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Historia Moderna - El surgimiento de los estados modernos


Enviado por   •  12 de Septiembre de 2015  •  Apuntes  •  5.265 Palabras (22 Páginas)  •  131 Visitas

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Unidad II - El surgimiento de los estados modernos

La dispersión medieval. Las monarquías centralizadas. El absolutismo monárquico. El mercantilismo. La Reforma Protestante: Martín Lutero y Juan Calvino. La expansión de la Reforma. Religión y Política. La Reforma Católica: La Contrarreforma, El Concilio de Trento. La unificación de España. El imperio de Carlos V. La época de Felipe II: El frente externo. La Francia de los Valois. Las guerras de religión. La época de Richelieu. El reinado de Luis XIV. La Inglaterra de los Tudor: Enrique VIII. El reinado de Isabel I. Los Estuardo.  Las revoluciones inglesas. El Barroco. Velázquez y Las meninas.

09/09/2015

La dispersión medieval

El territorio de la Europa medieval se hallaba dividido en un mosaico de reinos y señoríos feudales.

A la cabeza de cada señorío, un señor feudal conducía su propio ejército, cobraba los impuestos y administraba la justicia con sus propias leyes, generalmente asentadas en la costumbre y la tradición. En ese marco, el rey era considerado como Primus inter pares, es decir, el primer caballero entre todos los miembros de la alta nobleza, que se reconocían como sus vasallos. En realidad, el rey era un señor feudal más, que sólo ejercía un dominio efectivo sobre el territorio que le pertenecía en forma directa. En muchos casos, el monarca era menos poderoso en riquezas y en hombres que sus vasallos.

Las monarquías centralizadas

Hacia la mitad del siglo XV y durante el siglo XVI, se formaron Estados nacionales gobernados por monarquías centralizadas. Varios factores contribuyeron al surgimiento de los Estados nacionales. La concentración territorial, a través de la fuerza, de uniones matrimoniales o por la renuncia voluntaria del antiguo señor; el fortalecimiento del poder central, donde el monarca era la autoridad soberana, ya que no reconocía a ningún otro poder por encima de él; la reducción del poder de los señores feudales dentro del territorio nacional mediante el control de funcionarios designados por el rey; la creación de un ejército profesional y la desarticulación de las milicias feudales; la centralización del cobro de impuestos; la formación de una burocracia, cuerpo de funcionarios encargado del cobro de impuestos, de los registros públicos, de la administración de justicia, de las relaciones con otros Estados (diplomacia), etc.; la unificación de la justicia en todo el territorio: el rey era quien hacía y quien aplicaba la ley a través de sus funcionarios.

- ¿Cómo era la organización política del continente europeo a fines de la Edad Media?

El territorio de la Europa medieval se hallaba dividido en un mosaico de reinos y señoríos feudales.

¿Cuál era el lugar ocupado por los reyes y los  señores feudales en esa época?

El rey era considerado como Primus inter pares, es decir, el primer caballero entre todos los miembros de la alta nobleza, que se reconocían como sus vasallos. En realidad, el rey era un señor feudal más, que sólo ejercía un dominio efectivo sobre el territorio que le pertenecía en forma directa. En muchos casos, el monarca era menos poderoso en riquezas y en hombres que sus vasallos.

¿Qué cambios se produjeron a partir del siglo XV?

Hacia la mitad del siglo XV y durante el siglo XVI, se formaron Estados nacionales gobernados por monarquías centralizadas.

¿Qué factores contribuyeron al " surgimiento de los Estados nacionales”?

Fueron varios factores contribuyeron al surgimiento de los Estados nacionales.

  • la concentración territorial, a través de la fuerza, de uniones matrimoniales o por la renuncia voluntaria del antiguo señor;
  • el fortalecimiento del poder central, donde el monarca era la autoridad soberana, ya que no reconocía a ningún otro poder por encima de él;
  • la reducción del poder de los señores feudales dentro del territorio nacional mediante el control de funcionarios designados por el rey;
  • la creación de un ejército profesional y la desarticulación de las milicias feudales;
  • la centralización del cobro de impuestos;
  • la formación de una burocracia, cuerpo de funcionarios encargado del cobro de impuestos, de los registros públicos, de la administración de justicia, de las relaciones con otros Estados (diplomacia), etc.;
  • la unificación de la justicia en todo el territorio: el rey era quien hacía y quien aplicaba la ley a través de sus funcionarios.


El absolutismo monárquico

La concentración del poder político en la persona del rey se hizo a costa del debilitamiento de la nobleza y con el beneplácito de la burguesía comercial, que veía en el funcionariado posibilidades de ascenso social. La antigua aristocracia no estaba dispuesta a renunciar fácilmente a sus privilegios; pero los monarcas supieron aprovechar los enfrentamientos entre las familias nobles, y colocarse por encima de los bandos en disputa. Así ocurrió, por ejemplo, en Inglaterra con la dinastía Tudor, cuyos reyes derrotaron a las casas nobles en guerra entre sí y obtuvieron el apoyo de la mayoría de los súbditos, que consentían el aumento del poder real a cambio de paz y prosperidad.

El poder de las monarquías fue evolucionando: un rey del 1500 no tenía el mismo poder que uno del 1700.

Con el tiempo, el poder real se fue consolidando hasta llegar, en el siglo XVII, a lo que se conoce como absolutismo monárquico. Hasta esa época, en buena parte de Europa el rey compartía el ejercicio del poder con instituciones representativas de los grupos sociales privilegiados y de las ciudades, como el Parlamento en Inglaterra y las Cortes en Castilla, por ejemplo. Estas instituciones participaban en algunos aspectos de la función legislativa y de la administración del territorio. Cuando se consolidó el absolutismo, dejaron de ser convocadas por los reyes o vieron reducirse drásticamente su poder.

El rey absoluto recibía su poder de Dios para ejercerlo sobre el pueblo: era el soberano, es decir, el máximo poder, el gran legislador y el supremo juez. El rey y la nación se reunían en una sola figura, la del poder absoluto. Esto no significaba que el monarca gobernara a su antojo (ya que debía hacerlo observando la ley), sino que no estaba limitado por otro poder. La frase que expresa al absolutismo de manera ejemplar es la que pronunció el rey francés Luis XIV: "El Estado soy yo".

El fin del absolutismo

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