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Genocidio Ruanda

vidalenko5 de Mayo de 2013

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Antecedentes Históricos

Época pre-colonial

Durante el siglo XV, un cacicazgo consiguió incorporar a varios de sus vecinos estableciendo el Reino de Ruanda, el cual reinó sobre la mayoría del territorio que hoy es Ruanda. Aunque varios miembros de la etnia Hutu fuesen nobles, y una significante mezcla interétnica tuviese lugar, la mayoría de los hutus, quienes representaban alrededor del 85% de la población, eran mayoritariamente campesinos pobres, mientras que en general los reyes, conocidos como Mwamis, eran Tutsis.

Se cree que antes del siglo XIX, los Tutsis ostentaban el poder militar, mientras que los Hutus mantenían el sobrenatural. El consejo que asesoraba al Mwami, el abiiru era exclusivamente Hutu, lo que les otorgaba una importante influencia. Sin embargo, a lo largo del siglo XVIII, el abiiru sufrió una marginación paulatina.

A medida que los reyes fueron centralizando el poder y afianzando su autoridad, la distribución de la tierra paso a ser competencia real. El Rey otorgaría la tierra directamente entre individuos en vez de dejar que esta fuese heredada dentro cada linaje. Es importante señalar que muchos jefes de linajes eran Hutus, mientras que los jefes a los que el Mwami otorgaría la tierra serian Tutsis. La redistribución de tierras, promulgada entre 1860 y 1895 por el Mwami Rwanduburi, daría como resultado un sistema en el que los jefes Tutsis otorgarían a los Hutus el derecho de ocupar tierras a cambio de trabajarlas. Este sistema dejaría a los Hutus en una posición de inferioridad frente a unos jefes Tutsis que se convirtieron en sus señores feudales.

Bajo el reinado del Mwami Rwanbugiri, Ruanda se convertiría en un “estado” expansionista. Rwandbugiri no haría distinciones étnicas entre las nuevas poblaciones conquistadas, y se limitaría a denominarlas Hutus. De esta forma, el término Hutu se convirtió en ese periodo en una identidad trans-étnica asociada con la subyugación.

Época colonial

Ruanda fue colonizada Primero por el Imperio Alemán a finales del siglo XX. Los alemanes contribuirían al futuro de Ruanda con su fascinación con un método antropológico según el cual categorizaban las etnias que encontraban a partir de sus características, sobre todo físicas. De esta forma llegaron a una teoría según la cual el Tutsi, con su frente alargada, su delgada y larga nariz, su constitución enjuta y alta y sus refinados modales, no podía ser parte de la raza negroide, de la estirpe perdida de Cam que migró al África Central desde Etiopia. Los Hutus sin embargo, eran categorizados como simples de mente y “alegres”, poseedores de una negroide nariz plana y una frente ancha. Los alemanes creyeron percibir una superioridad genética de los Tutsis frente a los Hutus. Dedujeron que los Tutsis eran unos “blancos negros” con una ascendencia más cercana a los europeos.

Los belgas, que heredarían esta colonia al final de la Primera Guerra Mundial tras la derrota del Imperio Alemán. Asumieron la situación que encontraron al instalarse, y cedieron a los Tutsis la autoridad sobre la administración colonial, incluso en el noroeste donde un cacicazgo era controlado por agricultores Hutus más o menos sumiso a la dinastía real Tutsi. Esta elección fue alentada por la Sociedad de Naciones, quien consideraba que la situación heredada de la colonización alemana correspondía a un estado social multisecular, el cual ya no era.

A partir de ahora, los Tutsis serían los únicos con acceso a estudios y al gobierno, mientras que los Hutus y otras etnias minoritarias como los Twas acabarían relegados a actividades subalternas habituales de una población africana de la época.

Los belgas se propusieron convertir Ruanda en una colonia productiva. Introdujeron el café como cultivo básico y desarrollaron un sistema de trabajos forzados para producirlo. Cada campesino debería entregar un porcentaje de lo que obtuviese de sus campos de café, forzados tanto por belgas como por Tutsis. Este método sería condenado internacionalmente, y era extremadamente impopular en Ruanda. Cientos de miles de ruandeses migraron al vecino protectorado británico de Uganda, el cual era más rico y no se guiaba por estas políticas.

Siguiendo los pasos de los alemanes, los belgas acentuaron la división étnica entre Hutus y Tutsis. Debido al movimiento eugenésico de Europa y Estados Unidos, el gobierno colonial se mostró muy interesado en las diferencias étnicas entre Hutus y Tutsis. Los “científicos” que trabajaron en el lugar, estudiando y haciendo mediciones de la población local, continuaron con la teoría de la superioridad racial Tutsi frente a la Hutu. Los Tutsis empezaron a creer el mito su estatus racial y lo explotaron frente a la mayoría Hutu. Durante los años 20 del siglo XX, los etnólogos belgas analizaron a miles de ruandeses con unos métodos y unos criterios análogos a los que más tarde utilizaría el régimen nazi. En 1931, unas identidades étnicas fueron oficialmente reconocidas y en los documentos administrativos se detallaría sistemáticamente la etnicidad de cada persona. Cada ruandés tendría una carta de identidad étnica.

Hay que señalar que la historia que justifica la existencia de estas distinciones raciales fue escrita. No existen pruebas históricas, arqueológicas o incluso lingüísticas que confirmen la historia oficial. Las diferencias observadas entre Hutus y Tutsis podrían ser similares a las observadas entre las diferentes clases sociales de un país europeo como Francia en los años cincuenta. La forma en la que las personas se alimentaban explican gran parte de las diferencias: los Tutsis, criadores de ganado, tradicionalmente bebían más leche que los Hutus, quienes eran mayoritariamente agricultores.

La fragmentación territorial de los Hutus comenzó a preocupar al Mwami Yuhi IV, quien esperaba conseguir centralizar el suficiente poder para expulsar a los belgas. En 1931, los Tutsis conspiraron contra la administración belga, lo que resulto en la destitución del Tutsi Mwami Yuhi. Los Tutsis se armaron frente a los belgas, pero temiendo la superioridad militar belga, no desarrollaron una revuelta lo suficientemente amplia. Yuhi IV fue remplazado por Mutara III, otro Tutsi. En 1943 se convirtió en el primer Mwumi en convertirse al catolicismo.

Desde principios de los años 30, las denominaciones “Tutsi”, “Hutu” y “Twa” eran indicadas en los documentos de identidad. Sin embargo, a causa de la existencia de muchos Hutus ricos, que compartían el estatus financiero de los Tutsis, los belgas comenzaron a emplear un método de clasificación basado en el número de cabezas de ganado que cada persona poseía. Cualquiera con diez o más cabezas de ganado sería considerado miembro de la clase Tutsi.

La iglesia católica, principal educadora en Ruanda, aceptó y reforzó las distinciones entre Hutus y Tutsis. Desarrollaron un sistema separado para cada grupo, aunque a lo largo de los años 40 y 50, la gran mayoría de los estudiantes serian Tutsis.

Desestabilización

Tras la Segunda Guerra Mundial, Ruanda pasó a ser un territorio en fideicomiso de Naciones Unidas con Bélgica como autoridad administrativa. Las reformas emprendidas por los belgas durante los años 50 buscaban una democratización de las instituciones políticas, pero se encontraron con el obstáculo de los Tutsis tradicionalistas, quienes veían las reformas como una amenaza para la autoridad Tutsi.

A finales de los años 40, el rey Rudahigwa, un Tutsi con una visión democrática, había abolido el “ubuhake”, el sistema de redistribución de las tierras y el ganado. Pese a que la mayoría de las tierras de pastoreo seguirían bajo control Tutsi, los Hutus empezaron a sentirse más libres con respecto a la autoridad Tutsi. A través de las reformas, los tutsis dejaron de disfrutar de un control total sobre el ganado, la antigua forma de medir la riqueza y la posición social de una persona.

Bélgica introdujo un sistema electoral representativo para los ruandeses. Esto permitiría a los Hutus acceder al reparto de la riqueza en el país. De igual manera, la iglesia católica, que había ayudado a legitimar el sistema social y la dominación colonial, comenzó a oponerse al maltrato de que dispensaban los Tutsis a los Hutus y empezó a promover la igualdad. Sin embargo, la rivalidad entre los grupos se agudizo con la creación, por iniciativa belga, de varios partidos políticos sobre bases étnicas. Partidos políticos con tendencias antihutus, partidarios de la emancipación hutu o de tendencias antitutsis.

Conflictos e independencia

Durante la década de los 50 y 60, una ola de panafricanismo barrió el África Central. Apareció un fuerte sentimiento anticolonialista y se desarrolló la plataforma socialista de la Unión Africana e igualdad para todos los africanos.

Alentados por el panafricanismo, el resentimiento Hutu frente a los Tutsis aumentó. Los mandatos de las Naciones Unidas, la elite Tutsi y los colonos belgas no hicieron más que incrementar el malestar. Grégoire Kayibanda, fundador del PARMEHUTU, Partido del Movimiento de la Emancipación Hutu, lideró el movimiento por la emancipación. En 1957, escribió el “Manifiesto Hutu”. Su partido se convirtió rápidamente en un partido militarizado. Como reacción, en 1959 los Tutsis formaron el partido UNAR (Unión Nacional Ruandesa), que presionó por la inmediata independencia de Ruanda, que debería basarse en la existencia de una monarquía tutsi. Este partido también se militarizó. Empezaron a sucederse escaramuzas entre grupos

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