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LEÓN GUANAJUATO EN LA GUERRA CRISTERA

luisgarza29Documentos de Investigación6 de Noviembre de 2017

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Prefacio: La guerra cristera.[pic 3]

La guerra Cristera o Cristiada, fue un conflicto posrevolucionario acontecido entre los años 1926 y 1929, en el cual una gran cantidad de ciudadanos mexicanos tomaron parte, siendo así una de las conflagraciones armadas en México de mayor importancia por el número de personas civiles combatientes y por el aparato militar que movilizó el gobierno de Plutarco Elías Calles para combatirles. Desde la época en la que con las leyes de reforma se buscaba que la Iglesia católica perdiera el gran poder monetario y político que tenía, gobierno e Iglesia vivieron enfrentados. Este conflicto se agravó para 1926 al implementar el gobierno los artículos de la constitución de 1917, específicamente el 3 y el 130, de forma radical, para controlar totalmente a la Iglesia, reforzando estos principios con la llamada Ley Calles. Así, el gobierno de Plutarco Elías Calles decidía cuantos sacerdotes debían de servir en cada templo, tenían que registrarse en una especie de censo y debían de ser mexicanos por nacimiento para poder así realizar sus actividades de culto religioso. Todos los sacerdotes extranjeros fueron expulsados del país, por ningún motivo podía la Iglesia involucrarse en asuntos políticos, además de tener prohibido sostener o abrir colegios, ya que, en el artículo tercero constitucional, se enfatizaba el carácter laico de la educación, y que además sólo al Estado le correspondía su impartición y control. Con estas medidas, claramente anticlericales y anti eclesiásticas, se desencadenaría la llamada guerra Cristera. La Ley Calles fue la causa de este conflicto civil, además de las prohibiciones, el gobierno intentó la creación de una Iglesia que nada tuviera que ver con el Vaticano, para así socavar totalmente la influencia de la Iglesia fiel al jerarca católico en la población. La reacción de la Santa Sede a la Ley Calles fue de rechazo total, las actividades religiosas en todo México fueron suspendidas en protesta a las medidas tomadas contra la Iglesia y la población se manifestó para intentar lograr que las medidas tomadas dieran marcha atrás, pero nada de esto sirvió, ni siquiera el boicot económico contra el gobierno de Plutarco Elías Calles logró echar atrás las medidas adoptadas contra la “Libertad religiosa”. Las primeras acciones armadas importantes al inicio de la Cristiada tuvieron lugar en los estados de Zacatecas, Jalisco, Nayarit, Guanajuato y Michoacán, la lucha fue en su mayor parte en zonas rurales de México. El ejército cristero, muy a pesar de las limitantes de su origen, hasta cierto punto improvisado, logró reclutar y armar gente que al grito de ¡Viva Cristo Rey y Santa María de Guadalupe! , provocó un gran problema al gobierno durante los tres años que duró el conflicto. Algunos de los principales líderes cristeros fueron Pedro Quintanar, Enrique Gorostieta Velarde, Jesús Degollado Guízar y Victoriano Ramírez López, a quien apodaban el catorce. El número de muertos fue elevado, algunos historiadores hablan de 50,000, otros de más de 200,000 vidas perdidas, lo cierto es que la represión al movimiento armado durante la guerra Cristera por parte del gobierno fue muy dura; persiguió a todo aquel que osara desafiar lo establecido en la Ley Calles, al grado de fusilar sacerdotes por oficiar misa.

¿Cómo se vivió en León gto?

Apenas se recuperaba León de la inundación que sufrió en 1926 cuando un mes después dio comienzo la llamada “Guerra Cristera”, violento enfrentamiento entre el estado y la Iglesia, que se concentró en el centro, principalmente en Jalisco, Guanajuato, Colima y Michoacán.  Por su ubicación y por ser la ciudad de León especialmente religiosa, su participación fue significativa y alteró la vida local. Este conflicto Iglesia-Estado fue constante durante el siglo XIX, pero en el siglo XX tomaron matiz especial cuando el presidente Calles, con el objetivo de construir un gobierno centralizado fuerte decidió suprimir toda agrupación, partido o corporación que pudiera atentar contra sus intereses y los proyectos de su línea de reconstrucción del país. La capacidad de organización de los católicos dentro de la sociedad civil preparó el movimiento cristero. Los católicos habían empezado a organizar a la sociedad secular y como parte de ellos a obreros y campesinos por medio del movimiento laico de la Acción Católica, cuando el gobierno promovió la organización de las grandes centrales obreras. A partir de 1920 los prelados alentaron vigorosamente la propagación del sindicalismo cristiano bajo el fundamentado en los principios de la acción social de la Iglesia.  El obispo de León, Emeterio Valverde y Téllez, alentó activamente la creación de los organismos dentro de Guanajuato y particularmente en León.  La Confederación Nacional Católica el Trabajo se comenzó a ampliar con la adhesión de grupos obreros pero los dirigentes de la Confederación Regional Obrera Mexicana, con el apoyo de gobierno, procuraron desalentar la organización de los obreros católicos. De los 28 sindicatos que se mencionaron en el primer informe para el estado de Guanajuato, 21 pertenecen a la incipiente industria leonesa

Monumento nacional de cristo rey

La Edad Media legó a España y ésta nos trasmitió la consigna que sintetiza el deber de todo ciudadano: "Por mi Dios, por mi rey y por mi dama". Cuando se devaluó la imagen del Rey por la contraposición que establecía el axioma "La voz del pueblo es la voz de Dios", quedó en nosotros la convicción avasalladora de la lucha por Dios y por el hogar. Las intromisiones extranjeras copiadas por los políticos liberales, de las ideologías sajonas y francesas, hicieron corto circuito con la acendrada filosofía católica y nacionalista del pueblo mexicano, produciendo las revoluciones de la Guerra de Reforma y la Cristiada. Durante esta última, los cristianos trataron de externar que Cristo no era desplazado de México y en forma ostensible levantaron un monumento a Cristo Rey en el centro geográfico del país, el cerro del Cubilete, corazón histórico de México. El 11 de febrero de 1923 el delegado apostólico, Monseñor Filippi, bendijo la primera piedra ante 50,000 peregrinos, lo que le mereció la expulsión del país por el entonces presidente Álvaro Obregón. El lugar se convirtió en la tierra santa a conquistar y cuando el país se pacificó, se levantó el inmenso monumento a Cristo Rey, cuya consigna selló los labios de los mártires al ser fusilados: ¡Viva Cristo Rey! Esta epopeya le ha dado a México la mayoría de su santoral (aunque todavía no se llega, por tiempo, a la canonización), desde el P. Miguel Agustín Pro, S.J. hasta Monseñor Rafael Guízar y Valencia (beatificados en este pontificado). El Cubilete es ahora uno de los sitios más frecuentados no sólo por los peregrinos guanajuatenses que se distinguen en estas prácticas, sino por peregrinaciones de carácter nacional, todas ellas multitudinarias. Para este objeto, al pie de la gigantesca estatua de Cristo Rey, como base de la misma, se encuentra la moderna basílica en forma de globo terráqueo.

La simbología representada en la estatua y los dos ángeles reposan sobre un hemisferio de concreto que simboliza al universo, con sus meridianos y paralelos terrestres, esta semiesfera reposa sobre ocho columnas de concreto que representan a las ocho provincias eclesiásticas de México

Los cristeros del Coecillo.

El día 26 de diciembre de 1926 concurrieron más de 20 personas que acordaron tomar las armas el 1 de enero de 1827; después aplazaron el levantamiento para el día 3. Los jóvenes del movimiento habían recorrido las rancherías del norte de León donde se pusieron de acuerdo con los campesinos para su participación. El joven Nicolás Navarro por la tarde del 2 de enero, recibió la orden de lanzarse a la lucha armada esa misma noche.  A las 9 p.m. todos los comprometidos se reunieron en la quinta La Brisa a las orillas del Coecillo. A eso de las 10:00 p.m. el número de los reunidos no llegaba ni a veinticinco así que esto generó preocupación. Gerardo Alemán ordenó que se pusiera vigilancia en varios puntos del Coecillo y de la ciudad; quedando el resto de los reunidos en el camino a la hacienda de Ibarrilla. Por rumbo al puente del Coecillo se escuchó un disparo para llamar a la policía montada. Se escucharon voces y el jefe dispuso que el que se decía coronel del Ejército, fuese acompañado para cerciorarse de lo que ocurría. Fueron con él Salvador Vargas, José Valencia, Ezequiel Gómez y Agustín Martínez. Al acercarse los comisionados al lugar de donde salían las voces, se oyó el grito de “¿Quién viene?”; respondieron lo conveniente y al pedirles la contraseña la dieron. Instándoles luego a que se acercaran, al asegurarse que ahí estaba Nicolás Navarro, lo hicieron, y entonces fueron aprehendidos y desarmados, sin darles tiempo a defenderse. Por el desaire que le hizo la población al general Joaquín Amaro, ministro de Defensa Nacional, envío cono jefe de la plaza al general de Brigada Daniel Sánchez, quien desde su llegada hizo comparecer ante su presencia a cuantas mujeres que vestían de negro transitaban por las calles, alegando que era una señal muda de protesta contra el Gobierno. El asalto al tren de Guadalajara y el descarrilamiento del general Amarrillas por los alzados, sirvieron de pretexto al general Sánchez para llevar al martirio a las siguientes personas: el 25 de abril, fueron fusilados el padre español Andrés Solá, que se había ocultado en una casa de la calle 20 de enero; el padre J.Trinidad Rangel proveniente de Silao y el señor Leonardo, nativo del rancho El Saucillo.  Los tres fueron declarados culpables de los atentados a los ferrocarriles y sentenciados en el lugar del mismo descarrilamiento.

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