El origen del uso del café
hsatflowEnsayo17 de Abril de 2015
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ORIGEN DEL CAFE
¿ De dónde viene la maravillosa planta, cantada por sus virtudes, exhaltada por poetas, requerida por sus cualidades y custodiada por hombres que, de civilización en civilización, hicieron lo imposible para hacerla llegar a lejanas tierras?
"Se dice que el nombre del precioso fruto proviene directamente del árabe "qahwat" que significa vino, o mejor bebida"...
..."Parece ser que el gato de Algalia, (de origen africano) uno de cuyos alimentos básicos era la cereza del café, fue un extraordinario propagador de la preciosa rubiácea cuyas simientes no digeridas eran la base de verdaderos bosques de cafetos"...
..."En efecto, fue un peregrino que desde la alta Abisinia a lo largo de un viaje prolongado, se dirigía a la sagrada ciudad de la meca para cumplir con el precepto primordial de su fe islamita, entre los años 1418 y 1424, el primero que llevó el café a Arabia".
"Del alto Egipto, de Abisinia y principalmente de Kaffa, es originario el árbol del café. Probablemente de este último lugar tomó su nombre. De Egipto fue llevado a Arabia, y como la calidad de los cafés de esta procedencia, y entre ellos los de Moka, gozaron desde un principio de fama universal, no es extraño se haya pensado que Arabia es la cuna de esta preciosa planta.
El origen del uso del café se pierde en la oscuridad de los tiempos. Se cuenta que las tribus nómades de Egipto y Abisinia se sostenían en sus largas migraciones con café. Del grano tostado, molido y mezclado con alguna grasa, formaban una especie de pasta o de pan, que servía de alimento. Tres porciones eran suficientes para el sostenimiento diario de un hombre. Más tarde el proceso de la preparación del grano convirtió aquel alimento en bebida, y su preparación desde entonces ha sido muy semejante a la actual.
En 1530 existían ya establecimientos públicos llamados cafés desde entonces. La aparición del grano al mercado público se verificó afines del siglo XVI, época en la cual los árabes lo vendían en las calles del Cairo.
De aquí pasó a Constantinopla en 1560; luego a Europa. Francia fue el primer país europeo que lo importó. El alto precio a como era necesario pagarlo (francos 140 la libra, o como si hoy dijéramos $ 28), hizo que su uso se limitara a la Corte y a la alta aristocracia.
De Francia pasó a Inglaterra. En Londres aparece en la primavera de 1562, por primera vez. El establecimiento de cafés tiene pleno éxito, y esta bebida tan agradable y sana comienza a hacer competencia a los estancos donde se venden bebidas alcohólicas.
Los importadores de café a Europa fueron los genoveses y los venecianos, quienes lo hicieron conocer en varios países.
Algún tiempo después de haberse usado en Europa, los holandeses lograron, en 1680, aclimatar la planta en algunas de sus posesiones, particularmente en Java y en Batavia, de donde pasó a Ceylán y a todas las Indias Occidentales. En 1719 algunas plantas fueron llevadas de Arabia a Amsterdam, y el Jardín Botánico de esa ciudad suministró al de Plantas de París algunos pocos ejemplares.
Nos encontramos aquí con un hecho interesante: a la América nos ha venido de Francia no solamente un caudal de ideas y de cultura, sino que también fue Francia quien envió a este continente la primera planta de café. Los hechos pasaron así: un profesor de Botánica del Jardín de plantas de París, Antoine Jussisú, confió al capitán de navío Desclieux tres maticas de café con el encargo de transportarlas a la Martinica. Dos de estas plantas murieron en la travesía, y la tercera pudo llegar a su destino, gracias al sacrificio que para salvarla realizó el capitán Desclieux. En efecto, habiéndose escaseado en la nave la provisión de agua dulce, y habiéndose limitado la ración diaria de los tripulantes, el capitán se privó de una parte de la suya para poder regar la preciosa planta. Bien pronto se multiplicó en la Martinica y pasó a Santo Domingo, Guadalupe y algunas otras islas de las Antillas"
LLEGA EL CAFE A COLOMBIA
Aunque el café se había cultivado comercialmente en las islas francesas del Caribe desde 1720, y más tarde fue bien conocido en Venezuela y Costa Rica, su introducción en Colombia fue singularmente tardía. Se cultivó primero en escala comercial en los valles de Cúcuta, habiendo sido introducido del vecino cantón de Venezuela, San Cristóbal, donde fue por mucho tiempo un artículo fácil de vender. De Santander del Norte su cultivo se extendió gradualmente hacia el sur, a lo largo de las vertientes de la cordillera de Bogotá, donde varios propietarios influyentes tuvieron un vivo interés en su adelantamiento. Pero todavía hasta 1890, la mitad del café que se exportaba de Colombia, salía del país por la vía de Cúcuta y el Lago de Maracaibo".
En su período inicial la expansión cafetera estuvo limitada a lo que entonces se conocía como el Estado de Santander, región productora de más del 50% del grano en el país.
La falta de una salida viable al Magdalena y en consecuencia las penosas y largas jornadas sin garantía de llegar a su destino en el río, obligó a Santander a una baja progresiva en la producción del grano, que para entonces se embarcaba en el Golfo de Maracaibo, sometido a los altos costos del transporte internacional.
Leyendas del café
Una de las más conocidas, por no decir la más famosa, es la de Kaldi, un pastorcillo del Yemen. No viendo llegar las cabras que estaba vigilando, decidió ir en su busca. Las encontró nerviosas y llenas de energía y, curioso de conocer la causa de su comportamiento, las siguió y vio que se sentían atraídas por los pequeños frutos rojos de un arbusto que crecía abundantemente en la zona. Decidió llevar estas «mágicas» bayas a un monasterio cercano, donde el abad, creyendo que eran obra del diablo, las arrojó al fuego. Las bayas empezaron a emanar un intenso aroma, por lo que las sacaron de las llamas. Como solían hacer con otros frutos, los monjes prepararon una tisana, la bebieron y constataron que lograba mantenerlos despiertos incluso durante las vigilias de oración. Poco tiempo después aprendieron a utilizar las distintas partes de la planta (hojas y bayas) para preparar la bebida negra y caliente que conocemos en la actualidad
Otra pequeña historia tiene como protagonista a Omar, conocido por sus dotes de sanador mediante la oración. El derviche, exiliado de su ciudad natal Mokha (Yemen) y recluido en una gruta en el desierto, estaba a punto de morir de hambre cuando vio unas bayas rojas, que brotaban en unos arbustos cercanos. Las recogió y, como le parecieron demasiado amargas y duras, las tostó y las puso a hervir. Después de beber el agua de la cocción se sintió revigorizado, y decidió ofrecérsela también a un viejo peregrino debilitado por el viaje, que reanudó milagrosamente el camino hacia su casa. Cuando la noticia de la curación llegó a Mokha, Omar fue invitado a volver a la ciudad con los máximos honore
Otra historia cuenta como el Arcángel Gabriel se presentó ante Mahoma para ayudarle a superar la improvisa enfermedad del sueño que había contraído. A punto de ser derrotado durante una discusión política, después de tomar unos sorbos de esta «infusión divina» no solo recuperó inmediatamente las fuerzas y la salud, sino que se sintió tan bien que fue capaz de desarzonar 40 hombres y de hacer felices a 40 mujeres.
Algunos estudiosos afirman que también era café la bebida amarga que Homero consideraba útil «contra los disgustos, los rencores y el recuerdo de los dolores» y que Helena añadió al vino para secar las lágrimas de los invitados en la mesa de Menelao.
“Es bueno para el desayuno”
VERDADERO. “Comenzar el día con un café nos da optimismo y energía. Además, gracias al efecto estimulante de la cafeína, nos ayuda a mejorar la concentración”, dijo la nutricionista Andrea Rochaix en un evento organizado por la Cámara Argentina del Café, al que asistió Entremujeres. También sería un aliado para quienes van al trabajo en auto. “Un estudio realizado en 2006 demostró que tomar una taza de esta infusión reducía el sueño y los errores al conducir”, agregó la especialista.
Mitos del cafe
“Con un cafecito alcanza”
FALSO. “Desayunar es algo más que tomar un té, café o mate: las infusiones no aportan prácticamente ningún nutriente”, alerta el doctor Adrián Cormillot en su libro La comida no engorda, ¿por qué engordamos nosotros? (editorial Planeta). “Idealmente, el desayuno debe incluir alimentos de al menos cuatro de los grupos básicos: lácteos, cereales, frutas, azúcares y grasas, pero eso puede ser difícil de lograr en una cultura como la nuestra. Lácteos y cereales – como el pan – no pueden faltar”, detalla.
“El café engorda”
FALSO. “Una taza de café aporta solo dos calorías”, explica Andrea Rochaix. “Aumenta la taza metabólica, por lo que nuestro cuerpo tiene mayor capacidad de quemar calorías, y estimula la termogénesis, que es otra manera de liberar energía. Además, como contribuye a generar sensación de saciedad, es un complemento en caso de necesitar controlar el peso”, agrega la nutricionista. Como novedad, cuenta que tiene “efecto prebiótico” (eso que está de moda en los yogures) que actúa como una fibra y estimula el funcionamiento del intestino.
“Puede producir celulitis”
VERDADERO. “Cuando hay predisposición, debemos estar alertas para que la celulitis no nos sorprenda. Es sumamente importante tener una vida sana, tomar mucho líquido, evitar los alimentos muy salados, los picantes y los embutidos. También el café,
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