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Historia De CHile


Enviado por   •  24 de Julio de 2011  •  3.447 Palabras (14 Páginas)  •  924 Visitas

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La historia de la pobreza en Chile

El Instituto de Chile publica en sus “Anales” una profunda investigación académica sobre el tema, ad portas del Bicentenario. Un estudio que abarca desde el siglo XVI al siglo XX, y un cuadro de múltiples rostros: desde la política a la religión, una herida que no se cierra.

por Juan Antonio Muñoz H.

Fue concluido el primero de los tres volúmenes de los Anales del Instituto de Chile dedicados al tema de la pobreza. Catorce monografías, distribuidas en tres secciones, cuya característica común “es el rasgo introductorio y general de este asunto en el país”, según explica José Luis Cea, presidente de la Academia Chilena de Ciencias Sociales, Políticas y Morales.

La idea de la comisión editora es dedicar los “Anales” al examen de los principales problemas de la sociedad chilena, pensando en la necesidad de resolverlos en la perspectiva del Bicentenario de la Independencia nacional. “Fuimos así, uno tras otro, recorriendo el pretérito de nuestra trayectoria republicana, constatando el esfuerzo, público y privado, que desde temprano se advirtió por resolver un dilema tan grave y apremiante. Pero comprobamos también que la pobreza existe y, en sus variados aspectos o manifestaciones, probablemente se ha agudizado”, dice Cea.

La comisión editora coincidió en que la pobreza es, al menos, susceptible de ser concebida con el rasgo de voluntaria, es decir, de una decisión personal de asumirla como perfeccionamiento ético, religioso y de solidaridad con el sufrimiento de los indigentes y menesterosos y, además, con el carácter de pobreza socioeconómica, o sea, impuesta e incontrolable por la carencia de los medios indispensables para vivir y convivir dignamente en cuanto ser humano. “De esta última faceta es parte la pobreza sociocultural, cuyas expresiones más notorias son la discriminación en jóvenes, mujeres y personas de la tercera edad, la marginalidad de los migrantes, el olvido de los enfermos incurables o el desamparo de miles de familias que coexisten en clima de inseguridad por flagelos como la droga, la violencia y la impunidad”.

Se decidió entonces invitar a quienes se consideró como los especialistas(*) más prestigiados de Chile, quienes, en las 559 páginas de este tomo, develan los rasgos que ha tenido la pobreza y su desarrollo en la vida de Chile, esperando que el conocimiento exhaustivo de sus múltiples factores y características permita acceder a alternativas de solución.

“Propugnamos mantener la fe en la libertad y en la igualdad, pero apuntamos, directa y enfáticamente, a la vigencia del principio de solidaridad, tan olvidado y sin el cual la democracia contemporánea nunca llegará a ser cabal”, escribe Cea.

El Mercurio ofrece aquí un viaje por algunos de los conceptos vertidos por los especialistas al revisar la expansión de la pobreza desde siglo XVI hasta nuestros días. Un cuadro de múltiples rostros, que documenta cómo la sociedad se ha ocupado y preocupado del problema. Desde la política al arte, traspasados por una herida que no se cierra.

En el Chile Indiano

Pobres, rústicos, huérfanos, viudas, enfermos y ancianos se contaban entre las personas particularmente favorecidas por la corona en razón de sus carencias, particularmente a la hora de combatir judicialmente con otros que se encontraban en mejor situación económica y de influencias. El concepto de miserable fue frecuentemente extendido o acotado por los autores, en cuanto a las personas que abarcaba, toda vez que, como se ha visto, no existía una definición precisa al respecto. Por ejemplo, en lo tocante a viudas, algunos autores consideraron tales a las que, aunque no hubiesen estado casadas, tuviesen una edad superior a los cincuenta años. En general, eran considerados miserables los ya mencionados, aunque, en definitiva, la determinación de la calidad de la persona miserable quedó entregada al criterio del juez, según nos lo recuerda Juan de Solórzano y Pereira. Pero, sin duda, una de las materias en que más fuerza se hizo a su conceptualización fue la de haber incluido en ella a los indios del común.

Casa de Recogidas

A consecuencia de una solicitud de la Real Audiencia, de 1704, el monarca autorizó, el 10 de septiembre de 1707, la fábrica, esto es, la edificación, de una casa para recoger a las ‘mujeres de mal vivir’.

Sólo comenzó a funcionar la Casa de Recogidas de Santiago en enero de 1734, disponiéndose para su sustento dos mil pesos que se sacarían del ramo de balanza. Quedó ubicada aledaña al cerro Santa Lucía, en un sitio cedido por el cabildo de Santiago, en el lugar que hoy ocupa la Plaza Vicuña Mackenna, lo que hacía que frecuentemente huyeran las asiladas o recibieran la visita de algún pretendiente a través del referido promontorio.

Huachos

Diversos factores contribuyeron a la proliferación de niños vagos en las ciudades y villorrios de Chile. Por una parte, la Guerra de Arauco dejó muchos huérfanos de padres al haber éstos fallecido en la lucha con los indígenas. Por otra parte, tras el Desastre de Curalaba de fines del siglo XVI, quedó un número no despreciable de huérfanos que fueron rescatados desde las tierras caídas en manos mapuches. A lo anterior, hay que agregar el mestizaje, que produjo números importantes de hijos de uniones ilegítimas y ocasionales entre españoles e indias. Los frutos de estas uniones no pertenecían propiamente ni al grupo indígena ni al español, siendo mirados con desconfianza por ambos sectores, lo que daba pie para su vagabundaje. Estos “mestizos de segundo orden”, como alguna vez se los denominó, daban origen, a su vez, a nuevos hijos “huachos” que quedaban diseminados por las extensiones del reino, sin familia a la que adherirse establemente.

Casa de Huérfanos

El tan necesitado asilo de huérfanos recibió, en 1758, el empuje tesonero de Juan Nicolás de Aguirre, marqués de Montepío, quien donó al efecto la manzana comprendida entre las calles de las Agustinas, de la Moneda Vieja (Huérfanos), de las Cenizas (San Martín) y del Baratillo (Tucapel Jiménez, ex Manuel Rodríguez). El objeto de la institución era el albergue de pobres, expósitos y “mujeres arrepentidas”, no obstante ser su denominación la de Casa de Huérfanos.

Montepíos

El sistema de montepíos se inició para favorecer a las viudas, huérfanos y madres viudas

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