La Campaña Contra El Analfabetismo
reynasilva23 de Febrero de 2013
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Meneses Morales, Ernesto (1986). “El debate nacional sobre el proyecto de Vasconcelos” y “La cruzada educativa de José Vasconcelos”, en Tendencias educativas oficiales en México 1911-1934. México. CEE. pp. 294-301 y 311- 320.
La campaña contra el analfabetismo.
Al mismo tiempo que Vasconcelos llevaba adelante la campaña política para crear la Secretaría de Educación Pública, emprendió otra actividad importante: la cruzada contra el analfabetismo, iniciada en junio 20 de 1920, apoyada con gran entusiasmo por maestros, pero sobre todo por maestras. Las condiciones de la cruzada: crear un cuerpo de profesores honorarios de educación elemental, formato por personas de ambos sexos que hubieran cursado como mínimo el tercer año de la primaria.
Los profesores honorarios llevarían a sus alumnos, una vez que lo estimaran conveniente, ante los profesores e inspectores oficiales, a fin de que los examinaran y, en su caso, les expidieran certificado de saber leer y escribir. El profesor honorario que hubiera presentado a examen con éxito a más de 100 alumnos, recibiría de la Universidad Nacional de México un diploma que certificara este hecho. Dicha institución daría preferencia, para los empleos en todas sus dependencias, a las personas que acreditase que habían enseñado a leer y escribir a más de 100 alumnos. En las demás dependencias del gobierno federal y los estados, se daría preferencia a la solicitud de empleo a favor de las personas que hubieran presentado este certificado.
Carrillo proponía a Vasconcelos: primero, dirigir una serie de oficios a todos los periódicos de la República, con la invitación para hacer propaganda a favor de la campaña; segundo, comisionar a un ciudadano en cada una de las manzanas de las ciudades, villas, aldeas y pueblos a fungir de director de manzana, y así poder seleccionar a los profesores honorarios; tercero recomendar que los jefes de manzana fueran los ciudadanos más caracterizados y que el gobernador mismo lo fuera de su respectiva manzana; cuarto, extender nombramientos universitarios a todos los directores o jefes de manzana y quinto autorizar que en cada manzana, cuando ya no hubiera más analfabetos, el jefe de la misma levantara una bandera blanca.
Vasconcelos autorizó inmediatamente la realización del plan y se proponía, al mismo tiempo, fomentar el sentimiento nacionalista. Dos preocupaciones fundamentales de Vasconcelos saltan a la vista en este juramento: La búsqueda de unidad, antecedente necesario de la identidad nacional y la promesa de luchar sin descanso contra el analfabetismo. A pesar de la escasa cosecha que levantó la cruzada de alfabetización, la campaña cobró una resonancia especial, primero, por ser un ingenioso invento para combatir la ignorancia; segundo por suscitar un cambio de actitud en muchos de los ciudadanos, al interesarlos en los que no sabían nada, actitud contraria al espíritu individualista, distintivo del Porfiriato y tercero por adoptar la solución gratuita de combatir la ignorancia por medio de los maestros honorarios.
Desayunos escolares.
Roberto Medellín, director entonces de educación técnica en el Distrito Federal, informó en abril de 1921 a Vasconcelos que, al visitar las escuelas, había observado a numerosos estudiantes con síntomas de extrema debilidad por desnutrición, al grado de desmayarse por asistir a clase sin haber comido. Medellín notaba que muchos niños de familias pobres, deseosos de educarse para mejorar su posición económica, comían, de ordinario, sólo una vez al día. Era imposible, por tanto, que pudiesen prestar debida atención a los cursos ni aprovechar la enseñanza en ninguna forma.
Vasconcelos que, a fuerza de auténtico revolucionario, se preocupaba por el bienestar de las masas, se conmovió profundamente por la suerte de estos niños
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