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Historia Del Curriculo En Colombia

villalba122 de Octubre de 2012

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Satisfactorio y saludable para la formación intelectual haber elaborado una breve reseña descorriendo los velos de la historia con el propósito de conocer los hechos como fenómenos objetivos, con sus correspondientes causas que los engendraron y las razones mismas que impulsaron a la voluntad humana para ser causa eficiente de los acontecimientos.

Los partidos políticos, se presentan como los cauces por los cuales corren, y a veces se desbordan, determinadas corrientes de la opinión ciudadana.

Se ha dicho, y con razón, que la vida de la sociedad, al igual que la vida humana, se parte en edades específicas de evolución, progresiva y regresiva.

El proceso de institucionalización, se confunde con la historia misma de los pueblos. En el vasto campo de la vida política y de la religiosa cobra especial trascendencia. Dentro de las sociedades políticas se ha institucionalizado una multiplicidad de costumbres o normas que durante largo tiempo fueron simple derecho consuetudinario.

"Solamente cuando en un pueblo se ha perfeccionado el proceso de institucionalización de tales formas orgánicas de convivencia, dicho pueblo adquiere la madurez de su vida societaria y puede influir fecundamente sobre otros pueblos."

"A su vez la decadencia de los pueblos se inicia con la disolución o desfiguración de sus instituciones. Así, el Estado, el sistema, la doctrina, el partido político se desfiguran y corrompen por múltiples causas que, nos pone de presente la crónica de las grandes civilizaciones antiguas y modernas".

El estadista no es ya el que hace feliz al ciudadano sino el que con más habilidad lo explota, quien hace crecer su popularidad a costa del espíritu ingenuo, resignado e impotente de ese ciudadano a quien debiera proteger y elevar; no es hombre de Estado quien sirve a sus compatriotas sino quien con más dureza se hace servir.

El hombre honrado va quedándose zaguero como simple blanco de hazmerreír, y el más listo vale más porque, no importan los medios, ha llegado primero.

El político y el conductor de multitudes parecen de mejor recibo cuando traicionan y se traicionan, cuando fingen, cuando con cautela o interés rescatan u ocultan la verdad.

Es evidente la crisis en la democracia representativa colombiana, al igual que en su derecho objetivo, como consecuencia de la crisis en sus partidos tradicionales. Porque si éstos, que son los canalizadores del querer popular, se desvirtúan, para dar cauce a otros propósitos, ajenos a la finalidad para la cual se les dio existencia, necesariamente, o deben reorganizarse en una forma más conveniente y adecuada al momento, o deben morir para dar paso a nuevas organizaciones políticas en las que sí se busque el bienestar colectivo como resultado de la opinión popular.

La violencia como hecho político ha estado presente de manera persistente en el proceso de conformación de la sociedad colombiana. Desde las guerras civiles del siglo XIX, los nacientes partidos, Liberal y Conservador, "apostaron sus proyectos políticos a las armas, a través de las cuales comenzó ese largo transito de relación y entrecruzamiento entre violencia y política."

A diferencia de otros países de América Latina, los dos grandes partidos políticos colombianos se constituyen en verdaderas instituciones de profunda presencia nacional. La lealtad de sus partidarios se transmite por generaciones y aun por poblaciones. Ello va a tener decidida importancia en la extensión y radicalización de la violencia en el territorio colombiano.

Después de treinta años de un periodo que comienza con los albores del siglo XX y que se ha dado en denominar como de "la hegemonía conservadora", los liberales llegan al poder a principios de los años treinta. En su predicamento político está la idea de modernizar los criterios de desarrollo. Se introducen reformas al sistema laboral, al régimen de propiedad de la tierra y en otros sectores como la educación y los procesos de industrialización.

En 1946 los conservadores regresan al poder, en medio de fuertes tensiones políticas, agudizadas por viejos enfrentamientos. Jorge Eliécer Gaitán, líder liberal de amplio arraigo popular, es asesinado en 1948, cuando se celebraba en Bogotá la Conferencia Panamericana que dio origen a la actual Organización de Estados Americanos, OEA. Hubo grandes motines urbanos conocidos como "el Bogotazo" y mueren mas de 2,000 personas. Se desata entonces el período de "la Violencia", un quinquenio de barbarie que se extiende hacia campos y ciudades. Entre 100,000 y 200,000 muertes cobra el proceso.

Un lógico trauma nacional deja como huella la violencia desatada. Sobreviene un Golpe de Estado que interrumpe, por corto lapso (l953-1958) lo que había sido una larga historia de democracia formal en Colombia. El Gobierno Militar obtuvo un armisticio parcial en las luchas campesinas, pero las restricciones a la prensa y a la actividad de los partidos llevaron a liberales y conservadores a unirse para derrocarlo.

Es así como nace en 1958 el acuerdo del "Frente Nacional" que cobra carácter constitucional de gobiernos compartidos y alternados por 16 años. Además de la alternancia en la Presidencia, permite la división de los cargos ministeriales y puestos en el Congreso. Restablece la paz y la estabilidad. Pero ese proceso va a tener una consecuencia de aplazamiento de muchos de los grandes problemas nacionales a la vez que opera como un mecanismo de bloqueo para opciones diferentes a los dos partidos tradicionales.

Para algunos, el modelo, al no presentar oportunidades políticas y a la tardanza de los gobernantes en atender con éxito situaciones de extrema pobreza o marginalidad en amplias zonas de la población, hizo posible el resurgimiento de anteriores movimientos agraristas que son infiltrados por la ultra izquierda y ahora adoptan carácter comunista o castrista en algunos casos; en otros, maoísta, sin excluir la aparición entre ellas, de bandas de delincuentes comunes. En 1964 se fundan las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, FARC, por guerrilleros de origen comunista y un año después aparece el Ejercito de Liberación Nacional, ELN, de clara inspiración pro-castrista.

Sin embargo, la visión extrema de atribuir exclusivamente el origen de la violencia a la depauperación social y la llamada conducta cerrada y elitesca de la política colombiana, contrasta con el esfuerzo de desarrollo social y económico adelantado por algunos gobiernos. El hecho de que Colombia por largos años mantuviera una razonable tasa de crecimiento, aceptable institucionalidad política y que constituyera la excepción a la crisis registrada en la región durante los años ochenta, arroja aún más elementos de análisis en la complejidad del caso colombiano.

En la primera parte de los años sesenta, durante el gobierno de Guillermo León Valencia, la tensa situación política y la recesión económica impactada por la reducción de los valores de exportación, condujo a una fuerte devaluación de la moneda. Las compensaciones laborales, vista la gran presión sindical, se incrementan en hasta un 40%. Se registra el mas agudo proceso inflacionario desde 1905. Las políticas deflacionarias aplicadas elevan el desempleo a cerca del diez por ciento en las mayores ciudades y una creciente desconfianza hacia el Frente Nacional lleva a que menos del diez por ciento del electorado vote en las elecciones para congresantes de 1964.

Pero la economía retorna hacia el camino del crecimiento. Durante el gobierno de Carlos Lleras Restrepo, el tercer presidente del Frente Nacional (1966-70), se introducen importantes reformas políticas, y la economía, hacia el final del periodo, alcanza una elevada tasa de crecimiento (7%). No hay duda que influyen los altos precios que alcanza el café, pero ello no desmerita el esfuerzo hecho. Mucho menos, elevar el grado de credibilidad de la dirección política.

En 1970, va a producirse un hecho de especial importancia con ocasión de la elección de Misael Pastrana Borrero, el candidato conservador respaldado por el Frente Nacional. Su opositor, el ex-dictador Gustavo Rojas Pinilla, obtiene amplio respaldo en la votación urbana, lo cual se interpreta como un voto contra el Frente Nacional. Esa apretada elección da origen a la aparición de un grupo guerrillero, en 1973-74, el Movimiento 19 de Abril, o M-19, denominado así por la fecha en la cual, según su consigna, le fue "robada la elección" a Rojas Pinilla.

La transición hacia la libre competencia electoral y el fin del acuerdo del Frente Nacional, transcurre sin mayores dificultades. En 1974, Alfonso López Michelsen, del Partido Liberal, cumple su periodo de cuatro años (1974-78) y trasmite la presidencia a Julio César Turbay Ayala, un liberal de centro. Continua la baja participación electoral y crece el temor de que puede producirse una asonada militar de cualquier signo político.

El acuerdo de Frente Nacional, además de permitir a los oponentes políticos argumentar la toma de la vía armada por la imposibilidad de competir democráticamente, tuvo un importante efecto paradójico: el traslado de la competencia política dentro de cada partido y no entre ellos. La huella del Frente Nacional aun subsiste, y en los gobiernos electos son invitados a participar miembros del partido opositor. La secuela del asesinato de Gaitán y la constitución del Frente Nacional, produjeron una petrificación de la política colombiana en la memoria colectiva que ha llevado a descuidar las virtudes de la democracia representativa y a errar en el reconocimiento de su evolución.

El proceso armado en Colombia tiene hondas raíces sociales, políticas

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