Evolución económica en España

Economía.

La historia económica de España se inició en el año 2000 a. C. cuando comienza a desarrollarse la cultura de los metales. Las primeras actividades comerciales en la península se dieron por los pueblos del Mediterráneo: los fenicios, los griegos y los cartagineses. Éstos pueblos crearon la primera moneda con el fin de facilitar las transacciones comerciales. Estas relaciones económicas empezaron aumentar en el año 1000 a. C., siendo el principal atractivo comercial de la península por sus recursos minerales. Estas civilizaciones crearon varias ciudades a lo largo de la costa mediterránea, como pueden ser Cádiz y Málaga por los fenicios, Ampurias y Dénia por los griegos y Alicante y Cartagena por los cartagineses. En esta en esta época se da una gran importancia a los cultivos de olivo y vid. Fueron los cartagineses quienes iniciaron una colonización hacia el interior con un carácter militar que finalmente facilitó la entrada en Roma en el siglo III a. C. Hablemos ahora de la economía de la Roma en la península. La conquista de España comenzó en el año 218 a.C. y se dio principalmente por el interés de Roma en extraer minerales de España, además de que Roma con su conquista tuvo acceso a las que eran las mejores tierras de todo el imperio. Durante todo todo el periodo de dominación romana la economía en España tuvo una gran expansión y la mayor parte de los territorios que ocupaban la península ibérica se transformaron en una economía mercantil desarrollada principalmente en el sur y favorecida por las nuevas infraestructuras y rutas comerciales que le habrían paso por los principales mercados del resto del imperio romano, y que difundieron el comercio a todos los ámbitos.

Mientras iba finalizando el periodo romano en la península su sistema económico iba cayendo y con ello la población y la vida económica, que se hizo más rural y aislada. Entraron así los visigodos en la península, los cuales tenían una economía basada en las actividades agrícolas y ganaderas, continuando así con la economía del imperio, ya que utilizaban los mismos cultivos, aunque introducirán algunos nuevos como el de la espinaca. Además de esto las grandes ciudades perdieron importancia, junto con el comercio y la minería. La circulación de la moneda también empezó a escasear y el único comercio con importancia era el de los

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productos de lujo de proveniencia mediterránea, que eran gestionados por mercaderes internacionales.

Tras los visigodos llegaron los musulmanes. Al-Andalus llegó a ocupar una gran parte de la península ibérica y su economía evolucionó para acabar siendo de carácter urbano, y durante la época del califato de Córdoba esta disfrutó de una gran prosperidad basada en una agricultura eficiente, destacando sus técnicas de riego, una artesanía muy diversa y un desarrollo importante del comercio que hacía de intermediaria entre Europa África y Oriente próximo. La prosperidad que trajo Al- Andalus a la península hizo que las mayores ciudades de Europa imitaran parte de su sistema.

La expansión militar de los reinos cristianos peninsulares sumado a su empuje económico y político y la fragmentación de Al-Andalus marcaron una nueva época. Económicamente el proceso de reconquista supuso la nueva explotación de nuevas tierras, lo que marcó el feudalismo Hispano. Durante esta época la agricultura tuvo un gran avance y la ganadería vivió también un auge que se dio por su mejor adaptación a la economía de guerra y la ausencia de mano de obra para los cultivos. Durante el siglo XVI la península vivió uno de los periodos más expansivos de su historia. Este crecimiento económico fue una prolongación de la reconquista y repoblación de la época medieval y hubo dos novedades que marcaron esta época. En primer lugar el motor de esta expansión se dio gracias al aumento de la producción agraria y de la población, ya que esto produjo una gran abundancia de tierras cultivables que hizo que la expansión agrícola fuera notable. En segundo lugar, las ciudades sufrieron un gran desarrollo gracias al empuje que tuvo la industria en el comercio y las actividades financieras. Castilla en esta época fue sin duda era la zona más dinámica. Éstos elementos acabaron traduciéndose en la expansión descubridora que habría posteriormente en América, con la búsqueda de especias y oro la explotación pesquera del norte de África y la ocupación de las Islas Canarias, que terminaron preparando el asalto del año 1492.

Un fenómeno apreciable en el siglo XVI fue la subida en los precios de los productos, llamada en muchas ocasiones “la primera Inflación” de la historia de España, la cual generó muchas revueltas. Esto se dio por la gran inversión militar que se llevó acabo en España a la espera de la llegada de los barcos procedentes de América, de los cuales esperaba una gran cantidad de plata y oro con lo que pretendían pagar toda esa deuda. Esto llevó al Estado español a prácticamente

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declararse en bancarrota, aunque finalmente con la llegada de esos barcos terminaron pagando dicha deuda. Esta plata fue la vía rápida y temporal capaz de compensar los fallos de la economía española de la época a términos generales , y nos brindó la posibilidad de sostener nuestras organizaciones para poder producir bienes de consumo. El problema se dio al darse cuenta de que está liquidez empezó a agotarse, y que además se agotaba a una velocidad increíble.

Durante la última mitad del siglo XVII la economía española se había transformado trascendentalmente de tal forma de que lo que se inició en esos años terminó siendo un modelo que se prolongaría hasta el siglo XX y que se caracterizaba por el empuje de las zonas periféricas del país frente a la anterior hegemonía castellana. Hacia el 1700 empiezan a marcarse unas diferencias muy claras entre las distintas áreas territoriales que explicarán posteriormente el desarrollo económico del país.

Tras la guerra de sucesión española Felipe V tuvo que enfrentarse a una situación muy crítica en la economía del país, teniendo que luchar contra la corrupción y creando nuevos impuestos que hacían más equitativa la carga fiscal. A través de los Decretos de Nueva Planta se logró racionalizar la organización fiscal de la corona de Aragón. Sin embargo, se fracasó al intentar hacer lo mismo en la de Castilla, con lo que desaparecía un obstáculo importante para la creación de un mercado único. Siguiendo con lo que comentaba anteriormente, los ingresos provenientes de América consiguieron que la deuda pública se quedará quedará casi en nada, y cabe darle importancia a la industria textil catalana, que tuvo una gran magnitud de desarrollo y que fue pionera en España. Durante el reinado de Carlos III se fundaron una serie de industrias de manufacturas de lujo.

Los inicios de la industrialización en España fueron complicados y esto se debía en primer lugar a la existencia de un mercado interior reducido y fragmentado. La razón fundamental de esto era la ausencia de medios de transporte durante todo el territorio. En segundo lugar, se debió a un déficit presupuestario permanente que condicionaba la política económica, forzando así la emisión masiva de deuda pública que se agravada por un sistema tributario incapaz de generar ingresos suficientes, y por último, había un problema en cuanto a la educación y la tecnología. La situación descrita provocó que la industrialización en España se produjera con retraso respecto al resto de Europa, aunque desde el comienzo del reinado de Isabel II esto se aceleró. La financiación exterior tuvo un papel fundamental en este proceso ya que no solo

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proporcionó recursos financieros, sino también adelantos técnicos que ya había por Europa y que todavía no habían llegado a nuestro país.

Ya entrado el siglo XIX, en España se empezó a ver una clara evolución hacia el proteccionismo. Los factores esta situación fueron, en primer lugar, la caída de la inversión extranjera, ligada a la crisis internacional. En segundo lugar, nos encontramos con una crisis agrícola del cereal, ya que al extenderse el cultivo en Estados Unidos y reducirse los costes de transportes marítimos, se hizo mucho más barato abastecer a las ciudades costeras españolas con alimentos traídos desde ahí, por lo que los cultivos aquí perdieron importancia. En tercer lugar, la industria textil catalana mencionada anteriormente tuvo dificultades debido a la debilidad del mercado y a una fuerte competencia exterior. De todos estos hechos nació una alianza de intereses entre los grupos industriales que mantenían unas ideas proteccionistas y esto ayudó a que dicho proteccionismo se instaurará en el país.

Pasemos a hablar ahora de la consolidación de la economía nacional que se da durante un proceso de extrema industrialización, dentro del contexto de proteccionismo económico y sus costes asociados. Como en todos los movimientos mencionados anteriormente, hubo una serie de factores que ayudaron a ese cambio. En este caso fueron, en primer lugar, la influencia de la primera guerra mundial, que pese a que España se declarara neutral, tuvo una importancia decisiva debido a la extraordinaria acumulación de capital que terminó permitiendo la “nacionalización” por parte de la por entonces creciente burguesía española. En segundo lugar, la entrada de capitales procedentes de la repatriación colonial, que permitió cubrir el descubierto de la balanza de pagos, y por ultimo, las exportaciones de hierro del País Vasco, que supusieron una fuente de financiación muy importante para la industria nacional.

La evolución del PIB

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