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El papel de la ética en una sociedad plural

lpatricia0923Ensayo28 de Enero de 2017

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El papel de la ética en una sociedad plural.

Vivimos en una sociedad plural. Se oyen actualmente algunas interpretaciones según las cuales, lo que ocurriría en esa sociedad era que una parte de dirigentes católicos imponían su moral al pueblo. Lo que de verdad ocurría era que el pueblo que era creyente, tenía un sentido unánime de las soluciones moralmente aceptables y las que no lo eran.

Como todo pensamiento humano, esa búsqueda de soluciones éticas estaba sujeta a posibles errores: la subjetividad en cuanto a la valoración de la realidad, y el posible error en la aplicación de la razón. Pero ese era el fundamento para valorar éticamente las posibles soluciones a los problemas de la existencia: la observación de la realidad y la razón.

La aplicación de la razón a las realidades para buscar soluciones incorpora un elemento nuevo: la revelación Jesucristo. Esta ilumina la percepción de la realidad e ilumina la aplicación de la razón. La revelación en esa época era casi unánimemente aceptada. Esta es la base de la humanidad en cuanto a la valoración ética que caracterizo los periodos de cristiandad.

En la interpretación de la iluminación se utiliza para iluminar, para apoyar a la razón. Toda solución, incluso la más fundamentada en la revelación, deberán humanamente razonadas y razonables.

Actualmente existe un gran pluralismo en cuanto a las soluciones aportadas para los problemas humanos. En primer lugar, hay que decir que el pluralismo no implica un relativismo ético. Observamos que casi nadie hoy acepta el relativismo ético, según el cual lo que para unos pueda estar mal, para otros puede estar bien.

Hay diversos grupos apoyando distintas soluciones a los problemas del hombre no implica que exista un relativismo ético.

Un verdadero común denominador de la mayoría de las personas, es que reconocemos que hay soluciones y objetivamente están bien y soluciones que objetivamente están mal, aunque no nos pongamos de acuerdo en cuales. Sin embargo, queremos vivir en armonía y hemos elegido como mejor forma política una sociedad democrática.

Se postula a continuación que todos los planeamientos serán respetables, mientras estén de acuerdo con los mínimos éticos que la mayoría compartimos. Pasaríamos de fundamentarlos en la razón aplicada a la realidad para ahora fundamentarlos en el consejo de distintas opciones.

Son valores y tienen la probabilidad de ser beneficiosas para las personas, solo en la medida que suficientemente justificadas sobre la realidad y razonablemente argumentadas.

La frase: ¨ Tú piensas así, pero yo pienso de otra manera y ambas cosas son aceptables¨. Es mucho más constructivo el debate de observaciones y razonamientos.

Esto es lo que parece verdaderamente humano y socialmente constructivo. Esto es lo que verdaderamente edifica una civilización, la búsqueda conjunta y respetuosa de la verdad, no un consejo sobre posiciones aisladas y no razonadas. Si queremos convivir, debemos exigirnos mutuamente y autoexigirnos el razonamiento, fundamentado sobre la observación de la realidad.

Necesariamente, en la democracia que mayoritariamente aceptamos, debe ser el gobierno y el parlamento elegido popularmente que decida quien tiene la razón, si no es lo que se hace. Pero sus decisiones deben ser tomadas en un marco de un debate, que sobre la realidad y aplicando la razón, busque soluciones a los problemas que nos surgen. El pluralismo y la tolerancia jamás deben sustituir el debate por el ascenso.

El gobierno debe aceptar el sometimiento a la razón o caeremos en una democracia absolutista como las viejas monarquías o las tiranías del siglo XX.

La sustitución de la moral objetiva argumenta contra el sistema democrático que la razón no se decide por la mayoría, pero tampoco se decide por la opción de un hombre solo.

La mayoría democrática es un sistema como otro, probablemente mucho más justo que ningún otro, de elegir responsables para tomar decisiones que necesitan ser tomadas no de decidir quién tiene la razón.

La democracia es un método más justo de tomar decisiones, pero esto no garantiza que estas sean correctas ni justas. La democracia debe sustentarse en un auténtico y constante debate público de observaciones y razonamientos.

Ejemplos: ética en una sociedad pluralista

Muchas veces podemos notar en el debate sociopolítico y religioso cierto malestar por el hecho de que vivimos en el ámbito de una cultura pública que es plural. El malestar viene cuando hay un sector, sea político o religioso, que quiere imponer su visión de la ética, su concepto de la moral a todo el conjunto de la sociedad plural.

El problema es que la sociedad plural, en general y los cristianos de forma específica, tienen dificultades para aceptar legislación alguna que intente imponer una moral específica, para reconocer algún tipo de documento público ético que se pueda imponer desde la escuela o desde el Estado, aunque en el mundo se hable de la necesidad de una Ética Universal o de mínimos, pero tampoco la sociedad acepta que la iglesia, sea la católica o cualquiera otra, ejerza ningún tipo de magisterio ético que se pueda aplicar a toda la sociedad en su conjunto.

De ahí todas las polémicas entre las iglesias y los gobiernos laicos en temas morales, sean de moral sexual, en temas de familia como en el caso del matrimonio gay o en otros temas de la Asignatura Educación para la Ciudadanía.

El mal o el problema puede estar en que estamos mirando desde una óptica que no tiene en cuenta el hecho de la sociedad plural, la sociedad moralmente diversa. A las iglesias les gustaría que se legislara desde sus postulados religiosos y que el único parlamento ético fuera el del magisterio eclesiástico. Por otra parte, cuando desde los grupos religiosos se habla de que las competencias en cuestiones morales le corresponden a la familia, también, casi siempre desde estos ámbitos se está pensando en la familia cristiana. Pero la familia, en la sociedad plural, es también éticamente plural.

Los valores morales que emanan de la familia son plurales y tiene diversas vertientes éticas. Por tanto, habría que buscar formas de canalizar todas las vertientes morales y éticas que se dan en el debate público que respeten las características de la ética pública en una sociedad plural, para todos, sean creyentes o ateos.

Relativismo en la sociedad actual.

Relativismo moral como signo de garantía de la democracia política.

El ser humano afirmaba la existencia de lo absoluto que por su mismo existir reducía todo lo demás a la categoría de lo relativo.

La majestad del ser y su caída.

El ser entendía que se encontraba en todos los seres, pero al mismo tiempo la trascendía.

Las propiedades trascendentales del ser eran la verdad, la belleza y la bondad. En el orden epistemológico, implica que lo que es verdadero, bello y bueno, lo es, aunque el perceptor esté equivocado. El giro antropológico del pensamiento en la modernidad vino a conceder la prioridad al sujeto sobre el objeto. Importaba la realidad del yo más que la realidad del ello. En consecuencia, se hubo de pasar del reconocimiento de la verdad a la búsqueda de la certeza personal.  

Aunque las tres dimensiones estén íntimamente unidas, esta tercera dimensión del ser y la percepción personal del ser es la que más le interesa al campo ético. Si se extiende la mirada a los sistemas filosóficos circundantes, se podría observar que la modernidad ha optado por orientaciones que glorifican la autonomía personal. El ser humano se auto comprende como una libertad soberana, creadora de los valores mismos de la existencia humana.

A la hora de delimitar el ser y el sentido de estos valores, las alternativas podrían ser tres. Los valores éticos no serían otra cosa que simple proyecciones personales sobre la realidad que carece de toda cualidad originaria. También podrían ser concebidos como productos gratuitos de la libertad misma y, por tanto, arbitrarios hasta el absurdo. En tercer lugar, se reducirían a manifestaciones puntuales del comportamiento humano.

Del existencialismo a la postmodernidad.

Estas pretensiones características de la modernidad, han encontrado su reflejo histórico en diversas corrientes de pensamiento como el existencialismo y el pragmatismo.

  1. Existencialismo y libertad.

Una de las más conocidas es todavía hoy el existencialismo. Para muchos de los representantes del existencialismo, la libertad de ejercicio es la mayor afirmación de dignidad del ser humano. En realidad, lo que importa es actuar libremente, no importa tanto que es lo que se pueda y deba hacer en el ejercicio de la propia libertad.

  1. La verdad pragmática de Rorty.

En este contexto del pensamiento de Donald Davidson, según el filósofo contemporáneo que ofrece la mejor explicación de la objetividad y la verdad.

Es la nueva cultura que sabe que no se trata de alcanzar una supuesta verdad pre existente; verdad es lo que más nos conviene creer, sino que se trata básicamente de ir abriendo el pensamiento y el lenguaje a nuevas palabras, nuevos proyectos, nuevas ideas para así crear mayores espacios de libertad.

  1. La espontaneidad de la postmodernidad.  

Las diversas corrientes de pensamiento débil que han dado el agruparse bajo el denominativo común de la postmodernidad coinciden al menos en afirmar la insoportable levedad del ser.

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