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El educando a traves del tiempo


Enviado por   •  1 de Septiembre de 2017  •  Documentos de Investigación  •  3.226 Palabras (13 Páginas)  •  147 Visitas

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Cambian los tiempos y las modalidades, pero la escuela tiene una función específica, para la cual fue pensada y creada: socializar, al educando, por vía del conocimiento. Desde su inicio, con mayor o menor sinceridad y coherencia, las escuelas han tratado de construir un conocimiento no dogmático ni arbitrario, aunque cada vez es más urgente erradicar de las prácticas las certezas dogmáticas que impiden pensar con otros.[1]

Es, entonces, a partir de esa mirada histórica que analizaremos aquellos personajes que tuvieron su lugar, su papel como actores principales de los distintos escenarios en los que se  gestó y consolidó el sistema educativo del que hoy somos partícipes.

El desafío es que el conocimiento escolar se construya con convicciones, con preguntas, con sensibilidad, con avidez de pensamiento. Esto supone revisar qué sucedió a lo largo del tiempo.

Cuando los Conquistadores, llegaron al Continente Americano, encontraron poblaciones aborígenes con muy distintos tipos de cultura. Desde las más rudimentarias y atrasada, propias de pueblos bárbaros, hasta las más complejas.

En los pueblos de cultura muy rudimentaria, no existió, en rigor, un sistema educativo. La educación, al igual que los pueblos primitivos, fue de carácter general y espontáneo y se efectuaba a través de la influencia inconsciente que los adultos ejercían sobre los niños y los adolescentes. Esta influencia hacía que el indígena fuera aprendiendo la manera de satisfacer las exigencias de la vida, construyendo y utilizando utensilios de madera, arcilla, piedra, etc. Y proporcionándose, por medio de la caza o de la pesca, los alimentos que le eran indispensables para vivir. Además, aprendía por imitación los poderes ocultos, que los que dependían de su bienestar.

Los pueblos aborígenes de cultura compleja, tuvieron una organización educativa. Se distinguía en dos períodos, el familiar, hasta los siete años estaba a cargo de la madre, teniendo a su cargo el cuidado directo del niño, lo iniciaba en los ritos religiosos y le inculcaba principios morales; y desde los siete a los dieciséis años, se desarrolla bajo la vigilancia del padre que lo iniciaba en la técnica y obligaciones de la vida adulta y en la vida económica del hogar, confiándole tareas de poca importancia y enseñándole el empleo de los utensilios domésticos. De los dieciséis a los veinte años se cumplía el segundo periodo de la educación, con la concurrencia del joven a las casas de instrucción, que eran escuelas populares donde los ancianos del clan se encargaban enseñarle el empleo de las armas las artes, los oficios, las tradiciones y las normas religiosas.

Los jóvenes que iban a dedicarse al sacerdocio después de cursar los estudios de la casa de instrucción, ingresaban una especie de seminario instalado en edificios especiales en el interior de los templos. Allí lo sacerdote los instruían especialmente en las creencias, los ritos y la moral y les enseñaban la escritura, el sistema numérico y a llevar crónicas, calendarios y registros las tribales.

 Las niñas recibían la misma instrucción que los varones y colaboran en las tareas de las sacerdotisas bordando telas y manteles para el culto, confeccionando vestiduras de plumas para los sacerdotes y manteniendo los fuegos sagrados. La disciplina era sumamente severa y los castigos eran brutales.[2]

Pero a pesar de sus distintas formas de desarrollar conocimientos, los colonizadores impusieron su cultura y educación española de forma severa, sin respetar la autóctona de los aborígenes. Todo ello implicó un enorme proceso educativo que articuló el mosaico de viejas culturas, dañadas por la acción destructiva de los conquistadores, con la cultura invasora.

Así como los europeos no conocían a los americanos, éstos nada sabían de la existencia de otros países allende los mares. Pero en su imaginario, invasores extraños y poderosos llegaban desde el cielo o desde los confines de la Tierra. Lamentablemente, no pudieron prever que tales personajes mitológicos se tornarían una cruda y tremenda realidad.

Los españoles se instauraron a sí mismos como los únicos con derecho a educar, tarea que identificaban con la evangelización. No solamente consideraban a la hispánica una cultura superior, sino la única formación digna de tal nombre.[3] Sentían que era un deber imponerse a los indígenas, como habían hecho con los moros y los judíos.

Los conquistadores y colonizadores no comprendieron que los indígenas eran sujetos distintos, con su propia historia, que eran otros. Los clasificaron dentro de sus propias escalas de valores y establecieron con ellos una situación de desigualdad.

Los indios que se dieran por enterados y aceptaran la situación tras la lectura, se liberarían de ser esclavizados, pero a quienes no lo hicieran se íes prometían tremendas penas para ellos y sus familias, además de la esclavitud. La relación pedagógica entre americanos y españoles fue una relación de dominación.

Los siglos XVI, XVII y XVIII fueron siglos de vaciamiento de América Latina: despojada de riquezas, de población, de culturas. Desde el punto de vista educacional, esta segunda etapa confirmó el derecho de los indios a ser considerados humanos y redactaron las Leyes de Indias, sin incluir una sola línea sobre la educación elemental. Establecieron las bases de un sistema bifurcado que llevó a las diferencias entre salvajes y civilizados.

Durante casi dos siglos los únicos establecimientos que proporcionaron educación pública fueron los ayuntamientos. Las escuelas para el pueblo enseñaban las primeras letras y evangelizaban, en tanto las universidades transmitían los saberes cultos.

Las instituciones educativas estaban constituidas por:

  • Escuelas pías: gratuitas y elementales, dependientes de las parroquias, dirigidas a la población indígena y mestiza.
  • Escuelas de los conventos: daban una enseñanza más avanzada que preparaba para ingresar a las universidades.
  • Escuelas de los ayuntamientos: dirigidas a la población pobre de los poblados y ciudades.[4]
  • Escuelas del rey: eran las antiguas escuelas de los jesuitas, que a partir de su expulsión fueron costeadas por los cabildos y los padres.
  • Escuelas particulares: maestros que enseñaban en su casa con autorización del Cabildo, generalmente a hijos de comerciantes y gente acomodada de las ciudades.
  • Universidades: San Marcos, Córdoba y Chuquisaca.

A mediados de 1777, comenzaron a arribar al continente, estudiantes, que se alojaban en casas de familia, cerca de las universidades.

En 1800, Mariano Moreno, arribó en Bueno Aires con ideales de libertad, el poseía mucho conocimiento de Rousseau, Montesquieu y Locke. Estudió en Chuquisaca, tenía esperanza de construir un país propio con ideas de progreso, libertad, igualdad y democracia.

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