Estructura Social
electronicomig16 de Febrero de 2014
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LA ESTRUCTURA SOCIAL SEGÚN KARL MARX Y MAX WEBER
Lic. Liliana López
A MODO DE INTRODUCCIÓN.
Autores como Marx y Weber son grandes impulsores para pensar el tiempo presente, para abordar diversos temas y cuestiones de interés sociológico, en tanto son referencias necesarias e indispensables que colocaron las piedras fundamentales para gran parte de los estudios posteriores en el campo de la ciencia social.
Es así como sus ideas resuenan hoy con distintos impactos y siguen presentes e influyendo en las sociedades actuales, son nuestros compañeros de ruta en la medida que nos muestran rupturas, fracturas, antagonismos, inauguran comprensiones y miradas sobre la realidad social.
Los modos diferenciales de explicación y de determinación de los fenómenos sociales ponen en juego sus concepciones de la sociedad y de la historia, como también del conocimiento. Con sus análisis Weber intenta refutar la explicación materialista de la historia, pretendiendo superar la interpretación marxista argumentando que el modelo que propone hace lugar a las interrelaciones entre economía, religión, política, estratificación, etc., a la vez, que no sustenta todo en el condicionamiento económico.
Por su parte, Marx designa la eficacia de una estructura sobre sus elementos e instancias que la componen y la existencia de una que es dominante sobre otra que está subordinada, es decir, privilegia la explicación de los fenómenos por la complejidad de las relaciones que el todo social adquiere.
Tanto Karl Marx como Max Weber son pensadores europeos modernos, más específicamente de origen alemán. El primero nació en 1818 en Tréveris, Prusia y fallece en Londres en 1883; mientras que Weber nació en el año 1864 en Erfurt, también de Prusia y murió en 1920 en la ciudad de Munich. Estos orígenes si bien los ubican en contextos socio-culturales similares, no deben ocultarse las diferencias que existen entre ellos, las que intentaremos ir mencionando.
De modo que nuestra propuesta es intentar analizar y describir específicamente cómo entienden dichos autores la estructura social, cuál es la dinámica que adquiere, qué dimensiones comprende para cada uno.
El interés por los temas enunciados surge, por un lado, con la intención de desplegar ejes teóricos que son importantes para quienes nos desempeñamos en el trabajo social y particularmente, intentar considerar las repercusiones que producen en la praxis concreta; y, por otro lado, desmenuzar las similitudes, las diferencias, las reformulaciones que realizan en su comprensión de la sociedad.
No obstante, es necesario resaltar que el análisis aquí previsto, será acotado, ya que no se tomarán todos los trabajos y las producciones de Marx y de Weber, sino básicamente los textos sugeridos por la cátedra.
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1.- KARL MARX.
La existencia humana requiere, “en primer lugar, beber, comer, disponer de vivienda, vestirse y otras cosas parecidas. El primer hecho histórico es, pues, la producción de los medios que permiten satisfacer estas necesidades, la producción de la vida material en sí... El segundo punto es que una vez satisfecha la primera necesidad, la acción de satisfacerla y el instrumento ya adquirido de esta satisfacción hacen surgir nuevas necesidades; y esta producción de nuevas necesidades es el primer hecho histórico” (Marx, 1968, p. 80).
Así Marx inicia su análisis partiendo de las necesidades materiales de los hombres y la producción de los medios de subsistencia para satisfacerlas. Producción que implica “una manera determinada de expresar su vida, un modo de vida definido. La manera en que los individuos expresan su vida refleja exactamente lo que son. Lo que son coincide, pues, con su producción, tanto con lo que producen como con la forma en que lo producen. Lo que son los individuos depende, pues, de las condiciones materiales de su producción” (Marx, 1968, p. 73 ss.).
El modo de vida material refleja lo que los hombres son, a la vez que ello dependerá de las condiciones materiales de su producción. Se toma así en cuenta la práctica material o la producción social de su vida, en tanto “hay un resultado material, una suma de fuerzas productivas, una relación con la naturaleza y entre los individuos históricamente creada y transmitida a cada generación por la que le precede, una masa de fuerzas de producción, de capitales y de circunstancias que, por un lado, la nueva generación modifica pero que, por otro lado, le dictan las propias condiciones de existencia y le imprimen un desarrollo determinado, un carácter específico. Muestra, pues, que las circunstancias hacen tanto al hombre como el hombre hace las circunstancias” (Marx, 1968, p. 74 ss.).
Esta explicación materialista de la formación y del desarrollo de la sociedad, ha sido presentada como una de las aportaciones centrales del pensamiento de Marx. La sociedad y su historia, al ser concebidas como el resultado de la actividad productiva, práctica del ser humano, encuentran en ello un elemento objetivo, material, mensurable.
En la producción social de su vida, los hombres entran en determinadas relaciones, necesarias e independientes de su voluntad, que son las que denomina como relaciones de producción. “El conjunto de estas relaciones de producción forma la estructura económica de la sociedad, la base real sobre la cual se levanta la superestructura jurídica y política y a la que corresponden determinadas formas de conciencia social. El modo de producción de la vida material determina el carácter general de los procesos de la vida social, política y espiritual. No es la conciencia del hombre lo que determina su ser, sino al contrario, su ser social lo que determina su conciencia” (Marx, 1968, p. 71).
El ser social que determina la conciencia se puede explicar “por las contradicciones de la vida material, por el conflicto entre las fuerzas productivas sociales y las relaciones de producción” (Marx, 1968, p. 72).
También nos dirá Marx, intentando explicar las formaciones sociales concretas e históricas, que: “Ninguna formación social desaparece antes de haberse desarrollado todas las fuerzas productivas que caben en su seno, y nunca aparecen nuevas y más elevadas relaciones de producción antes de que hayan madurado en el seno de la sociedad antigua las condiciones materiales de su existencia. Por esto la humanidad se propone siempre únicamente los objetivos que puede alcanzar, pues, bien miradas las cosas, estos objetivos sólo aparecen cuando ya existen o, por lo menos, se están gestando las condiciones materiales de su realización. En líneas generales, se pueden designar como otras tantas épocas de progreso en la formación económica de la sociedad el modo de producción asiático, el antiguo, el feudal y el burgués moderno” (Marx, 1968, p. 72).
Tal como lo menciona en el Manifiesto Comunista (2003, p. 29): “la moderna burguesía es, como lo fueron en su tiempo las otras clases, producto de un largo proceso histórico, fruto de una serie de transformaciones radicales operadas en el régimen de cambio y de producción.
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A cada etapa de avance recorrida por la burguesía corresponde una nueva etapa de progreso político”.
Para comprender mejor la complejidad de la estructura y de explicar los elementos o instancias que la componen, es necesario remitirse, en principio, a la estructura del modo de producción de una formación social específica. El “modo de producción” es el principal objeto teórico y la materia prima que Marx toma en “El Capital”, en cuya obra se centrará en abordar el modo de producción capitalista.
El modo de producción existe, en el mismo plano que muchos otros modos, nos dirá Balibar (1969, p. 229). Así distinguirá: los modos de cambio, los modos de circulación, los modos de consumo. Se trata entonces de la “determinación diferencial de formas”, definiendo un “modo”: “como un sistema de formas que representa un estado de la variación del conjunto de los elementos que necesariamente entran en el proceso considerado” (Balibar, 1969, p. 231).
En el modo de producción podemos distinguir una estructura con dos elementos constitutivos, lo que algunos autores denominan como infraestructura, la base, esto es: las fuerzas productivas y las relaciones de producción, entre los que se da un mutuo condicionamiento; y una superestructura en la que se pueden distinguir dos niveles: la superestructura jurídico-política, constituida por los instrumentos de control social y políticos correspondientes a las relaciones sociales de producción; y la superestructura ideológica, por la que se justifica el orden establecido al que le corresponde determinada forma de conciencia social. Ambas superestructuras están condicionadas por la estructura económica de la sociedad. Tal es así que: “al cambiar la base económica, se transforma más o menos rápidamente toda la inmensa superestructura erigida sobre ella” (Marx, 1968, p. 72).
Marx dirá: “Cualquiera que sean las formas sociales de la producción, los trabajadores y los medios de producción permanecen siempre como los factores... Para una producción cualquiera, se precisa su combinación. La manera especial en que actúa esta combinación es lo que distingue a las diferentes épocas económicas por las que ha pasado la estructura social” (citado por Balibar, 1969, p. 231 ss.).
Se resaltan aquí dos elementos en los modos de producción: la actividad del trabajador, es decir la fuerza de trabajo y los medios de producción
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