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Décimo aniversario del genocidio en Ruanda: La comunidad internacional fue cómplice


Enviado por   •  8 de Enero de 2013  •  Trabajos  •  1.000 Palabras (4 Páginas)  •  545 Visitas

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Décimo aniversario del genocidio en Ruanda: La comunidad internacional fue cómplice

Francisco Rey Marcos

Radio Nederland

Los días 6 y 7 de abril se cumple el décimo aniversario del inicio del brutal genocidio que asoló Ruanda, tras el derribo del avión en el que viajaba el Presidente del país, Juvenal Havyarimana. El asesinato del presidente y sus acompañantes fue el detonante que puso en marcha la maquinaria del horror, que se había estado preparando minuciosamente desde mucho tiempo antes. Los datos de la tragedia que vino después son de sobra conocidos: más 800.000 muertos; 100.000 niños huérfanos; más de 2 millones de refugiados (que permanecieron en diversos países, sobre todo el Congo, hasta 1997, y varias decenas de miles que aún continúan fuera del país); miles de personas, civiles en su mayor parte, que participaron directamente en las atrocidades; destrucción de la base económica del país.

La magnitud del genocidio, su crueldad y brutalidad, pero también la falta de respuesta, cuando no la complicidad, de la llamada comunidad internacional hicieron que Ruanda se convirtiera en un símbolo de algo que no puede repetirse, de una vergüenza que afecta a toda la humanidad y de la que hay que sacar las enseñanzas adecuadas para prevenir situaciones similares. Las Naciones Unidas, absolutamente desbordadas por la situación, no hicieron nada para impedir el genocidio, incluso negaron su existencia, y en varias ocasiones tanto el Secretario General de aquella época, Boutros Boutros-Gali, como el actual, Kofi Annan, han pedido disculpas al pueblo ruandés por la incapacidad del organismo internacional en aquella crisis. La propia figura y trayectoria personal del general canadiense Roméo Dallaire, que comandaba las fuerzas de paz de la ONU, es muy significativa de la impotencia del organismo y del aldabonazo que supuso el genocidio ruandés para la comunidad internacional. Tras varios años apartado del servicio, por motivos psicológicos y varios intentos de suicidio, Dallaire recoge en sus memorias, "Yo he dado la mano al diablo", todo el sentimiento de horror y la convicción de la falta de voluntad de la ONU para enfrentarse a la crisis. Lamentablemente, pese a los mea culpa entonados por los sucesivos Secretarios Generales de la ONU, no parece que institucionalmente se hayan incorporado planteamientos nuevos en su capacidad de respuesta, ni en el diseño mismo de las operaciones de paz. Las recomendaciones del llamado Informe Brahimi sobre la reforma de las operaciones de mantenimiento de la paz- publicado en el año 2000 y encargado precisamente tras el fiasco de la intervención en Somalia y las tragedias de Srebreniça y Ruanda- no están siendo tenidas en cuenta, a juzgar por las últimas decisiones en los casos de Liberia o Haití.

En países como Francia, el genocidio ruandés y el apoyo francés al régimen hutu que lo perpetró supuso un enorme revuelo político y de la opinión pública, lo que motivó la creación de una Comisión parlamentaria, que durante estos años ha investigado y demostrado el conocimiento y complicidad del ejército

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