Este Nuevo Orbe

Elsa Cecilia Frost Este Nuevo Orbe

Universidad Nacional Autónoma de México

México 1996

Este nuevo orbe habla del providencialismo, que estuvo muy presente en los primeros evangelizadores franciscanos ya que tenían la visión de que la Europa cristiana estaba llegando a su fin y que América se prestaba para dar al cristianismo su verdadero sentido; Era una vuelta a la sencillez, tanto material como espiritual de los tiempos apostólicos.

Esto es lo que Frost ve precisamente en los fundadores de la provincia del Santo Evangelio es decir los franciscanos. Para mostrarlo se enfoca hacia los famosos doce apóstoles de esta orden sobre todo fray Martín de Valencia y fray Toribio de Benavente, alias Motolinía en náhuatl “el pobrecito”, por el cumplimiento de ese ideal franciscano de la pobreza que los indígenas veían en él de manera ejemplar y contrastando con la ambición de los conquistadores.

Cuando trata de los cronistas franciscanos del XVI recalca esta apreciación ya que varios de ellos se empeñaron en destacar ese alto ideal en los evangelizadores, de manera casi hagiográfica. Sobre todo el cronista fray Jerónimo de Mendieta, pero también Sahagún y Motolonía que ven en la idolatría de los indios la obra del demonio y la obligación de extirparla.

En cuanto a la defensa de la racionalidad de los indios, Frost junta a Las Casas y a Motolinía que en cierta medida eran contrarios, pero coincidían en esa defensa aunque con ideas muy distintas. Las Casas era más propicio a que se dejara al indio toda la libertad de escuchar la predicación, y Motolinía llegaba a hablar de obligarlo a escucharla.

Hubo, en ese espíritu de renovación, intentos de utopías, como la de Vasco de Quiroga, sin duda, pero también la del Colegio de Santa Cruz de Tlaltelolco de los franciscanos. La de Quiroga, más realista, duró más tiempo que la de los franciscanos, que a finales del siglo XVI reconocían que se había perdido toda.

En cuanto a esa utopía franciscana de Tlaltelolco, Elsa examina los libros que en ese colegio había fundado para la formación de los indígenas, dio frutos muy notables eran indígenas que sabían latín, filosofía y teología, y eso se debió a los buenos libros que tenían, a pesar de que esa utopía no prosperó.

Tiene un lugar importante Bartolomé de las Casas, el dominico que fue la conciencia de España en esa época. Ciertamente Las Casas fue el más decidido defensor de los indios ante los españoles, y el más radical, pues nadie como él señaló que la conquista había sido injus¬ta, y que lo único que quedaba era irse de América, después de restituir a los indios lo que se les había quitado.

Igualmente se trata a fray Alonso de la Veracruz, agustino que fue el introductor de la filosofía en Nueva España. Él fundó colegios en su provincia agustiniana, y los dotó de bibliotecas. Igualmente, fue uno de los primeros catedráticos en la recién fundada Universidad de México. Para ella escribió el primer curso de filosofía del Nuevo Mundo, que se editó en las prensas de Juan Pablos, en 1574-1577. Fue, por ello, el pionero del saber, misionero de la filosofía en estas nuevas tierras.

También se ventila el concepto del indio a finales del siglo XVI; en ello sobresale

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