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El desarrollo de los niños y de los adolescentes como un proceso integral


Enviado por   •  9 de Diciembre de 2014  •  2.299 Palabras (10 Páginas)  •  359 Visitas

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El desarrollo de los niños y de los adolescentes como un proceso integral

La adolescencia: perspectiva socio-histórica

La adolescencia es una fase del ciclo vital que se inicia con la pubertad. La expresión fase del ciclo vital sugiere que ha de hacerse su estudio relacionándola con otras fases del mismo: niñez, juventud y adultez. Solo centro de esta perspectiva cobra sentido la representación que sostenemos de la adolescencia como una edad de transición. La adolescencia puede ser estudiada desde diversos ángulos; el psicológico y el sociológico. Los psicológicos se centran en lo que podríamos llamar estados anímicos y de modalidades de comportamiento de la adolescencia; resulta imposible desligarlos. Pero la adolescencia tiene también una dimensión sociológica. Muchos rasgos de comportamiento son asumidos por los adolescentes porque les son propuestos por la sociedad adulta como propios de ellos. Esto no quiere decir que los roles y los modos de comportarse adscritos sean meros disfraces para salir a escena; acaban asumiéndolos plenamente, forman parte de su identidad en esa fase de la vida. Tampoco afirmamos que la adolescencia se configure por una sobre determinación de lo social sobre lo individual: existe una tensión dialéctica entre lo que la persona escoge ser y lo que la sociedad le impone, propone que de representar en el escenario de la vida. Una de las tareas de la adolescencia es aprender a seleccionar.

La adolescencia-juventud en la Europa preindustrial

El periodo preindustrial en que vamos a situar, de entrada, la adolescencia, transcurre desde el siglo XV hasta mediados del siglo XIX, que consagra el triunfo de la Revolución Industrial.

Los umbrales de la Edad Moderna

Adolescencia viene del latín adolescencia (de adolescere, “crecer”). En una vieja recopilación del saber enciclopédico de la Antigüedad se habla de las edades de la vida y, entre ellas aparece la adolescencia: el periodo entre los 14 y los 21 años. Sin embargo, a lo largo de la época medieval, queda innominadamente incluida en otra fase de edad más amplia: la juventud, una fase intermedia entre la infancia y la adultez. El núcleo del estatus de adulto, simplificando las cosas, se configura por sus funciones sociales básicas: la de construir una familia y la de producción económica. En definitiva, la pregunta de como eran los jóvenes de antaño o el estudio de como son los adolescentes hoy, inevitablemente remite a estos dos aspectos que histórica y socialmente están interconectados. Esto conduce a la siguiente tesis: El conocimiento de como ha sido la juventud en una época histórica es inseparable de la organización familiar y el modo de producción económica. Entre las diversas cuestiones que orientan la indagación de lo que culturalmente significa ser joven, en la Europa preindustrial, destacan las siguientes: ¿Qué actividades les son propias? ¿Cuál es su estatus social? En esa Europa, la actividad masiva era el trabajo del campo, una actividad poco especializada y carente de tecnología. También existían actividades artesanas, pero constituían variantes de la actividad agrícola, porque era la tierra –su posesión o explotación- lo que constituía el centro de la existencia de los individuos. La gran masa de europeos a finales de la Edad Media comenzaba a trabajar de niños, continuaban trabajando de jóvenes y, mas adelante, de adultos, en actividades propias de una economía familiar centrada en la tierra. Esto significa que la idea de futuro no comportaba, a diferencia de hoy, un componente imaginario y prospectivo ni de búsqueda de alternativas personales en vistas a ser alguien en la vida. Significa también que las habilidades del trabajo eran adquiridas como parte de la actividad rutinaria: la gran escuela era la vida. Ni totalmente dependientes ni del todo dependientes, el estatus de los jóvenes de la época puede caracterizarse como de semidependencia (Gillis, 1981): Laboral y económicamente dependían de sus amos y señores, pero gozaban de una cierta autonomía para organizarse colectivamente consiguiendo, por su modo de asociarse, una presencia en la sociedad muy características. Justamente este último aspecto es el que historiadores subrayan como una de las manifestaciones más genuinas del ser joven en la Europa preindustrial. Una vieja costumbre exigía, en efecto, que el aprendizaje de un oficio se llevase a cabo con varios maestros y en diferentes lugares, dando pie a lo que se conocía como el tour de France. La misma costumbre existía entre los estudiantes que pasaban de universidad en universidad tomando lecciones de profesores afamados. En otras palabras, los grupos de jóvenes en aquella época estaban integrados en la comunidad, participaban intensamente en la vida cotidiana de los conciudadanos, contribuían, a través de rituales lúdicos socialmente aprobados, a mantener la consistencia del tejido social. La adolescencia-juventud preindustrial era una etapa de transición de quienes aprendían para la vida inmersa en la vida; o sea: un aprendizaje implícito que se desprende de la participación en lo cotidiano. Hoy día, hemos establecido la transición como una moratoria ante la vida adulta; se lleva acabo a través de una aprendizaje explicito que se plasma en un discurso, sobre todo escolar.

Años de transición (siglos XVII y XVIII)

Hasta aquí, el telón de fondo sobre el que se proyectan las transformaciones sociales –demográficas, económicas y de mentalidad- que irán ajustando el perfil del adolescente a la figura que hoy nos es familiar. La sociedad que hemos esbozado había visto pasar por sus tierras los ejércitos de los reyes y mesnadas de los señores feudales, había sido diezmada por la peste negra desde mediados del siglo XLV y padecido las consecuencias de un enfriamiento climáticos a finales del mismo siglo. Sin embargo, el tejido social descrito siguió, hasta el siglo XVII e incluso parte del XIX, encuadrando imperturbadamente la vida y la actividad de subsistencia de la gran mayoría de la población europea: una economía familiar centrada en la tierra y un ciclo vital determinado por la herencia y el matrimonio más bien tardíos. Muy lentamente, este panorama va a sufrir profundas transformaciones que gestaran la revolución industrial a finales del siglo XIX, estas son:

• Socioeconómicas

• Socio familiares

• De mentalidad

Existe una profunda conexión entre estos aspectos, así como una de sus consecuencias mas trascendentales en lo que atañe a la niñez y adolescencia: la idea de que su preparación

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