Epigrafes De Historia. Unidades De La 1 A La 6
ramonsanchez6 de Abril de 2012
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HISTORIA DE ESPAÑA
(2º de Bachillerato)
EPÍGRAFES CORRESPONDIENTES A LAS UNIDADES DIDÁCTICAS I a VIII
UNIDAD DIDÁCTICA I: LAS RAÍCES. LA HISPANIA ROMANA
1. El proceso de hominización de la Península Ibérica: nuevos hallazgos
El proceso de hominización se inició en África. Los ejemplares de mayor antigüedad, fechados hace 5 ó 6 millones de años, pertenecen a los llamados Australopithecus cuya evolución daría origen al Homo Habilis, primer homínido (grupo de especies del género homo) que evolucionaría en dos líneas, el denominado Homo Ergaster, que emigraría al continente europeo y el Homo Erectus que lo hizo a Asia durante el período del Paleolítico Inferior (entre 2 y 1 millón de años a.C.), el más antiguo de la Prehistoria.
Los primeros restos de homínidos encontrados en la Península Ibérica y en general en toda Europa, corresponden al Homo Antecesor, una evolución del Ergaster, fechado hace más de 800.000 años y hallados en la sierra de Atapuerca (Burgos). Se trata de un pequeño grupo de individuos (integrado por adultos y niños) que fabricaban utensilios líticos, con cantos unifaciales y bifaciales toscamente tallados y caminaban ya en posición bípeda. También en el mismo yacimiento castellano se han encontrado abundantes restos de esqueletos pertenecientes a otra especie datada hace medio millón de años, el Homo Heidelbergensis, considerado como especie de evolución entre el Antecesor y el Neandertal. Este género, que fabricaba utensilios bifaciales más evolucionados, también ha sido encontrado en otros lugares como las terrazas sedimentarias de los ríos (Manzanares, Tajo) o en la costa atlántica (Cádiz, Pontevedra). El control del fuego y el inicio del lenguaje articulado fueron fenómenos asociados con este período de la larga etapa paleolítica.
Durante el Paleolítico Medio (100.000-15000 a.C.) se desarrolló la existencia del Hombre de Neanderthal, especie cuyos primeros vestigios, a pesar de su actual denominación científica, se encontraron en Gibraltar. Otros testimonios peninsulares de su existencia se han encontrado en Bañolas (Gerona), Cueva del Pinar (Granada) o Cova Negra (Alicante). Estos seres fabricaban ya utensilios más perfeccionados y en menores superficies (microlitismo), como raederas, buriles o puntas de flecha, apareciendo, junto al trabajo en piedra, el trabajo sobre otros soportes (hueso, astas de animales). Sabemos también que realizaban rituales de enterramiento lo que implica una mayor complejidad social así como la presencia de preocupaciones de naturaleza espiritual. La especie se extinguió y no influyó en la evolución hacia el Homo Sapiens (incluso pudieron coexistir ambas especies en determinadas áreas y durante algún tiempo al final del Paleolítico medio).
En el Paleolítico Superior nos encontramos con el Homo Sapiens, especie ya con unas características físicas similares a las del hombre y la mujer actuales. Capaz de fabricar utensilios cada vez de menor tamaño y mayor sofisticación (azagayas, arpones, agujas). Las creencias religiosas debieron aumentar su complejidad, apareciendo las primeras manifestaciones artísticas centradas en el arte rupestre (pinturas localizadas en el área franco-cantábrica, en cuevas como las de Altamira en Santander o las de Tito Bustillo o Cándamo en Asturias), así como en relieves y esculturas.
En líneas generales, la vida de todos estos homínidos paleolíticos fue depredadora y nómada. Vivían de la recolección de frutos silvestres, de la caza y de la pesca, aun cuando evolucionaron tanto física como técnica y culturalmente a lo largo de las tres etapas paleolíticas.
2. Los pueblos prerromanos
La Península Ibérica durante el primer milenio antes de Cristo estuvo poblada por diferentes pueblos de procedencia y rasgos culturales diferentes. Unos eran de procedencia mediterránea: fenicios, cartagineses, griegos y, finalmente, romanos. Otros, autóctonos o de inserción más antigua en la Península, son los incluidos dentro del grupo de pueblos prerromanos.
Tartessos. Civilización localizada en el suroeste de la Península (área de las actuales provincias de Sevilla, Cádiz y Huelva). Bastante desarrollada, con un sistema político de monarquía hereditaria, una legislación y una economía basada en la explotación de su riqueza minera y en el comercio (sobre todo con los colonos fenicios). Poseían escritura y realizaban importantes labores de orfebrería de las que da cumplida muestra el Tesoro del Carambolo (conjunto de 21 piezas trabajadas en oro y encontradas en las inmediaciones de Sevilla). Hacia el siglo VI a.C., la civilización desapareció, no se sabe con certeza si como consecuencia de la presión expansiva de los cartagineses o de divisiones internas.
Iberos (turdetanos,basetanos…). Localizados en la zona mediterránea y por tanto en contacto con los pueblos mediterráneos colonizadores que impulsaron su desarrollo cultural. Se trata de diferentes pueblos, organizados a modo de ciudades-estado, con un sistema monárquico con asamblea y magistrados, una legislación, una sociedad jerarquizada (dividida en una elite propietaria, mercaderes, y esclavos) y una economía desarrollada sustentada sobre una agricultura mediterránea (cereales, vid y olivo), una explotación ganadera y minera y unas manufacturas textiles comercializadas hacia los colonos fenicios, griegos y cartagineses. Utilizaban moneda y conocían la escritura. Desarrollaron una importante actividad artística de las que son buenos ejemplos, la Dama de Elche, la Dama de Baza, o la Dama del Cerro de los Santos (todas ellas conservadas en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid),
Celtíberos. Esta es la denominación con que conocemos a un grupo de pueblos celtas diferentes asentados a lo largo del período que analizamos en la zona centro y oeste de la península (vacceos, lusitanos…). Su economía, esencialmente agrícola y ganadera, relegaba la actividad comercial a un segundo plano. Se trata de comunidades de estructura tribal que habitaban en pueblos fortificados. Algunos de ellos accedieron en etapas muy avanzadas del milenio a la moneda y a la escritura. Desarrollaron algunas manifestaciones artísticas destacando la cultura de los verracos, cuyo ejemplo más significativo son los Toros de Guisando (Ávila).
Celtas. Se localizaban en el norte peninsular (desde Galicia al Pirineo aragonés). Carecían de unidad política presentando una estructura tribal. Su economía se basaba en la ganadería, la agricultura y la pesca. Vivían en poblados fortificados destacando los castros en Galicia, poblados de casas circulares. 3
3. Las colonizaciones históricas: fenicios, griegos y cartagineses
A lo largo del primer milenio a.C. se produce la llegada a la Península Ibérica de determinados pueblos colonizadores procedentes de diferentes áreas del Mediterráneo, culturalmente muy superiores a los pueblos autóctonos. Fenicios, griegos y cartagineses llegaron en busca de metales (cobre, plata, oro) siendo su principal objetivo establecer enclaves de carácter comercial. Curiosamente existen discrepancias entre las fuentes escritas y los restos arqueológicos procedentes de estas civilizaciones que nos hablan de un número mayor de colonias y de fechas anteriores a las acreditadas por la investigación arqueológica.
Fenicios. Procedentes de Tiro (en los territorios del actual Líbano), vinieron con la idea de establecer enclaves en las rutas del cobre y el estaño (básicos para la elaboración del bronce). Su presencia está constatada a partir del siglo VIII a.C. Fundaron colonias como Gañir (Cádiz), Malaka (Málaga), Sexi (Almuñecar) y Abdera (Adra). Establecieron contactos comerciales con el reino de Tartesos intercambiando productos de lujo por metales preciosos.
Griegos. Llegaron al parecer en el siglo VII a.C. y pese a que las fuentes nos hablan de contactos con el reino de Tartesos en el sureste peninsular, las colonias griegas se localizan en la zona costera mediterránea siendo las principales Emporion (Ampurias) o Rhode (Rosas). No se ha podido constatar arqueológicamente la fundación de Hemroskopeiom (Denia). El comercio se basaba en el intercambio de cereales por manufacturas de lujo.
Cartagineses. Procedentes de Cartago (en el actual Túnez), irrumpieron con fuerza a partir del siglo VI a.C. fundando colonias como Ibusim (Ibiza) cuyo objetivo, al margen del comercial, era impedir el paso de los griegos hacia el sur peninsular. A partir del siglo III a.C. su vinculación con la península dejó de ser meramente comercial para cobrar un objetivo fundamentalmente militar, dirigido por la familia de los Barca que les llevaría a la ocupación de parte del sureste peninsular a partir de la fundación de Cartago Nova (Cartagena). El enfrentamiento con la República Romana (en el transcurso de la Segunda Guerra Púnica) pondría fin a la presencia cartaginesa en la península.
4. El proceso de romanización: el legado cultural
Podemos definir el fenómeno de la romanización como el proceso de asimilación e integración en las estructuras económicas, sociales, políticas
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