Historia De La Etica
laloreloxx15 de Septiembre de 2014
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HISTORIA DE LA ÉTICA
LA ACTUACIÓN HUMANA EN LA PREHISTORIA
Normalmente todos los libros de ética y moral empiezan hablando de los
"Griegos". Tienen razón. Los griegos fueron el primer pueblo que desarrolló
una reflexión sistemática sobre la mayoría de las cosas que abarcaba su
experiencia. Pero eso no indica que el hombre no se haya preocupado de su
conducta en épocas anteriores.
Hasta la llegada de los griegos, los problemas teóricos eran resueltos a través
de una orientación mítica. Los dioses dieron una "razonable" respuesta a
problemas muy básicos y por lo tanto muy acuciantes. Había que explicar
cosas como la muerte, la enfermedad, el trabajo, el sexo, la comida, las
relaciones de obediencia, etc. Pero existían los problemas prácticos también.
El hombre se preguntó desde el principio qué debía hacer y qué no debía
hacer. En ese sentido el problema moral ha existido siempre. Sucede, sin
embargo, que de los primeros períodos de la humanidad (Paleolítico, Neolítico)
no tenemos documentos escritos, no tenemos historia. Por eso los libros de
moral no nos hablan de aquellos hombres y de sus problemas. Sin embargo tú
sabes que es la parte más extensa de la vida de la humanidad.
EL PALEOLÍTICO Y LA MORAL
Nuestros lejanos antepasados del Paleolítico se enfrentaron con el tremendo
problema de la subsistencia. No eran un grupo fuertemente armado por la
naturaleza. Poco fuertes, menos orientados por los instintos que los animales,
estaban en una situación competitiva con ellos bastante poco brillante. Pero la
baza ganadora del hombre estaba justo en su propia debilidad. Poco
especificado para algo, estaba sin embargo, muy bien dotado para aceptar los
problemas y resolverlos... tenía inteligencia, como forma de compensar lo que
le faltaba en otros terrenos. Esa inteligencia le llevó a la adopción de una
segunda naturaleza: Rituales, normas, definición de intereses, acción solidaria.
No podemos desarrollar mucho estos temas, pero el hombre fue poco a poco
dominando a la naturaleza y a los animales precisamente por su capacidad
normativa, moral.
Nos podemos preguntar qué clase de normativa puso al hombre en disposición
de sobrevivir, y la respuesta no es difícil: la derivada del comportamiento
grupal y solidario. Ese tipo de comportamiento tuvo que desembocar en
normas concretas de caza, reparto, búsqueda de terrenos, etc. Por supuesto
que nadie elaboró teorías sobre ese comportamiento, pero está muy clara su
relación con los mitos del grupo y con la vertiente práctica de su actividad.
El segundo origen de normativa que podemos deducir es la vivencia de la
naturaleza como fuente e impedimento de la supervivencia. El Paleolítico fue
un sistema depredador y convirtió al hombre en el depredador por excelencia.
Miles de años han ahormado al hombre, y le han hecho ser, por una parte, el
"enemigo" de la propia naturaleza, y por otra, su criatura. El hombre es parte
de la naturaleza, y ella se le presenta como una prolongación suya que le
permite, como ya notaba Marx, vivir, ofreciéndole sus alimentos, sus viandas.
Pero la naturaleza también se resiste a la acción humana, hace de la vida del
hombre una carrera de obstáculos. La naturaleza se convirtió en enemiga y
aliada. Eso empezó muy pronto, como supondrás, y continúa así desde
entonces.
Esa actividad de acomodación y búsqueda de alimentos a que obligaba la
naturaleza, trajo sin duda normas concretas de actuación, emanadas por la
necesidad depredadora y sancionadas por algún poder mítico: Normas de
caza, normas de reparto, normas de eliminación de algún elemento
considerado nocivo o inútil. También la fabricación de herramientas, como
prolongación del cuerpo, necesitó de normas: el arco, el propulsor, el hacha,
las primeras trampas, etc. Pero, además, se necesitaron normas precisas y
obedecidas a rajatabla para conseguir que todo el grupo fuera efectivo en la
caza, más aún, cuando era la comida la que estaba en juego.
Cocinar necesita de una colaboración reglada igualmente precisa. Cómo
repartir el terreno de caza con otros grupos necesita de unas imposiciones
posiblemente derivadas de la fuerza y de la habilidad.
Todo este conjunto de necesidades, produjo una serie de Rituales, con los que
se procuraron la efectividad bondadosa de sus mitos y, al mismo tiempo, se
dotaron de una serie de reglas de actuación que les llevó a tomar medidas
conjuntas y eficaces. Debía estar muy claro lo permitido y lo que nunca debía
hacerse (Tabú). De las dos cosas dependía la primera subsistencia de la
humanidad.
En cierto sentido el hombre empezó a ser moral pero no todavía ético.
EL NEOLÍTICO COMO REVOLUCIÓN PRÁCTICA
El Neolítico es un concepto útil como representación del final de la vida
cazadora y la aparición de la práctica agrícola por buena parte de Asia, Europa
y norte de África. Más que encuadrarla en una fecha determinada, es
interesante notar cómo el cambio de soluciones en el problema de la
subsistencia cambió también la conducta humana.
La solución depredadora del Paleolítico ayudó a "tirar para adelante" pero no
podía ser una verdadera solución a la larga. Si le quitas los alimentos al
frigorífico, y no se lo repones, por despacio que lo hagas, llegará un día que al
abrir la puerta te encontrarás con todo el problema sin resolver. No es que la
tierra sea como un frigorífico, pero la primera respuesta humana lo percibió de
esa manera.
La agricultura supuso reponer lo que se quitaba. La ganadería también. Pero
esa solución alteró la conducta, las normas, los comportamientos. Vigilar al
ganado y cuidar las sementeras obligó al sedentarismo a marcar la
territorialidad de otra forma, no sólo como terreno de caza, sino como
residencia e identificación.
El Neolítico trajo también una división del trabajo. Ya no sería el grupo
desplazándose detrás del alimento el que organizaba la vida humana, sino que
el grupo se desgajó en partes. Hay quien marchaba a la caza y quien se
quedaba vigilando y al cuidado de los menos fuertes y hábiles. Empieza la
división del trabajo, la división sexual y la controvertida existencia de un posible
matriarcado como organización social.
La sedentarización creó la sensación de vecindad y de producción. Esto
proporcionó al neolítico un carácter bastante pacífico, más preocupado por los
ataques de los animales que de los hombres. La ausencia de utensilios
guerreros en el mobiliario fúnebre y la existencia de fosas y vallas en los
asentamientos neolíticos parecen demostrarlo. Otra variación consistió en el
mayor protagonismo femenino. Generalmente se piensa que la mujer está
ligada a la invención de la agricultura, la alfarería (hay que guardar para el
mañana) a las artes de hilar y de tejer. Es posible que el hombre siguiera
siendo el primitivo depredador dedicado a la caza, pero también asumió las
tareas de pulimentar hachas, azadas, cuidar el ganado.
Una vida así de sedentaria y dividida exigió unas normas para su regulación
social. Más disputas, más problemas de reparto, más trabajo especializado,
exigió una mayor organización práctica posiblemente apoyada en el acuerdo
común.
LAS PRIMERAS CIVILIZACIONES Y LA MORAL TEOCRÁTICA
Con el avance del uso de los metales y la aparición del comercio, surgió un
nuevo marco para las conductas. Son las Primeras Civilizaciones, con el
protagonismo de las ciudades que pueden terminar formando imperios.
Podemos empezar recordando las ciudades-estado de Sumer, la civilización
del valle del Indo, China, Egipto, Assur, Creta, etc. etc.
Todo se ha hecho más complejo. La introducción de los metales exigió una
división mayor del trabajo y una especialización cada vez más intensa. Existió
en todas partes una especie de pirámide social que separaba verticalmente a
las clases sociales. Parte desde la esclavitud, más importante en
Mesopotamia, menos en Egipto, hasta el vértice representado por el Rey
considerado como Dios, o representante directo divino. Naturalmente en medio
existían artesanos, herreros, alfareros, carpinteros, tenderos, comerciantes.
Ese esquema
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