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Imperio Bizantino Y Carolingio

pvbm3 de Abril de 2013

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Imperio Bizantino

Imperio bizantino, parte oriental del Imperio romano que sobrevivió a la caída del Imperio de Occidente en el siglo V, su capital fue Constantinopla (la actual Estambul, en Turquía) y su duración se prolongó hasta la toma de ésta por los otomanos en 1453.

Constantinopla se convirtió en la capital del Imperio romano de Oriente en el 330, después de que Constantino I el Grande, el primer emperador cristiano, la fundara en el lugar de la antigua ciudad de Bizancio!!!, dándole su propio nombre. De forma gradual la desarrolló hasta convertirla en una verdadera capital de las provincias romanas orientales, es decir, aquellas áreas del Imperio localizadas en el sureste de Europa, suroeste de Asia y en el noreste de África, que también incluían los actuales países de la península de los Balcanes, Turquía occidental, Siria, Jordania, Israel, Líbano, Chipre, Egipto y la zona más oriental de Libia.

Los investigadores lo han llamado Imperio byzantium según el antiguo nombre de su capital, Bizancio, o también Imperio romano de Oriente, pero para los coetáneos, y en la terminología oficial de la época, era simplemente Roma y sus ciudadanos eran romanos (en griego, rhomaioi). El griego era la lengua principal, aunque algunos habitantes hablaban latín, copto, sirio, armenio y otras lenguas locales a lo largo de su historia. Sus emperadores consideraron los límites geográficos del Imperio romano como los suyos propios y buscaron en Roma sus tradiciones, sus símbolos y sus instituciones. El Imperio, regido por un emperador (en griego, basileus) sin una constitución formal, lentamente formó una síntesis a partir de las instituciones tardorromanas, del cristianismo ortodoxo y de la cultura y lengua griegas.

Etapa inicial

Constantino I estableció las bases de la armonía entre las autoridades eclesiásticas y las imperiales que duró a lo largo de la historia del Imperio. Éstas incluían la creación de un sistema monetario basado en el solidus de oro, o nomisma, que perduró hasta la mitad del siglo XII. La prosperidad comercial de los siglos IV, V y VI hizo posible el auge de muchas antiguas ciudades. Las grandes propiedades dominaban el mundo rural y aunque los elevados impuestos tuvieron como consecuencia el abandono de la tierra, la agricultura permaneció como la principal fuente de riqueza del Imperio. La Iglesia y la monarquía adquirieron vastos territorios, convirtiéndose de este modo en los mayores terratenientes del Imperio. Una rigurosa regulación imperial sobre la pureza y suministro de los metales preciosos, al igual que sobre la organización del comercio y la actividad artesanal, caracterizaron la vida económica.

El emperador Justiniano I y su esposa, Teodora, intentaron restaurar la antigua majestuosidad y los límites geográficos del Imperio romano. Entre el 534 y el 565 reconquistaron el norte de África, Italia, Sicilia, Cerdeña y algunas zonas de la península Ibérica. Sin embargo, este esfuerzo, junto con los importantes gastos contraídos al construir edificios públicos e iglesias, como la basílica de Santa Sofía en Constantinopla, agotaron los recursos económicos del Imperio a la vez que distintas plagas diezmaron su población.

Periodo de reconquista

Al inicio del siglo IX, el Imperio bizantino experimentó una gran recuperación que adoptó distintos aspectos. La ofensiva musulmana se detuvo en la frontera oriental por dos razones: por la decadencia del califato Abasí y por la habilidad de la estrategia bizantina. Los ejércitos imperiales comenzaron a recuperar territorios en el sureste de Asia Menor a principios del siglo X. Las tierras perdidas a manos de los eslavos en Grecia, Macedonia y en Tracia fueron reconquistadas y reorganizadas. La recuperación alcanzó su plenitud bajo el largo reinado de la dinastía Macedónica, que comenzó en el 867 con su fundador, el emperador Basilio I, y que duró hasta 1057. La vida intelectual revivió: se copiaron y extractaron antiguos manuscritos; se compilaron enciclopedias y obras de referencia; las matemáticas, la astronomía y la literatura recibieron otra vez una gran atención. El renacimiento cultural estuvo acompañado por un retorno consciente a los modelos clásicos en el arte y en la literatura. El comercio exterior también se intensificó en el Mediterráneo y en el mar Negro.

Bulgaria decayó y fue ocupada por los ejércitos bizantinos en la década del 970, a la vez que éstos recuperaban a los musulmanes tierras al sur de la cadena montañosa del Taurus, incluyendo zonas del norte de Mesopotamia, del norte de Siria y de la costa norte de Siria. El más grande emperador de la dinastía Macedónica fue Basilio II, que reprimió vigorosamente una amplia rebelión búlgara en el 1014 y amplió su control de los antiguamente independientes principados de Armenia y Georgia. Sus esfuerzos, al igual que los de sus predecesores, para invertir la creciente concentración de tierras en las manos de unos pocos propietarios y de la Iglesia, fracasaron en última instancia. Aunque sustituyó a muchas viejas familias por un nuevo grupo de familias leales, su creciente riqueza y poder perjudicó de forma notable a los ingresos, a la autoridad del Estado y a los recursos militares del Imperio. Tras la muerte de Basilio II, el Imperio disfrutó de una expansión y prosperidad económica, pero padeció una serie de emperadores mediocres que renegaron de nuevos progresos tecnológicos, culturales y económicos provenientes del occidente europeo y del mundo islámico, al tiempo que el ejército sufría una fuerte decadencia. Los Selyúcidas, después de realizar diversas incursiones devastadoras sobre los territorios orientales del Imperio, derrotaron a un ejército imperial en la batalla de Mantzikert (1071), que tuvo lugar en las cercanías del lago Van (en el este de la actual Turquía), e invadieron la mayor parte del Asia Menor bizantina. Los viejos ejércitos de los temas habían decaído. Mientras, los bizantinos perdieron sus últimas posesiones en Italia y fueron separados del occidente cristiano a causa del cisma de 1054 abierto entre la Iglesia ortodoxa y el Papado.

El imperio Carolingio

El Imperio carolingio es un término historiográfico utilizado para referirse a un período de la historia europea derivado de la política de los reyes francos, Pipino y Carlomagno, que supuso un intento de recuperación en los ámbitos políticos, religioso y cultural de la época medieval en Europa occidental, siendo un hecho relevante e importante, la coronación de Carlomagno como emperador en Roma como signo de restauración de facto del Imperio Romano de Occidente (en latín: Imperium Romanorum Occidentalium). Tras su disolución en 843 sería sucedido un siglo después por el Sacro Imperio Romano Germánico con la misma orientación.

Historia

Los carolingios

Véase también: Carolingios

La dinastía deriva del matrimonio de los hijos de Arnulfo de Metz y Pipino el Viejo, ambos descritos por Fredegario como los señores más importantes de Austrasia. La familia consolidó su poder desde el segundo tercio del siglo VII consiguiendo que el oficio de mayordomo de palacio fuese hereditario, y convirtiéndose así en los verdaderos gobernantes de los francos; mientras que los reyes merovingios quedaban reducidos a un papel nominal, es por ello que se les denomina "Reyes holgazanes".

El mayordomo de palacio de todos los reinos merovingios, Pipino el Breve (hijo del mayordomo Carlos Martel y descendiente de Pipino el Viejo), logró destronar a su rey merovingio Childerico III en 751, y fue reconocido rey de los francos con apoyo del Papa Zacarías, y posteriormente ungido como rey por el Papa Esteban II en 754. Así, aunque Pipino fue rey electo, aseguró su legitimidad divina a través del Papa.

En efecto, Pipino consolidó su posición en 754 al fraguar una alianza con el papa Esteban II, quien obsequió al rey de los francos una copia de la Donación de Constantino en París, y le ungió a él y a su familia en una majestuosa ceremonia en Saint-Denis, declarándole «patricius Romanorum» («protector de los romanos»). El año siguiente, Pipino cumplió la promesa hecha al papa y recuperó el exarcado de Rávena, recientemente perdido ante los lombardos, entregándoselo al papa en lugar de devolvérselo al emperador bizantino. Pipino entregó también los territorios reconquistados en los alrededores de Roma, dando pie a la creación de los Estados Pontificios en la Donación de Pipino, que dejó en la tumba de San Pedro. La reconstruida monarquía franca proporcionaría una base de poder leal (potestas) en la creación de un nuevo orden mundial, en que el liderazgo religioso-espiritual del papa acrecentó su dosis de poder político-terrenal.

[editar] Carlomagno

Pipino repartió el reino a su muerte en 768, entre sus hijos Carlos y Carlomán. De todas formas, Carlomán se retiró a un monasterio y murió poco tiempo después, dejando a su hermano como único rey. Éste pasaría más tarde a ser conocido como Carlomagno, en francés Charlemagne y en alemán Karl der Große. Era un personaje poderoso, inteligente y relativamente culto, que se convertiría en una leyenda para la historia posterior tanto de Francia como de Alemania. Carlomagno restableció un equilibrio de poder entre el emperador y el papa.

A partir del año 772, Carlomagno

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