Evolución del franquismo en españa
celia ezquerroTrabajo12 de Diciembre de 2020
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Celia Ezquerro Ezquerro
Evolución del franquismo en España
(1936-1975)
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Índice
Marco histórico 4
El régimen franquista: “familias” y apoyos sociales 7
Etapas en la evolución del franquismo 8
El régimen franquista y el contexto internacional 9
Política económica y evolución de la economía 10
Oposición política al régimen franquista 11
La crisis final del franquismo 12
Alternativas políticas a la muerte de Franco 13
Conclusión 14
Bibliografía 14
Marco histórico
Contexto internacional de la Guerra Civil
La guerra de España fue un acontecimiento que dividió a gobernantes, medios de comunicación, opinión pública e intelectuales de todo el mundo. La opinión democrática progresista, los partidos obreros y la URSS estuvieron a favor de la República. Por el contrario, las fuerzas conservadoras de las democracias, los gobiernos fascistas (Italia y Alemania) o autoritarios (el Portugal de Oliveira) y la Iglesia católica estuvieron a favor de Franco. Tanto los sublevados como el gobierno de la República recurrieron al exterior para buscar apoyos. Los sublevados enviaron agentes a los países fascistas ya durante la preparación del golpe. El gobierno de la República pidió colaboración militar y política a las democracias europeas, pero Gran Bretaña impulsó la creación de un Comité de No Intervención con sede en Londres, al que se sumaron muchos países democráticos, como Francia.
La existencia de este comité no impidió que los dos bandos recibiesen ayuda exterior. Los sublevados fueron ayudados por las potencias fascistas. Italia aportó el mayor contingente (más de 70.000 soldados del Corpo Truppe Volontarie) y su apoyo fue muy importante en el paso del Estrecho o en las batallas de los alrededores de Madrid. Alemania, por su parte, envió sobre todo aviación (unos 600 aparatos); la Legión Cóndor probó su armamento en España y fue responsable, por ejemplo, del bombardeo de Guernica. También hubo pequeñas unidades de voluntarios fascistas de diversos países.
El gobierno de la República recibió la ayuda militar de la URSS a cambió de enviar las reservas de oro del Banco de España con el fin de hacer frente a los pagos. Los consejeros soviéticos desempeñaron un papel destacado en la organización de la guerra y ejercieron su influencia a través del Partido Comunista. Sin estos apoyos, la defensa de Madrid habría sido casi imposible. Además, la Komintern organizó el reclutamiento de 60.000 voluntarios: las Brigadas Internacionales. Eran personas de numerosos países, unidos por su común rechazo al fascismo, que permanecieron en España hasta 1938.
En definitiva, la Guerra Civil fue un elemento más de la escalada de tensiones internacionales del periodo, hasta ser considerada por muchos historiadores como un prólogo de la Segunda Guerra Mundial, que estallaría finalmente cinco meses después de terminada la contienda española.
Evolución de los dos bandos durante la guerra
El desarrollo de la Guerra civil se vio influido decisivamente por la distinta situación que se vivía en cada una de las retaguardias.
En la zona republicana, el gobierno republicano de José Giral tomó la decisión de entregar armas a las milicias de los partidos y sindicatos, disolver el ejército tradicional y los cuerpos. En julio de 1936 el poder del Estado se desmoronó y fue sustituido por organismos revolucionaros dispuestos a imponer un nuevo orden. De ese modo surgieron consejos, comités y juntas controladas por los milicianos que solo en algunos casos consiguieron una cierta coordinación regional (Aragón, Asturias). El elemento más significativo de la revolución social fue la colectivización de la gran propiedad industrial y agraria. Los empresarios y terratenientes huyeron al estallar la guerra o fueron detenidos y los trabajadores se pusieron al frente de las empresas. En los primeros meses de la guerra se desencadenó en la zona republicana una oleada de violencia y terror contra todo lo que pudiera tener relación con los sublevados. En parte se trataba de una manifestación de la lucha de clases, pero hubo también numerosos asesinatos de dirigentes o militantes de organizaciones conservadoras y presos políticos de derechas (José Antonio Primo de Rivera, Ramiro Ledesma, Ramiro de Maeztu). El otro gran objetivo de la violencia fue la Iglesia, identificada con el bando sublevado.
El 5 de septiembre de 1936, Francisco Largo Caballero constituyó un nuevo gobierno formado por republicanos, socialistas, comunistas e incluso ministros anarquistas. Sus objetivos eran recomponer el poder del Estado eliminando juntas y comités, dirigir la guerra militarizando las milicias de los partidos dentro del llamado Ejército Popular y garantizar la llegada de la ayuda soviética. Sin embargo, las diferencias no desaparecieron. Los anarquistas y los comunistas del POUM (trotskistas) insistían en afianzar las transformaciones revolucionarias, mientras que El PCE encabezaba la postura de que la revolución debía paralizarse para dar prioridad a la guerra. Los problemas estallaron en Barcelona a principios de mayo en 1937, los Hechos de Mayo. Hubo violentos combates saldados con unos doscientos muertos y finalmente los anarquistas fueron derrotados. Largo Caballero se vio obligado a dimitir.
El nuevo gobierno fue presidido por el también socialista Juan Negrín y en él los comunistas del PCE aumentaron su poder. Ni la CNT ni la UGT contaban con ministros. El objetivo único del gobierno era ahora ganar la guerra. Los últimos organismos revolucionarios fueron desmantelados. Sin embargo, las derrotas militares se sucedían y se intentó buscar una salida negociada a la guerra (los Trece Puntos), que Franco no aceptó. Negrín insistía en la necesidad de la resistencia militar, con la esperanza de que el inicio de la Segunda Guerra Mundial aligerara la presencia alemana e italiana en España y atrajera la ayuda de las democracias, pero la pérdida de Cataluña a comienzos de 1939 precipitó el exilio de los gobiernos de la República, Cataluña y el País Vasco.
En la zona sublevada, la muerte del general Sanjurjo provocó la creación en Burgos de la Junta de Defensa Nacional. Finalmente, en octubre los generales eligieron a Franco jefe del Alzamiento y se publicó un decreto que lo nombraba Jefe del Estado y Generalísimo de los Ejércitos. Franco desplegó una estrategia para consolidar su liderazgo. Inspirándose en el modelo de Estado fascista italiano y alemán, en abril de 1937 dictó el Decreto de Unificación por el que se creaba un partido único, el Movimiento, unificando a falangistas, carlistas y todas las demás fuerzas nacionales. El proceso de institucionalización del nuevo Estado franquista culminó en enero de 1938 con la formación del primer gobierno de Franco, compuesto por dirigentes del Movimiento y generales. En marzo de 1938 se aprobó la primera de las Leyes Fundamentales del nuevo régimen, el Fuero del Trabajo. El régimen se inspiraba en el fascismo, aunque defendía un modelo social basado en los valores tradicionales y en la tutela moral de la Iglesia católica En 1937 una Pastoral de los obispos dio su apoyo incondicional al bando franquista, declarando que la guerra era una cruzada.
Un medio fundamental para consolidar el poder político de los sublevados fue la represión. Esta tuvo un carácter sistemático, planificado y controlado por el Ejército, aunque fue ejecutada a menudo por las milicias de la Falange (los “paseos”). Sus objetivos eran políticos y militantes de las organizaciones de izquierdas y militares y funcionarios contrarios al alzamiento. Muchos fueron enterrados en fosas comunes sin constancia de su desaparición. También desaparecieron intelectuales y personajes públicos cercanos a la República o conocidos por sus ideas progresistas. El caso más conocido es el del poeta Federico García Lorca, asesinado en Granada.
Consecuencias de la Guerra Civil
La primera consecuencia de cualquier guerra es la muerte. El balance final de nuestra contienda supera ampliamente el medio millón de personas debido a los combates, la violencia política, las críticas condiciones de vida de la población civil y los bombardeos. La demografía quedó también marcada por la salida de población (más de 400.000) y por la brusca caída de la tasa de natalidad, muy apreciable en la pirámide de edades.
Mención detenida merece el alcance de la represión en ambos bandos, cuyas repercusiones van mucho más allá de la demografía. En los primeros meses de la guerra se desencadenó en la zona republicana una oleada de violencia y terror contra todo lo que pudiera tener relación con los sublevados. En parte se trataba de una manifestación de la lucha de clases, un ajuste de cuentas contra burguesía, propietarios y clases acomodadas en general, especialmente violento en las regiones donde la tensión social se había acumulado durante generaciones. Hubo también numerosos asesinatos de dirigentes o militantes de organizaciones conservadoras y los presos políticos de derechas (José Antonio Primo de Rivera, Ramiro Ledesma, Ramiro de Maeztu) fueron masacrados en las cárceles Modelo de Barcelona y de Madrid, estos últimos ejecutados en Paracuellos del Jarama. El tercer gran objetivo de la violencia fue la Iglesia, identificada con los dos grupos anteriores. Las acciones anticlericales derivaron en algunas zonas en una verdadera persecución religiosa. En el País Vasco, en cambio, no hubo persecuciones a la Iglesia debido al control ejercido por el PNV.
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