El día Que Acabó El Siglo XX

J.M. MARTÍN FONT

El día que acabo el siglo XX

La caída del muro de Berlín

Ana María Presencio Martínez

10/06/2012

INTRODUCCIÓN

No sería posible comprender muchos de los acontecimientos que suceden en nuestros días sin conocer lo que significo la caída del muro de Berlín, ya que Alemania forma una parte importantísima en el mundo occidental, es decir, en el mundo que nos rodea.

La historia que narra la monografía adquiere mayor importancia y realismo puesto que J.M Martí Font la vivió en directo y en primera persona la unificación alemana que marco el paso al siglo XXI.

El ensayo esta repleto de diversos ejemplos y anécdotas que le ocurrieron al periodista, lo cual te hace comprender un poco más de cerca el final de la famosa Guerra Fría.

Fue tan grande la sorpresa sobre la caída del muro, que pillo a todo el mundo desprevenido, sin ir más lejos, Martí Font fue uno de los primeros sorprendidos, ya que, este en un principio iba a ser corresponsal en Moscú, pues quizás en este lugar centro del comunismo sucedieran acontecimientos de mayor calibre. Sin embargo, y por casualidades de la vida este fue enviado a Bonn, y corrió con la suerte de que la historia se aceleró inesperadamente y el periodista pudo vivir en vivo y en directo el gran acontecimiento.

“El día que acabó el siglo XX”

El libro esta repleto de anécdotas y vivencias que le sucedieron al periodista a lo largo de su paso por la actual capital alemana, en ese entonces separa por el gran muro de Berlín, este llegó en la primavera del 89 sin ser consciente de lo que sucedería en los próximos meses.

Como bien se sabe, Berlín estaba dividida por medio de un gran muro, denominado “muro de la vergüenza” por los alemanes occidentales, este partía totalmente la ciudad, creando una línea que separaba la REPÚBLICA FEDERAL ALEMANA de la REPÚBLICA DEMOCRÁTICA ALEMANA (la cual solo tenía de democrática el nombre).

La única manera de cruzar al otro lado del muro era por medio de un visado de corta duración, ya que este caducaba en un periodo de tan solo 24 horas, y como le ocurría a la cenicienta, los turistas debían regresar antes de la media noche.

El punto legal de partida era el famoso CheckPointCharlie, sin embargo, Martí Font nos cuenta como en el año 1989 la población oriental comienza a descubrir nuevas facetas para realizar el viaje. La manera era muy sencilla, ya que desde la embajada de los “países amigos” la gente podía conseguir un pasaporte para poder entrar al paraíso, es decir, a la Alemania occidental. Es importante mencionar este hecho, ya que es una reseña importante del estado de desesperación de la gente, que tras 30 años de una insostenible situación la población buscaba una salida de aquel infierno de restricciones.

En el verano de 1989, la situación de la RDA era muy inestable económicamente hablando, sin embargo Erich Honecker, líder de la Alemania oriental, mantenía esta información bajo llave puesto que si los ciudadanos percibían esta situación sumada a la desesperación de muchos podría provocar un rápido final a su reinado.

Cuando esta situación económica comenzó a hacerse más notable, es cuando el éxodo empezó a hacerse cada vez más visible. El mecanismo legal era implacable, en la RFA, consideraban alemán a todo ciudadano, incluidos los de la parte oriental y los descendientes de los que una vez tuvieron que emigrar, por lo que la vía de salida sería la siguiente: pasar a Austria con dicho pasaporte y de ahí a la RFA.

A finales de Agosto ya eran 5000 las personas que habían aprovechado esta especie de vacío legal para poder escapar de aquella cárcel, pero esto no duraría mucho más, pues cuando se estima que unas 15 000 personas habían emigrado la RDA reaccionó y cerró fronteras con Hungría, pero aun así y pese a que estaban gastando sus últimos cartuchos, ya era demasiado tarde, dado que muchos ciudadanos optaron por ir a las embajadas de otros países como Austria y Varsovia.

Alemania occidental se encargo de recibir a sus nuevos inquilinos con mensajes de esperanza, de las bocas de los mayores cargos de la política, quizás, fue por ello que en octubre de 1989 ya eran más de 50000 personas las que habían votado con las pies, siendo esta una famosa expresión usada por Lenin.

La mayoría de emigrantes que llegaban a la RFA eran parejas jóvenes y bien formadas con ideales bien marcados y con muchas ganas de un cambio merecido, sin embargo, en muchas ocasiones estos jóvenes eran algo soñadores con respecto a su futuro. Estos fueron denominados como “traidores” y “elementos antisociales”.

Dada la grave situación que vivía el partido comunista Enrich Honecker tenía que hacer frente a la situación, sin embargo, el líder del partido no se encontraba bien de salud, puesto que ese mismo verano se le había estado tratando un cáncer de pulmón cada vez más avanzado. Honecker ocultaba su enfermedad a medias, es por ello que había cientos de rumores sobre lo que realmente le ocurría, quizás lo único que pretendía el líder era no demostrar debilidad.

Ese mismo octubre la RDA recibía la gran visita del líder soviético Gorbachov y a su esposa Raisa, este tuvo oportunidad de opinar sobre el éxodo defendiéndolo como “son cosas que pasan” a su vez se pudo dar un pequeño baño de multitudes donde la gente pudo pedir a gritos la deseada perestroika.

Poco después de este encuentro entre lideres y del fracaso que estaba teniendo el régimen comunista en Alemania daría como resultado el hundimiento de Honecker, su salida fue una conspiración desde lo más profundo de su partido ya que, fueron sus propios mentores los que lo defenestraron. En la cabeza de este movimiento de sabotaje estaba Erich Mielke, gran comisario político, y fue él también el que decidió nombrar a Egon Krenz como su sucesor.

Esta decisión no fue del todo acertada ya que este no era ni mucho menos un ídolo de masas, y además este había apoyado la solución china, por lo que no se hacia muy buena publicidad, y esto empeoraba el descontento

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