Globalización: Contextualización Histórica Y Aproximación Al Concepto De Globalización
deztunniga28 de Abril de 2015
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Globalización: contextualización histórica y
aproximación al concepto de globalización.
Como punto de partida para este trabajo, me suscribo a la
afirmación de Manuel Castells de que al final del siglo XX, vivimos un raro
intervalo de la historia caracterizado por la transformación de nuestra
“cultura material” por obra de un nuevo paradigma tecnológico organizado
en torno a las tecnologías de la información.
La revolución de la tecnología de la información es un acontecimiento
histórico al menos tan importante como lo fue la Revolución industrial del
siglo XVIII, inductora de discontinuidad en la base material de la
economía, la sociedad y la cultura.
Para contextualizar el proceso de globalización que afecta a nuestra
sociedad en todos sus ámbitos, empezaré por subrayar que en las dos
últimas décadas, ha surgido una nueva economía a escala mundial,
informacional y global. Es informacional porque la productividad y
competitividad de las unidades o agentes de esta economía dependen
fundamentalmente de su capacidad para generar, procesar y aplicar con
eficacia la información basada en el conocimiento. Es global porque la
producción, el consumo y la circulación, así como sus componentes, están
organizados a escala global. Así, la productividad se genera y la
competitividad se ejerce por medio de una red global de interacción.
A comienzos de la década de 1970, tomaba forma la Revolución de la
tecnología de la información, coincidiendo con el periodo (1973-1993) de
disminución de la productividad de la economía industrial.
En este contexto histórico en el que rigen las reglas económicas del
capitalismo informacional las empresas y naciones son los agentes reales
del crecimiento económico. Las empresas no son motivadas por la
productividad, sino por la rentabilidad, para la cual la productividad y la
tecnología pueden ser medios importantes, pero no los únicos. La
rentabilidad y la competitividad son, pues, los determinantes reales de la
innovación tecnológica y el crecimiento de la productividad.
Durante los años ochenta hubo una inversión tecnológica masiva en la
infraestructura de las comunicaciones/información que hizo posible los
movimientos parejos de desregulación de los mercados y globalización del
capital. Las empresas e industrias afectadas por esa espectacular
transformación (microelectrónica, microinformática, las
telecomunicaciones, las instituciones financieras...) experimentaron un
aumento de la productividad y también de la rentabilidad.
Aparece, pues, una economía global, que es una economía con la
capacidad de funcionar como una unidad en tiempo real a escala
planetaria.. Las nuevas tecnologías permiten que los capitales vayan y
vengan entre economías en un tiempo muy corto, de modo que estos y los
ahorros junto con la inversión, están interconectados en todo el mundo.
Los mercados de bienes y servicios cada vez se globalizan más. La
estrategia que siguen tanto las grandes como las pequeñas firmas en la
economía informacional es vender donde pueden a lo largo de todo el
mundo, y en buena medida es así gracias a las nuevas tecnologías de
comunicación y transporte.
El dinamismo de los mercados internos depende en última instancia
de la capacidad de las empresas y redes de empresas nacionales para
competir en el ámbito global. La globalización de los mercados sólo ha sido
posible a finales del siglo XX debido a los cambios espectaculares de las
tecnologías de comunicación y transporte para la información, las
personas, los bienes y los servicios. Sin embargo, la mayor transformación
que subyace en el surgimiento de la economía global atañe a la gestión de
la producción y distribución y al proceso de producción en sí mismo. Los
segmentos dominantes de la mayoría de los sectores económicos se
organizan a escala mundial en sus procedimientos operativos reales,
formando una “ trama global”. Esta estructura industrial de trama se
extiende territorialmente por todo el mundo y su geometría cambia
continuamente en su conjunto y para cada unidad individual. En esta
estructura, el elemento más importante para que la estrategia de gestión
tenga éxito es situar una empresa de la trama de tal modo que obtenga
una ventaja comparativa en cuanto a su posición relativa. Se requiere una
forma de gestión muy flexible, que depende de la flexibilidad de la misma
empresa y del acceso a las tecnologías de comunicación y producción
apropiadas para ella.
Sin embargo, la economía internacional no ea aún global. Los
mercados se encuentran todavía lejos de la integración plena; los flujos de
capital están restringidos por los reglamentos monetarios y bancarios.
Existe una diferenciación regional de la economía global. Ésta no es
una economía planetaria, pues mientras que sus efectos alcanzan a todo el
planeta, su operación y estructura reales atañen sólo a segmentos de las
estructuras económicas, los países y las regiones, en proporciones que
varían según la posición particular de un país o región en la división
internacional del trabajo.
En esta transición del industrialismo al informacionalismo operan una
serie de tendencias: la primera es la transición de la producción en serie a
la producción flexible, o del “fordismo” al “postfordismo” . Una segunda es
la crisis de las grandes empresas y la elasticidad de las firmas pequeñas y
medianas como agentes de innovación y fuentes de creación de puestos de
trabajo. Una tercera tendencia atañe a los nuevos métodos de gestión,
originados en su mayoría en empresas japonesas. Aparece así el
“tayotismo” , fórmula adaptada a la economía global y al sistema de
producción flexible.
La tecnología de la información en redes dio un salto cuántico a
comienzos de los años noventa por la convergencia de tres tendencias: la
digitalización de la red de telecomunicaciones, el desarrollo de la
transmisión de banda ancha y el aumento espectacular del rendimiento de
los ordenadores conectados por la red, rendimiento que a su
vez estuvo determinado por los avances tecnológicos de la
microelectrónica y el software.
El sector más crítico con el proceso de globalización la define como un
discurso poderoso, una “idea matriz” . Es el arma principal de las luchas
contra las adquisiciones del Estado del bienestar. Se ofrecen como
modelos a los trabajadores europeos países donde el salario mínimo no
existe, y en nombre de semejante modelo se impone la flexibilidad, clave
del liberalismo. Este concepto de globalización encierra los viejos sueños
patronales, así, el neoliberalismo recupera, arropadas con un mensaje muy
elegante y muy moderno, las más rancias ideas de la más rancia patronal.
El mito de la “mundialización”, en boca de autores como Pierre
Bourdieu, tiene como función hacer aceptable una restauración, un retorno
a un capitalismo salvaje, pero racionalizado y cínico.
En suma, para este sector crítico, la globalización no es una
homogeneización, sino la extensión de la influencia de un pequeño número
de naciones dominantes sobre el conjunto de los mercados financiero
nacionales.
Cómo afecta la globalización sobre la sociedad
y el sujeto.
Si bien la reestructuración del capitalismo y la difusión del
informacionalismo fueron procesos inseparables, a escala global, las
sociedades reaccionaron de forma diferente ante ellos, según la
especificidad de su historia, cultura e instituciones. Todas las sociedades
están afectadas por el capitalismo y el informacionalismo, y muchas de
ellas ya son informacionales, aunque de tipos diferentes en escenarios
distintos y con expresiones culturales e institucionales específicas.
Es imprescindible aquí la afirmación de la identidad. Las relaciones
sociales se definen frente a las otras en virtud de aquellos atributos
culturales que especifican la identidad. Nos encontramos ante un mundo
donde disminuye el espacio para los analfabetos informáticos, para los
grupos que no consumen y para los territorios infracomunicados. Cuando la
Red desconecta al Yo, el Yo, individual o colectivo, construye un
significado sin la referencia instrumental global: el proceso de
desconexión se vuelve recíproco,
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