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Invasion De Boyer

nr_licelott2 de Febrero de 2014

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La Invasión de Boyer (1820-1822)

La teoría de que la plantación era la unidad productiva por excelencia dentro de la economía haitiana fue una de las grandes convicciones de Toussaint y de los demás jefes negros que se hicieron con el poder después de haber desalojado a los franceses y de haber obtenido el control del gobierno y de la economía de Haití. Esa convicción hizo que Toussaint y Dessalines pusieran en practica un política de conservación de las plantaciones con sus trabajadores permanentemente adscritos a la tierra, como un medio de mantener los niveles de producción que habían hecho en Haití la colonia de exportación mas rica de Francia antes de la Revolución.

Después de la captura de Toussaint y después de la derrota de las tropas francesas, Dessalines procedió a reafirmar el sistema cancelado, en abril de 1804, todas las operaciones de venta y donaciones de tierras que se habían hecho a los mulatos en los años anteriores a 1803, tratando con esta medida de concentrar en manos del Estado la mayor parte de la propiedad territorial haitiana y hacer del sistema de plantaciones la única realidad económica del país. La medida fue impopular por lo que significaba y por las implicaciones que la misma conllevaba, pues ella indicaba que la servidumbre en que habían caído los antiguos esclavos, a quienes les estaba prohibido abandonar las plantaciones sin permiso. Y desde luego, fue impopular entre los mulatos que veían como se acercaba contra ellos el espectro de la servidumbre que ya resultaba tan deshonrosa entre la gente de color de Haití. Esta impopularidad le costó la vida a Dessalines, asesinado en octubre de 1806 por sus enemigos, que lanzaron su cadáver a las calles donde fue destrozado por las turbas. Por en esos dos años las confiscaciones tan efectivas que en el momento de su muerte Dessalines habían podido poner la mayor parte de la tierra en manos del Estado.

Como se sabe, Haití se dividió en dos unidades políticas antagónicas e independientes a partir de 1807. En el Norte, el sucesor de Dessalines, llamado Cristóbal, formado bajo el liderazgo de Toussaint mantuvo la misma política de sus antecesores para conservar las plantaciones intactas pero le imprimió un nuevo sello que al tiempo que tendía a aumentar la productividad le permita ampliar la base política del régimen y enriquecer igualmente al Estado. Su solución fue la de permitir a los más importantes hombres del reino, esto es, los enriquecidos y a los altos jefes militares, arrendar o administrar las plantaciones con la obligación de mantenerlas funcionando como se acostumbraba. De esta manera Cristóbal mantenía el flujo de las exportaciones, mantenía la mayor parte de la población campesina atada al trabajo agrícola, mantenía el ejercito ocupado en la supervisión de los trabadores agrícolas para que no se decidiera a ocios improductivos y mantenía una elite militar enriquecida capaz de hacer cualquier cosa para impedir que la situación que la cambiara, como está ocurriendo en el sur de Haití baja la presidencia del general Petión.

Aquí la política haitiana había variado radicalmente pues después de la muerte de Dessalines los mulatos, lejos de aceptar el gobierno de Cristóbal que significaba la continuación de la tiranía anterior, prefirieron oponer las fuerzas armadas que respondían a la jefatura de Petión contra el ejercito con que Cristóbal pretendía someter a la población del Sur. Aunque nadie derrotó a nadie, Cristóbal tuvo que retirarse y los mulatos ejercieron toda su influencia para proclamar a su vez la República, nombrando a Petión Presidente. Ya desde 1807, Petión había esta restituyendo las grandes plantaciones de mulatos confiscadas en tiempos de Dessalines a sus antiguos dueños, garantizando así el apoyo de su clase que lo habían llevado al poder y que necesitaba del ejercito para defender sus propiedades de una eventual invasión desde el Norte. La teoría subyacente en esta repartición de tierras entre la mayor parte de la población del Sur de Haití era, según Petión, que resultaba mucho mas fácil mantener la paz donde la mayor parte de la población fuera propietaria y libre, en donde estuviera sometida a la servidumbre. En tres años, esto es de 1809, la mayor parte de la tierra del sur de Haití había vuelto a manos privadas y la economía de la región descansaba en dos formas diferentes de tendencia y de explotación de la tierra: la gran propiedad y el minifundio (la grand et la petite cultures).

El resultado inmediato de esta plática de parcelación general de la tierra fue que la mayor parte de los nuevos poseedores de pequeños predios empezaron a sustituir los cultivos de exportación por cultivos de subsistencia. Otro resultado fue la carencia de mano de obra para mantener la producción de las grandes plantaciones en los niveles anteriores pues ahora, con todo el mundo como propietario, era difícil encontrar quien quisiera servir de peón a los grandes terratenientes que si querían mantener unidades suficientemente grandes cultivadas de caña de azúcar, café, algodón o cacao. De todos estos cultivos, el que mas sufrió fue el de la caña de azúcar, que resultaba ser el más productivo, pero al mismo tiempo el más complicado de todos: tanto es así que en 1818 cuando Petión murió, la producción había caído a un poco menos de dos millones de libras contra unas setenta en tiempos de Toussaint. En este proceso de decadencia solamente el café logro evitar la ruina total del país, pues el ritmos de crecimiento de la producción fue mucho más lento y todavía en 1818 se recogió un tercio de la producción original.

Esta era la situación general de 1818 cuando Petión murió y fue sucedido por su secretario y ministro de Jean Pierre Boyer, quien tenía fama de ser una persona meticulosa y amiga de la filantrópica. Y así siguió la situación hasta mediados de 1820 en que Cristóbal sufrió una apoplejía mientras asistía a una iglesia. Inmediatamente se produjo un levantamiento , y los rebeldes, cansados ya del rígido sistema de explotación a que Cristóbal los había sometido durante trece años, llamaron a Boyer, quien se apresuro a marchar con ejercito y ocupo la cuidad de Cabo Haitiano (Cabo Henry) a finales de octubre de ese año. Al igual de Dessalines, Cristóbal también murió siendo impopular entre la gente de su propia raza, lo mismo que entre los mulatos, sus tradicionales enemigos. Cuando Boyer unifico de nuevo Haití ya hacía años que se había establecido una intensa corriente migratoria de trabajadores del Norte que huían hacia la República de Petión en busca de tierras y de la Libertad que no encontraban en el Norte. No es sorpresa, pues, que cuando Petión murió miles de personas, negros y mulatos, fueran a llorar frente a su cadáver inconsolablemente diciendo que habían perdido "petit pere", como tampoco es de sorprender que su sucesor Boyer , que había trabajado con el tan de cerca como secretario y ministro, fuera esperado por las masas del Norte como el salvador de que daría tierras y les quitaría de encima el régimen de servidumbre a que habían estado sometidos desde los franceses. Boyer aparecía entre los haitianos como el Benefactor y, además, como el unificador.

Esa imagen de hombre de bien para con su pueblo Boyer quiso mantenerla a toda costa, y así como habían hecho Petión en el Sur, repartiendo las plantaciones en lotes proporcionales entre los miembros del ejército, los oficiales y los trabajadores. En efecto, las intrigas urdidas en los gobiernos francés y español por algunos aventureros que pretendían interesar de nuevo al gobierno francés en la reconquista de la Isla, tanto de la parte española como Haití, mantuvo durante largos meses de gobierno haitiano a la expectativa. Esos rumores eran alarmantes, puesto que todavía estaban frescas en la memoria de los haitianos las dos tentativas del gobierno francés de apoderarse de Haití en los recientes años de 1814 y 1816, tentativas que fueron descubiertas a tiempo. Esos rumores se acentuaron de nuevo en 1820 y los mismos pusieron a Boyer otra vez a expectativa, pues las noticias ahora eran de que en Martinica habían llegado unos barcos franceses que se utilizarían para apoyar una invasión que harían unos aventureros sobre la parte española, para después enviar tropas francesas a recibirla de los aventureros simulando una operación militar de recuperación.

La reacción de Boyer frente a las noticias de los preparativos de una invasión francesa contra Santo Domingo y contra Haití fue la de prepararse militarmente para repelerla, al tiempo que trataba de inducir a los habitantes de Este a levantarse contra los españoles e incorporarse a la República Haitiana, en parte con el propósito de establecer las fronteras naturales que, dentro de su estrategia, harían de la Isla una unidad mas defendible contra cualquier ataque naval. En diciembre de 1820 llegaron a Santo Domingo los rumores de que un agente de Boyer, el Teniente Coronel Dezir Dalmassi, se encontraba en los pueblos Las Matas, San Juan de la Maguana, Neiba y Azua. Dalmassi conocía bien el terreno que pisaba, pues era negociante de ganado y residía la mayor parte del tiempo en territorio español y pese a su presencia y proposiciones alarmaron mucho a las autoridades pro-españolas de esas localidades, ninguno de los jefes militares se atrevió hacerlo preso ni a tomar ninguna medida en contra suya. Según el oficio del Comandante de Neiba al Gobernador Kindelán , la razón de que Dalmassi pudiera andar libremente se debía a que la mayoría de los pobladores del sur estaban "corrientes a la sumisión, temerosos de su poca fuerza moral, y no exponer sus bienes a perderlos".

Dalmassi no llego a ser apresado, porque después

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