Historia De La Salud Mental En México
psicguadalupesaa11 de Marzo de 2013
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Historia de la Salud Mental en México
Hablar de la salud mental en México requiere realizar un recorrido histórico acerca del tema que se remonta a la época prehispánica, y en general a la historia del país. Sin embargo la historia moderna de la psiquiatría en México ha tenido un desarrollo más o menos al mismo paso que el resto del mundo, exceptuando las épocas precortesianas donde las prácticas y los conceptos tuvieron una resaltada originalidad; sobre todo cabe resaltar que el México actual es el resultado de toda una historia que contiene una fusión cultural, primordialmente indígena y española.
Las enfermedades del espíritu en la época prehispánica.
Hablar de la psiquiatría prehispánica seria cometer un error puesto que no se puede aplicar la mentalidad moderna, que ha cambiado a través del tiempo en un proceso de raíz hipocrática, al pensamiento prehispánico que en su comportamiento, en su actuación es un pensamiento mágico, donde hasta cierto punto se involucra lo onírico con las experiencias reales de la vida; sin embargo rechazar el nombre no quiere decir que se niega que existieron problemas patológicos que pueden encajar en cuadros psiquiátricos, pues la psicopatología ha existido siempre, a la par que el hombre.
En efecto, existía el “psiquiatra”: el Tonalpouhqui, que mediante palabras suaves le explicaba al hombre los motivos del augurio, y así, como un intérprete de destinos, le ofrecía ayuda para ofrendar al dios que había enviado aquella seña de su enojo; en conjunto ofrecía su ayuda para hacer cambiar la voluntad divina y liberar al paciente. Las palabras suaves que usaba el Tonalpouhqui se pude considerar un tipo de terapia de primer contacto, le daba aliento al afectado, por medio de la curación verbal en primera instancia, un método psicoterapéutico directo expresado por una autoridad suficiente para modificar el pensamiento y la acción del enfermo, para restablecer la forma normal del individuo. López Austin hace una observación muy aguda sobre el efecto psicoterapéutico de estas prácticas, “no debieron ser tan ocultas como se cree. El contexto de la oración, la mímica del brujo, la deprecación dirigida a instrumentos o medicinas que lleva el curandero y el ambiente cultural hacían tal vez entender al profano la mayor parte del exorcismo” y más adelante señala “ posiblemente no era el carácter esotérico de los vocablos lo que más impresionaba, sino la personalidad de aquel hombre que se sabía de memoria las fórmulas imprescindiblemente exactas y que al pronunciarlas se atrevía a penetrar familiarmente en el sobre mundo, aun atribuyéndole alguno de los nombres de la divinidad suprema. Si bien se muestra la fuerza de este método verbal, no es exclusivo, casi todos los pueblos de la antigüedad los practicaron” .
Para hablar sobre la localización orgánica de la enfermedad mental cabe recordar que el concepto náhuatl del hombre es un conjunto de imágenes del “rostro y corazón”. Lo que según León Portilla podría expresarse como “fisionomía moral y principio dinámico del ser humano” . Entendemos entonces que es en el corazón donde se encuentra lo que actualmente se conoce cómo psique.
Durante la época prehispánica no se sabe hasta donde el curandero, en calidad de mago usaba todas estas herramientas para quitarle el cansancio, que también era considerado una enfermedad que en relación directa con la psiquiatría moderna el psiquiatra debe enfrentar al paciente para ayudarlo a alejar el cansancio, sacudir el temor y dar energías al corazón.
Algunos tratamientos, aunque en apariencia puedan ser racionales, estaban siempre profundamente influenciados por conceptos sobrenaturales y místicos, predominantes en la cultura indígena; de este modo, si el padecimiento era un castigo divino, por desobediencia a los dioses, entonces el tratamiento estaba dirigido básicamente en propiciar favores que contentaran a la deidad.
La atención a inocentes, locos y orates, durante el virreinato.
La llegada de los españoles vino a modificar la evolución cultural en los pueblos indígenas donde se había llegado a avances técnicos y medios de vida muy similares a los de otras culturas. No obstante la aportación de los colonizadores fue la “cultura de occidente”, la Grecia clásica, Roma, el cristianismo y la gentilidad. Los españoles llegaron a imponer su religión, sus instituciones, su organización social y económica, sus funciones culturales, su arte e incluso su forma de vestir. Al edificar el nuevo país se forma toda una mezcla cultural en la que los indígenas se infiltran en la mentalidad dominadora modificándola en muchos aspectos.
El más drástico de los cambios para este tema seria la práctica de los sentimientos cristianos de piedad, caridad, abnegación y amor al prójimo; virtudes difícilmente identificables en grupos culturales anteriores, en los que el concepto de enfermedad era distinto, aunque la medicina no alcanza aun en este periodo avances puramente psiquiátricos.
En los pocos estudios de la psiquiatría en esta época encontramos dos relevancias de tipo asistencial en México: la fundación de San Hipólito por Bernardino de Álvarez, y el insólito caso del carpintero José Sagayo, al convertir su propia casa en asilo de alienados. Como se observa alrededor de estos casos se mueve la salud mental de la época virreinal sin figuras médicas, sino que se cimenta el tratamiento fundándose en la compasión y caridad. La vida y Obra de Bernardino Álvarez no representan en la historia de la psiquiatría universal más que el trasplante a tierras americanas de una vieja tradición española bien consolidada, mantenida con raíces que llegan hasta los primeros años del siglo XV, según la cual, la atención al enfermo mental se basa en estos mismos principio de atención total y amorosa, eliminación de castigos corporales, represiones o daños físicos innecesarios y creación de instituciones especializadas donde, además de convivir en un régimen de vida de acuerdo con su situación o estado psicológico, pudiera desarrollar actividades y ocupaciones productivas según su capacidad de acción, probablemente las primeras ideas de rehabilitación social.
La actitud del médico ante el enfermo mental durante la vida colonial en México es de gran interés, pues es en el siglo XVI cuando se hacen los primeros escritos mexicanos sobre el tema. Es también la época cuando en Europa se encuentra la primera reacción contra el aspecto demoniaco de la locura.
En México con excepción de Francisco Bravo, completamente ajena al tema que nos ocupa, ninguno de los libros editados por médicos mexicanos en los últimos años del siglo XVI son libros de valor científico.
Podemos citar a Agustín Farfán, quien estudió y propuso curas para la melancolía. Concepto surgido en Europa, durante este período se plantea el esquema de Hipócrates y se dedica al tratamiento de los humores a causa de la bilis. La eliminación del humor pecaminoso que produce la enfermedad. Los autores mexicanos se apegan a este esquema. Es la etapa donde se le recomendaba al paciente todo un conjunto de medios terapéuticos como purgas, sangrías, lavatorios, confortantes, ungüentos, jarabes etc.
En el caso de los “orates” e “inocentes” hubo influencias de las teorías de Brown y Broussais, autores europeos que se difundieron en México, quienes planteaban que la vida normal y la salud eran el equilibrio entre un continuo caminar del ser vivo hacia su ruina y destrucción que es la muerte, alejado o retardado por unas potencias extranjeras, internas y externas que al suscitar incitaciones en el organismo lo estimulaban a producir los efectos y las causas de la vida en sus diversas acciones pasionales, intelectuales o físicas. Sí estos estímulos no actuaban en cantidad suficiente producían debilidad directa, si lo hacían en exceso producían agotamiento de la incitabilidad y su consecuencia era otra debilidad, en este caso indirecta. Reduciendo así a dos patologías: estenicas, por exceso y asténicas, por defecto de la misma. Reduciendo también el tratamiento a estimulantes y espasmódicos.
En 1774 el virrey Bucareli se entera de las precarias condiciones del Hospital San Hipólito y lo manda a restaurar, arreglándolo y mejorándolo. Lo resaltable es que dos siglos antes se había establecido el hospital con dificultades económicas, pero manteniendo en alto el espíritu del fundador. Para finales del siglo XVII ese espíritu se había perdido. Funcionaba de mala manera. El virrey remedia hasta donde puede.
Desde la independencia al porfirismo
Con respecto a la independencia, para nuestro tema, basta decir que desde 1810 hasta 1821 el país está sometido a una intensa guerra civil, donde se busca acabar con la soberanía española y así, con el repudio llegar al olvido de todo lo español. Hecho que nunca se logró, al menos de manera radical, se eliminaron algunos rasgos culturales superficiales, a cambio de un afrancesamiento general.
Es en 1865 se clausura la Universidad Real y Pontificia para ser refunda en 1910 la Universidad con un nuevo plan de enseñanza en el cual la medicina será impartida por un Establecimiento de Ciencias Médicas, inspirado en planes de estudio franceses. Tres años más tarde se funda la primera Academia de Medicina, también de corte europeo. Estos cambios conllevaron a una evolución psiquiátrica que podemos conocer por algunos escritos. Para ejemplificar citaremos a Martínez del Río, figura notable en la medicina
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