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Japón Siglo XX

Inesu27 de Febrero de 2014

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Rumbo a la Guerra del Pacífico

Los acontecimientos que condujeron la Guerra de China (a la que Japón denomina el “Incidente de China”) se remonta a la incursión de Manchuria de principios de la década de 1930. Con el fin de crear un bloque autónomo, el gobierno japonés proclamó la “Doctrina Monroe Asiática”. El gobierno chino se negó a reconocer el Manchukuo como estado independiente, mientras el gobierno no abandonó su intento de entablar relaciones amistosas entre China, Japón y el Manchukuo (el cual estaba bajo control nipón). En 1935, el gobierno chino reanudó las relaciones diplomáticas con Japón pero el Ejército de Kwangtung y la guarnición japonesa de Tianjin estaban dispuestos a anexionar Japón a todo el norte de China.

Por otra parte cuando Hirota se convirtió en primer ministro, formuló el Régimen Fundamental, que postulaba reforzar la posición defensiva frente a la Unión Soviética. Siguiendo esta política, Hirota concluyó un Pacto Anti-Komintern con Alemania en 1936, que no era un pacto militar, sino que estaba destinado a combatir las actividades subversivas de la Internacional Comunista, Sin embargo, en el caso de que una de las partes se viera envuelta en un conflicto con la Unión Soviética, la otra parte no podría prestar ayuda a esta última. Italia también se unió, por lo que los países opuestos al fascismo tenían la impresión de que Japón se estaba aliando con los poderes fascistas.

La Guerra cintra China estalló un mes después de que Konoe asumiera el poder. En un primer momento el origen del conflicto no pasó de ser un choque menor entre las tropas chinas y japonés en el puente Marco Polo a las afueras de Pekín, el 7 de julio de 1937. El ministro de la Guerra, Hajime Sugiyama propuso enviar más divisiones a Chine pero existía un sector que estaban más preocupados por la Unión Soviética. Algunos oficiales del Ministerio de Asuntos Exteriores intentaron convencer al ministro Hirota de que se opusiera a despachar más tropas a China pero este se colocó del lado de los militares más radicales (al igual que Konoe). El avance japonés puso en pie a la oposición pública china y el gobierno nacionalista se dispuso a reforzar su posición en el norte del país.

El ejército tuvo que enviar fuerzas adicionales a Shanghái donde a mediados de agosto ambos ejércitos empezaron a abrir fuego y la guerra pasó de ser un conflicto local a una guerra general. Cabe destacar que las fuerzas japonesas estaban mucho mejor preparadas ya que desde la era Meiji se habían hecho grandes esfuerzos al respecto, mientras que en China el gobierno nacional se había implantado hace poco y por lo tanto no había escatimado en enfrentamientos tanto con los jefes guerreros regionales como con las fuerzas comunistas. Por todo ello no los nipones no retrocedieron y a finales de 1937 ya controlaban China del Norte. Lo mismo ocurrió en Shanghái donde los soldados chinos fueron expulsados y en la capital china de Nanjing se cometió una de las mayores atrocidades de la guerra: matanzas indiscriminadas de hombres, mujeres y niños. Rodeaban a los jóvenes en edad militar, violaban a las mujeres (en el juicio por Crímenes de Guerra de Tokio se estimó que el número aproximado de víctimas fue de 200.000 civiles y prisioneros de guerra de forma brutal). Podríamos decir que para entender esta brutalidad por parte de las tropas japonesas sería necesario un estudio de las costumbres tradicionales japonesas.

Parte del entrenamiento militar consistía en inculcar el espíritu samurái e idealizar un tipo de comportamiento brutal así como la absoluta sumisión a la autoridad y el tratamiento humillante que se daba a los de menor rango en la vida militar. Además de ello la gente se identificaba solamente con los miembros de su propio círculo o aldea, por lo que difícilmente se fomentaban sentimientos de compasión por los demás. A los escolares se les inculcaba conceptos nacionalistas que más que nada era un sentimiento de orgullo y superioridad por el hecho de haber nacido japonés. Como dato importante es necesario mencionar que los soldados japoneses (normalmente jóvenes varones de las familias más pobres) estaban adoctrinados para dar la vida por el emperador y que los líderes políticos (como el emperador o Konoe) estaban a salvo en Tokio.

Los crímenes de Nanjin reforzaron el deseo chino de resistir la arremetida japonesa. El gobierno nacionalista solicitó ayuda a las Sociedad de Naciones pero esta se limitó a hacer una simple declaración condenando la agresión. En el caso de Alemania, por ejemplo, esta se mostraba más preocupada por conseguir que Japón se aliara en contra de la Unión Soviética por lo que se ofreció a mediar y poner fin al problema con China, pero las condiciones que imponían los japoneses eran demasiados severas y el gobierno chino rechazó inmediatamente estos términos, por lo que se dieron por concluidas las negociaciones.

Mientras tanto, en 1938, algunos oficiales del ejército, preocupados por el poder soviético en Asia oriental, entraron en combate con las fuerzas soviéticas en Changkufen pero los japoneses no pudieron asestar un duro golpe al ejército soviético y sufrieron una contundente derrota lo cual les hizo retirarse y aceptar un acuerdo negociado. Pero no convencidos de la superioridad soviética volvieron a entrar en guerra en Nomonhan, en la frontera entre Manchuria y Mongolia Exterior. Pero tras la invasión de Hitler de Polonia ninguno de los dos ejércitos quiso verse envuelto en una guerra en el Lejano Oriente al estar más preocupados por la situación en Europa. Las relaciones entre ambos países fueron tensas hasta abril de 1941 fecha en la que se firmó un pacto de neutralidad.

Aumento de las tensiones internas y externas

Mientras se alargaban los conflictos con China y las relaciones con otras potencias se volvían más duras, el gobierno japonés empezó a adoptar duras medidas para reforzar el control en los asuntos internos del país y asegurarse el apoyo popular a las iniciativas militares. Por ejemplo, el gobierno de Konoe puso en marcha la Ley de Movilización Nacional para recaudar fondos y reunir recursos humanos que garantizasen la defensa nacional. Los sindicatos fueron obligados a disolverse puesto que estaban al servicio de los trabajadores y no del gobierno. Se endureció la censura, los medios de comunicación sometidos a un fuerte control así como la eliminación de libros pacifistas y antimilitaristas o que criticasen el Régimen Nacional y la corte imperial. Todo llevo junto a la mayor mentalidad bélica hizo que la población japonesa se viese envuelta en una atmósfera gris y triste (canciones que dejaban de ser de amor para ser bélicas, prohibición a las mujeres de hacerse la permanente, hombres que dejaban de vestirse al estilo occidental para llevar el uniforme del pueblo, eliminación de la práctica del beisbol…).

En el lado militar los expansionistas estaban convencidos de que una alianza permitiría a Japón avanzar hacia el sureste de Asia y obtener control de las colonias europeas de la zona. Así, en septiembre de 1940, el gobierno japonés con Konoe a la cabeza entró a formar parte de la Alianza del Eje, junto con Alemania e Italia.

Konoe había recuperado la presidencia del gobierno en julio de 1940 y su política, que contaba con el apoyo de los militaristas y de los ultranacionalistas, llevó a Japón directamente a la Guerra del Pacífico. Además junto a sus ministros formuló “Los Principios Fundamentales de la Política Básica Nacional”, que promulgaban la creación de un nuevo orden en la Gran Asia Oriental basado en un supuesto pilar básico de la nación: “las cinco partes del mundo bajo un solo techo” (es decir, el establecimiento del ámbito de coprosperidad de la Gran Asia Oriental”). Los oficiales aseguraron que se hacía necesaria una reestructuración militar, resolver el conflicto con China, introducir reformas administrativas, planificar la economía y aplicar medidas educativas para reforzar los principios del sistema de gobierno nacional y eliminar los “pensamientos egoísta” (pero también se acordó seguir con el avance hacia el Sureste Asiático, recurriendo a las armas si era necesario. Ello estaba previsto por Japón como un hecho al cual se opondría Gran Bretaña y probablemente EEUU, preparando así el escenario para la Guerra del Pacífico).

La marina fue más decisiva a la hora de avanzar por el sur que el ejército de tierra, pues le interesaba acceder a los yacimientos de petróleo del sureste de Asia. Interés motivado en cierta medida por la derogación por parte de EEUU del tratado comercial el mes de enero anterior. El ejército de tierra, por su lado, estaba más preocupado por la posición de la URSS en el norte. En cuanto a la política Konoe puso en marcha un plan para sustituir a todos los partidos políticos existentes por un partido único y unitario. Los más radicales se mostraron a favor de crear uno de corte nazi con régimen militar pero finalmente surgió la Asociación para el Apoyo del Régimen Imperial, con Konoe a la cabeza, que simplemente quedó como un instrumento para ayudar al pueblo a defender el ‘espíritu Yamato’.

Francia tras haber sido derrotados por Alemania no pudo rechazar la petición japonesa de poner fin al envío de material bélico a China a través de la Indochina francesa así como el permiso para enviar tropas a Indochina. Ante esto EEUU y GB se vieron obligados a tomar represalias contra Japón (embargo sobre los envíos a este país de hierro y acero y la apertura de la carretera de Birmania como camino de suministros a China).

En cuanto a EEUU se propuso mantener una relación fluida entre las dos naciones

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