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Etica Y Sociedad

tephani7 de Marzo de 2012

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La historia una huella imborrable, que influye en alto grado en las costumbres de una cultura y en la ética y moral que posean sus ciudadanos.

Muchos argumenta que cada persona es un ser moral y ético si desea, otros que según a la formación académica o intrafamiliar. La forma de entender las manifestaciones culturales es con la referencia de las normas. Cada uno de los tipos de manifestación están regidas por principios que avalan el logro de los objetivos; éstos a su vez se fundamentan en marcos ideológicos o teóricos; así la religión fundamenta la moral, la ideología fundamenta la ética y la Ley, la estética fundamenta la preceptiva, el mito fundamenta el ritual, la historia fundamenta la costumbre, entre otros.

En el aspecto práctico, al momento de haber Ley que rige las acciones, los comportamientos etico frente a la Ley podrían clasificarse en tres principales con todas las variables intermedias que se les ocurra. El primer comportamiento sería el aceptable, el que se apega por completo a lo que la ley exige; el tolerable sería aquél que se aparta de lo aceptable pero que no se considera una amenaza para la sociedad ni para las relaciones interpersonales; el intolerable sería aquél que se persigue por considerarse una amenaza para el bien común, aquí podríamos enumerar al pecado, el delito y a la revolución, todo esto generado por una historia que se mantiene latente hoy con sus injusticias marcadas.

Anteriormente dijimos que la base de la sociedad era su ideología; al interior de la sociedad bullen los tres tipos de comportamiento en relación dialéctica. Es más fácil de comprender esta relación si nos referimos a los extremos, los fundamentalismos, los fascismos, donde uno trata de aniquilar al otro pero totalmente: Capitalismo/comunismo, sería el más obvio.

La relación no siempre es tan drástica. La sociedad, como la cultura que es su producto, siempre se encuentra en movimiento constante. El cambio es cotidiano; uno de los ejemplos más patentes es el lenguaje, cambia todos los días por innumerables circunstancias; de tal manera que el español que se habla en España, en Argentina y en México ya no es el mismo, como tampoco es la misma forma de hablar en Veracruz, en Yucatán y en Torreón.

El lenguaje es un instrumento de uso cotidiano cuyas desviaciones se prestan más a la tolerancia, sobre todo cuando esa desviación se usa como vehículo de pertenencia en ciertos grupos sociales. El sublenguaje (el slang) sirve para definir lo que soy y para diferenciarme de lo que no soy. Son esos usos, y las influencias exteriores los que provocan los cambios de las formas de hablar todos los días. Son cambios imperceptibles que caen en la tolerancia.

Pero esto no es el único cambio cotidiano, en los usos y las costumbres también se da. No son variaciones drásticas sino muy paulatinas, imperceptibles. Nos vamos acostumbrando a ciertos comportamientos que anteriormente eran rechazados (el homosexualismo, por ejemplo) y que a medida que pasa el tiempo los vamos aceptando dentro de una normalidad. Esta apertura es la que hace evolucionar a las sociedades; pero también las puede hacer entrar en su ciclo decadente; esta apertura es la que transforma comportamientos normales del pasado (el uso de la crinolina en las mujeres) en comportamientos anormales de la actualidad, y viceversa (el uso del pantalón corto o de los bermudas en los jóvenes y en los hombres).

Existen, entonces, mínimas revoluciones cotidianas que provocan los cambios constantes y en un momento dado no nos damos cuenta de la transformación de las costumbres, de dónde fue su inicio, de cómo evolucionó. Alguno de esos cambios se vuelven intolerables y queremos resolverlos, para lo cual se hace necesario volver a definir la ideología que avale la norma que rige a la costumbre para recuperar la normalidad. Es éste el esfuerzo no se hace y los remedios

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