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Introducción: revolución industrial y el fin del antiguo régimen biológico


Enviado por   •  4 de Julio de 2021  •  Ensayos  •  1.073 Palabras (5 Páginas)  •  178 Visitas

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  1. Introducción: revolución industrial y el fin del antiguo régimen biológico

Desde mediados del s. XVIII Gran Bretaña experimentó una serie de cambios, que desencadenaron una importante transformación económica que acabaron por impulsar el desarrollo del capitalismo. A esta importante transformación se le denomina Revolución Industrial y partió de Gran Bretaña para extenderse posteriormente a Europa y América del Norte. El carácter revolucionario reside en que eliminó los obstáculos que la naturaleza imponía al crecimiento económico. Todavía en 1750 todos los habitantes del planeta vivían y morían en el antiguo régimen biológico, aquel periodo económico desde el Neolítico hasta la Revolución industrial en el que las necesidades de la vida (alimento, ropa y combustible para calefacción, cocina) provenían de la tierra, o más exactamente, de los recursos que los seres humanos podían aprovechar de la energía del sol a través de la tierra. Dependían de ella para el crecimiento de cultivos y bosques y por tanto limitaba las posibilidades económicas pues todas las actividades humanas se sustentaban en energías renovables que año tras año reavivaba el sol[1]. Las industrias también dependían de los productos procedentes de la agricultura o del bosque. Las industrias textiles, de pieles y de la construcción, pero también la fabricación de hierro y acero, dependían del carbón vegetal obtenido a partir de la madera. En definitiva, el antiguo régimen biológico limitaba tanto el tamaño de la población humana como su producción económica. Pero todo esto cambiaría entre 1750-1850, cuando comenzó a utilizarse cada vez más el carbón mineral con vistas a producir calor que se recogía después para impulsar un movimiento repetitivo en las máquinas de vapor[2]. La importancia del uso del carbón mineral radica en que liberó a la humanidad del antiguo régimen biológico por la siguiente razón: no estaba limitado a flujos anuales de energía solar, ya que el carbón mineral es energía solar almacenada desde hace cientos de millones de años que, empleada en los motores de vapor, liberó a la humanidad de los limites naturales, permitiendo a la producción y a la población crecer exponencialmente[3]. Fue Arnold Toynbee quien en 1884 acuñó el concepto de Revolución industrial, para referirse a la transición de una sociedad agrícola a otra industrial a finales del s. XVIII y todo el s. XIX. Esto supuso la incorporación de nuevas tecnologías en la agricultura, industria y transporte. Se trataba sobre todo de innovaciones británicas que se distinguían por ser descubrimientos de campesinos y artesanos por medio de un sistema de prueba y error. En ellos, la ciencia contribuyó poco al proceso tecnológico durante la Revolución Industrial, que no se debió solo a uno o dos descubrimientos (energía del vapor, la máquina como herramienta…), sino a una verdadera eclosión de innovaciones[4]. Los rasgos básicos de estas novedades fueron: el desarrollo de nuevas máquinas movidas, primero por energía hidráulica y tracción animal, y más tarde por el vapor, que rompía con la dependencia de los ciclos del agua de las máquinas textiles[5]. En otras palabras, la producción intensiva por trabajo era sustituida por otra intensiva de capital. A esto hay que añadir el uso de materias primas muy abundantes, especialmente el carbón mineral, que reemplazaron a otras de naturaleza orgánica cuya escasez imponía límites al crecimiento económico como la madera[6]. Por otra parte, la productividad también aumentó con la aparición de nuevas formas de organizar el trabajo: sustituyendo las pequeñas explotaciones agrícolas y talleres artesanos por grandes explotaciones agrarias y fábricas que empleaban mano de obra asalariada. Esto hizo más eficiente la organización de la producción puesto que se desarrolló una mayor división del trabajo. En las fábricas y grandes explotaciones agrarias se dividió a grupos especializados lo que aumentó la velocidad de producción. Se impuso una férrea disciplina laboral que iba a sustituir el trabajo irregular de campesinos y artesanos por otro reglamentado[7]. La producción y la mano de obra se concentran en las fábricas, con unos horarios estrictos y un exhaustivo control del rendimiento de cada trabajador, mermando su libertad personal y productiva puesto que se les imponía cuándo, cuánto y a qué intensidad trabajar[8]. Es lo que Marx denominó acumulación primitiva de capital, en otras palabras, la separación de los productores de los medios de producción. Se dieron los primeros pasos hacia la “empresa moderna” en la que el propietario ya no realiza múltiples actividades, sino que contrata a directivos especializados por departamentos (compras, producción, contabilidad…). Por último, la otra razón que explica el aumento de la productividad fue la especialización económica territorial que originó el aumento del comercio. La especialización traía consigo ventajas comparativas ya que unas zonas agrícolas suministraban alimento para abastecer a la población, otras servían de puerto para el transporte de las materias primas y mercancías, mientras que determinadas zonas urbanas se dedicaban a la industria como fue el caso de Lancashire[9]. Ahora bien, a la pregunta de por qué fue Inglaterra la cuna de la Revolución industrial, debemos responder que el liderazgo inglés se fue gestando a lo largo de la Edad Moderna y en él, intervinieron elementos geográficos, institucionales y económicos. En cuanto a los aspectos geográficos, podemos sacar los siguientes factores: Inglaterra estaba dotada de buenos recursos naturales (como hierro o carbón mineral) y contaba con un clima apto para el desarrollo agrícola y ganadero. Además, su condición de isla le daba ciertas ventajas como disponer de numerosos ríos navegables que le conferían un fácil acceso al exterior, así como energía hidráulica para poner en marcha su industria.

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