguesía sobre las estructuras del poder feudal y por último el carácter de clase que adquirió la revolución durante el impulso revolucionario. Dentro del análisis de ambas escuelas en torno a estos temas, la escuela Marxista es la que más ha contribuido a la historiografía, subrayando principalmente que la burguesía en su ascenso al poder, tuvo que establecer lazos con las masas populares y a la vez estas fueron las que condujeron la revolución hasta el final del proceso, cuya consagración fue el triunfo final de la burguesía 1789-1794. Lo que se destaca aquí es que la lucha de clases y la fuerza de los hombres son los factores que intervienen en el proceso revolucionario burgués , lo que fue la culminación de un largo periodo evolutivo económico y social, en este proceso la perspectiva Marxista considera que la interpretación social de la revolución es la más propicia para su estudio, considerando en primera instancia los antagonismos de clase entre la burguesía y la nobleza nobiliaria; lo que después derivo en que la primera reflejara su antagonismo de clase con el proletariado y viceversa. Desde este punto de vista es una historia desde un espíritu crítico, la cual hace total referencia a que la historia se escribe como lo plantea Albert Soboul, “bajo el peso de las experiencias vividas y de la historia real”[1]. Cabe destacar que dentro de esta interpretación, se le asigna un rol fundamental a las masas populares, las cuales poseían autonomía propia en cuanto a su desarrollo, origen y procedimientos, un enfoque hacia las clases populares urbanas y campesinas que causaron terror a las clases dominantes, lo que por lo mismo, no se le puede negar su rol dentro de los acontecimientos; “la comprensión y fidelidad a la causa del pueblo”.[2]
A esta perspectiva se oponen nuevas interpretaciones nacidas en medio del S.XX que se oponen a la interpretación Marxista, los cuales rechazan la interpretación social de la historia de la revolución, en que se plantea que “la revolución francesa no sería el resultado de un conflicto de clases”[3] y que además estas interpretaciones niegan el carácter antifeudal y burgués de la revolución francesa[4]; esta posición historiográfica en contraposición a la Marxista, expone otro tipo de tesis que se enfocan principalmente en analizar el carácter de la revolución francesa desde aspectos geográficos( una revolución atlántica), otros que ven una revolución desde arriba, que consideran que el cambio del modelo feudal de producción a uno capitalista, fue de una transición por parte de la nobleza nobiliaria a los nuevos preceptos liberales; sin considerar la participación de las masas populares campesinas y urbanas en el proceso de la revolución burguesa y que entre nobleza y burguesía la oposición que existía solo era en el aspecto jurídico y no económico, por poner algunos ejemplos de estas tesis. A este tipo de historiografía, sus opositores Marxistas la acusan de hacerle el juego a la ideología burguesa[5].
A propósito de este tipo de interpretaciones sobre la revolución francesa, es que el siguiente ensayo tratara de develar algunos aspectos sobre si el carácter de clase fue un elemento fundamental en la revolución con posterior establecimiento de la sociedad burguesa y capitalista.
Son bien conocidos los antecedentes que marcaron el inicio del periodo revolucionario francés, es más importante a recalcar aquí, es la decadencia que venía arrastrando la monarquía hace ya bastante tiempo, la cual, a través de sus políticas y su alta inflación económica, generaba un descontento generalizado en las masas. En ese sentido durante los últimos veinte años antes de la revolución, el descontento será el componente principal, que a la larga generará un cuadro prerrevolucionario. Bajo estos aspectos la monarquía feudal comenzó a experimentar crisis económicas debido a su déficit presupuestario, el cual se producía por motivo de que la nobleza gastaba más de lo que recibía a modo de impuestos y además la nobleza vivía por encima de sus capacidades materiales, el lujo, el ejército y el préstamo fueron los pioneros en el gasto de la monarquía. Dentro de otros aspectos que se pueden identificar sobre la decadencia de la monarquía y el descontento de la burguesía y las masas populares son: el estancamiento de los precios de los cereales , lo que la burguesía miraba con malos ojos ya que estas políticas lo afectaban en sus ganancias; también y como hito prerrevolucionario hacia 1786 Francia e Inglaterra forman un tratado comercial que permitiría la libre circulación de mercancías de ambos países, principalmente textiles; cabe destacar aquí, que la industria textil inglesa estaba bastante adelantada respecto a la francesa en materia de producción y maquinaria, ya que en Inglaterra la revolución industrial ya comenzaba a alcanzar grados de desarrollo importantes; como lo plantea Hobsbawn “ por primera vez en la historia humana, se liberó de sus cadenas al poder productivo de las sociedades humanas, que desde entonces se hicieron capaces de una constante, rápida y hasta el presente ilimitada multiplicación de hombres, bienes y servicios[6]”. Debido al tratado de libre comercio establecido entre ambas potencias, Francia fue la que saco la peor parte, ya que su mercado se vio invadido por productos ingleses más baratos que los nacionales franceses, lo que produjo una caída en las ganancias de los productores locales y en las textiles francesas, lo que posteriormente repercutirá en los obreros y artesanos. A este aspecto se suman factores como las malas cosechas, las alzas en los precios en un 150 por 100 de los alimentos y por último el desapego del poder del monarca Luis XVI que ayudo a la revolución en el sentido de que su incapacidad de gobernar también propició un antecedente importante, además que este era considerado el monarca menos indicado en los momento más álgido de Francia, que se concreta en 1789 con la toma de la bastilla y el pueblo coronado a la calle, en este momento la revolución es inminente e irreversible.
Ahora bien, desde la decadencia de la nobleza al impulso revolucionario que corono el ascenso de la burguesía al poder: ¿se puede apreciar el carácter de clase de los sujetos que llevaron a cabo la revolución? Desde esa perspectiva entiendo el carácter de clase en el sentido de que esta tiene plena conciencia de sus privilegios e intereses en el desarrollo social, además que opera en dirección de la toma del poder para alcanzar sus objetivos como clase poseedora de este, lo que le permite configurar la sociedad a su modo, lo que acarrea reformas y transformaciones profundas en las sociedades, con consecuencias políticas y económicas subyacentes a cualquier transformación social. ¿fue la clase burguesa acreedora de las transformaciones en Francia? O preguntándolo de otro modo ¿eran burgueses los que lideraron el proceso de la revolución francesa? A primera vista una respuesta rápida seria decir si, fue la burguesía la que lidero la revolución con apoyo de las masas populares. Sin embargo creo es sensato considerar que ninguna clase en si es homogénea y que por lo tanto dentro de una clase con conciencia de sí misma, se encuentran una variedad de sujetos, con tradiciones y mentalidades distintas, con grados de cargos y trabajos variados etc. por ejemplo, dentro de algunas interpretaciones se pone énfasis en que la iniciativa revolucionaria fue dirigida por un grupo de intelectuales que apoyaban las nuevas ideas ilustradas, los cuales procedían de distintos estratos sociales y que por lo tanto perseguían intereses comunes, según E.L Eisentein, nombrada por Soboul en su debate en torno a las concepciones de la revolución, este le cita para develar su punto de vista el cual dice que “La burguesía no estuvo en el origen del vivo movimiento de protesta de 1788 y no desempeño un papel importante en los acontecimientos y en las reformas de 1789[7]” . por otra parte se plantea igualmente que en el periodo existían dos tipo de burguesía, (la tesis expuesta por G.Taylor,) las cuales se diferenciaban entre las que poseían riqueza propietaria y las que poseían medios de inversión capitalista, y que además en las primeras se integraba una parte importante de la nobleza que se adaptaba a las nuevas condiciones; de esta tesis se concluye que la revolución no fue un conflicto de clases entre la burguesía y la nobleza y que no existieron intereses económicos opuestos; lo que diferenciaba a la nobleza de la burguesía era solo el carácter jurídico[8]. Desde otro punto de vista, las tesis expuestas por los enemigos de la “tradición ortodoxa[9]” de la revolución, los revisionistas Furet y Richet plantean una “revolución de las aristocracias” y el “Deparage”. En la primera se pone énfasis en recalcar el acercamiento de una vida en común entre la aristocracia y la burguesía, comprendida en primera instancia por un acercamiento a la libertad política, como también una repulsión a las masas populares y la democracia; estos sujetos se adherían al liberalismo aristocrático y burgués, en una táctica de unión contra el absolutismo, por ende el acenso al poder en 1789 fue producto de la toma de conciencia de estos individuos, por consiguiente el triunfo revolucionario seria producto del iluminismo en donde es la ideología la que detentaría el motor de la historia, “conciencia, primeramente, de su autonomía en lo político como consecuencia, de un necesario control del poder. Conciencia unánime en la que la nobleza tuvo un papel iniciador y educador, pero que se extendió a la riqueza, a la propiedad y el talento. Fue la revolución de las luces[10]”.
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