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Independencia

adriizZ2 de Febrero de 2012

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La historia es un órgano de conocimiento de nosotros mismos, un instrumento indispensable para construir nuestro universo humano” (E. Cassirer)

El examen histórico de las disposiciones jurídicas nos permite una comprensión de su carácter evolutivo y la transformación dinámica que experimentan los ordenamientos a través de las distintas épocas (1). Lo mismo vale decir para los hechos históricos en sí. Por eso es necesario interesarse en la historia ya que es muy grande y provechoso el estudio jurídico con enfoque histórico, y el estudio de los hechos propiamente históricos, que al fin y al cabo son los que transforman las relaciones jurídicas.

1.1 del tiempo cíclico al tiempo lineal

Es evidente que desde la llegada de los colonizadores, llegó también el cristianismo tal y como era concebido por sus portadores. Vinieron juntos la Conquista y el Evangelio, la espada y la palabra, los militares y los religiosos. En 1522, apenas treinta años después del descubrimiento de América, el Papa Adriano VI, por medio de la bula Expone Nobis, envió los primeros misioneros al Nuevo Mundo. Fueron doce franciscanos los que se arraigaron a esta tierra (2). Su intención sincera fue la difusión y expansión del Evangelio según las palabras de Mateo: “Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo” (28, 19).

Para 1524, el vicario del Papa, Fray Martín de Valencia, junto a otros doce franciscanos llegaron a México siendo los primeros que convirtieron y bautizaron a los naturales. En ese mismo año se convocó un sínodo (asamblea eclesiástica) reuniéndose treinta personas doctas, cinco clérigos y diecinueve frailes además de seis letrados legos, entre los cuales se encontraba Hernán Cortés (3). Estos datos nos dan una visión de lo importante que eran las nuevas tierras para los ávidos misioneros. Existía entonces una unión, mezcla confusión, patrocinio y asociación entre el Estado y la Iglesia. Pero se encuentran datos aún más remotos como lo cita un ultimátum que afirma: “Con base en la donación papal, el jurista Juan López de Palacios Rubios redactó la ‘Notificación y requerimiento que se ha de hacer a los moradores de las islas e tierra firme del mar océano que aún no están sujetos a Nuestro Señor’. Las palabras de tan importante documento constan en Zavala: Las constituciones jurídicas en la conquista de América...” (4).

Si bien es cierto que en la Iglesia Católica existía corrupción en esta etapa de la historia, también es cierto que los misioneros llegados a América, traían propósitos realmente evangelizadores y por lo tanto humanizadores propugnando por los derechos fundamentales de los naturales (5). Fue la única potencia colonizadora que debatió sobre la salvaje colonización. En efecto, esta crítica provino precisamente del seno de los misioneros que defendían a los indios y ya desde entonces se tenían nociones de derechos humanos. Sobre todo en religiosos tales como el Padre Fray Bartolomé de las Casas quien desarrolló su obra en Guatemala y principalmente en México, y con Fray Antón de Montesinos en Santo Domingo, en la República Dominicana, de quien es célebre su “Sermón de Adviento”.

El pensamiento religioso resolvió temas fundamentales de forma magistral, tales como la naturaleza del indio, la esencia humanista para la cultura mexicana y las bases para la elaboración de una filosofía jurídica destinada a proteger a los mismos naturales (6). En todo lo posible este esfuerzo de los misioneros, que evangelizaban y defendían al indio, alcanzó su cumbre cuando el principal elemento de cohesión de la patria que emergía fue precisamente el elemento religioso. Pero este tema da razón para presentar otro apartado referente a la Colonia.

1.2 la colonia y la mentalidad católica.

La Iglesia fue durante la colonia una institución de capital importancia porque sus aportaciones a la Nueva España fueron determinantes. No solamente fue quien llevó la luz del Evangelio a los lugares más lejanos, sino que al mismo tiempo portó una acción civilizadora por medio del establecimiento de escuelas, la creación de la Universidad en 1551, la introducción de la imprenta en 1539, la creación de centros hospitalarios y el desarrollo de las artes tales como la arquitectura de tipo barroco enriquecida con la mano del indio, la música, la literatura y la pintura (7), que hicieron del arte novohispano una expresión nueva y riquísima.

Otra institución de capital importancia en la colonia fue el Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición, creado por la Corona en 1539 para lograr la unidad religiosa que permitiera el sostenimiento de la unidad política. La característica de este organismo fue la clara intervención de las autoridades civiles, concretamente la Corona Española, en asuntos de conciencia y de orden interno de la Iglesia.

Es necesario acotar que este tribunal instituyó para el derecho procesal la garantía de la audiencia a favor de los reos, dato este despreciado regularmente por los historiadores pero que permite ver que esta institución se regulaba jurídicamente en un orden jurídico, y no arbitrariamente. Claro está que siempre cualquier institución humana es perfectible. No se conocía en todo el Nuevo Mundo otra religión que la católica. Las expresiones religiosas de los indígenas eran en realidad clandestinas y en la mayoría de los casos fueron exterminadas, o por lo menos en gran medida sometidas.

Después de tres siglos de dominio español, la sociedad mexicana que nacía a la vida independiente, se constituía administrativa, espiritual y socialmente solo bajo la influencia y mirada de la Iglesia Católica que era junto al Estado la única institución en la que se depositaba toda su vida, pero era, a diferencia del éste, más cercana a las personas, gracias a que los asuntos de registro de nacimiento, de matrimonio y de defunción eran conocidos y realizados por la Iglesia.

El acercamiento y presencia de la Iglesia en la vida de las personas, se refleja también en que como institución toral de la nación, durante la colonia e incluso después de la independencia, era la encargada de impartir la educación y de realizar las obras sociales como la instauración y atención de hospitales. Es preciso recordar aquí como ejemplo el hospital de Jesús (donde hoy se encuentran todavía los restos del conquistador Hernán Cortés) o el hospicio Cabañas, y, muchos años antes, la labor educadora de Vasco de Quiroga en la región de Michoacán.

Así pues, otras aportaciones de la Iglesia católica fueron la noción de nacionalismo y el nacimiento de la historiografía nacional originada principalmente por la pluma de Motolinia y de los jesuitas; quienes en 1787 fueron expulsados de la Nueva España (8). Precisamente el germen de la Ilustración llegó al Nuevo Mundo de mano de los mismos jesuitas, que gracias a su vocación tenían el acceso a las obras de los ilustrados y que no tardaron en difundir.

Esencialmente no existía separación entre el Estado y la Iglesia, ya que ésta realizaba acciones que hoy son propias de un Estado Moderno. Fundamentalmente después de trescientos años de dominio español, el clero en la Nueva España logró una influencia decisiva en todos los asuntos políticos y públicos de la sociedad. En este momento histórico, la Iglesia ejerció un poder político, social, civil y hasta judicial. La noción de libertad religiosa estaba muy lejos de arraigarse en esta incipiente nación.

Es conveniente afirmar que durante la época de la Colonia, la Corona Española tenía -a través del llamado Regio Patronato y de la Inquisición (9) antes citada- un fuerte poder decisorio sobre múltiples aspectos de la vida de la Iglesia: selección de candidatos al episcopado, creación de diócesis, selección de sacerdotes, etc.

Al margen de los datos, es preciso decir que la vocación propia de la Iglesia, con sus luces y sombras, con sus aciertos y errores, no podía más que promover la vida de los naturales, y, fomentar también las relaciones sociales, desde el plano administrativo y de gobierno en general, lo contrario repugna la propia razón de ser del catolicismo. Pronto estas relaciones serían criticadas desde el iluminismo. Haría falta esperar una purificación desde la filosofía y la política para que estas relaciones entre el poder temporal y el espiritual se definieran y apartaran a lo que esencialmente les es propio a cada una, y que se expresara en el orden jurídico, orden rector de toda vida social.

1.3 siglo XIX, hacia la consolidación del estado mexicano.

1.3.1 la independencia y los años posteriores.

Es sabido que el movimiento independentista se generó entre criollos, algunos pertenecientes al clero que pretendían el poder que poseían los peninsulares. Sobresalen entre éstos el cura Miguel Hidalgo y Costilla y el también cura Morelos. Al primero se le atribuye la iniciación de la lucha, pues encabezó e inició la insurgencia independentista con el famoso capítulo del “Grito de Dolores” el 15 de septiembre de 1810.

En tanto Morelos convocó y reunió el Congreso Constituyente de Chilpancingo en 1813. Expone ahí sus “Sentimientos de la Nación”, documentorn de gran valor histórico e ideológico, donde se proclama a la religión Católica como la religión oficial del Estado. El 22 de octubre de 1814 se publica la Constitución de Apatzingán, fruto de Congreso de Chilpancingo, con las ideas de los “Sentimientos de la Nación” del propio Morelos.

Se pueden identificar en los distintos ordenamientos jurídicos otorgados desde el inicio de la Independencia hasta 1856 -período pre-reformista- disposiciones

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