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La Esclavitud Y Su Importancia


Enviado por   •  24 de Noviembre de 2014  •  995 Palabras (4 Páginas)  •  897 Visitas

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LA ESCLAVITUD Y SU IMPORTANCIA

La esclavitud, como institución jurídica, es una situación por la cual una persona (el esclavo) es propiedad de otra (el amo); es una forma particular de relaciones de producción, característica de un determinado nivel de desarrollo de las fuerzas productivas en la evolución de la historia económica. Esclavismo es la ideología que sustenta la esclavitud.

La esclavitud es el estado social definido por la ley y las costumbres como la forma involuntaria de servidumbre humana más absoluta. Un esclavo se caracteriza porque su trabajo o sus servicios se obtiene por la fuerza y su persona física es considerada como propiedad de su dueño, que dispone de él a su voluntad. Desde los tiempos más remotos, el esclavo se definía legalmente como una mercancía que el dueño podía vender, comprar, regalar o cambiar por una deuda, sin que el esclavo pudiera ejerce ningún derecho u objeción personal o legal.

IMPORTANCIA DE LA ESCLAVITUD

La esclavitud era una institución esencial para el proceso productivo. No es de extrañar entonces que en el avaluó de minas y haciendas, los esclavos tuvieran un valor superior al de las propiedades y sus mejoras. Además, el comercio de esclavos fue una fuente de acumulación de capital para los comerciantes dedicados a la trata negrera, en especial los de Cartagena que era el principal centro americano de este comercio

El comercio de esclavos se convirtió en una de las empresas más codiciada por las potencias mercantilistas no solamente por el volumen del tráfico sino también porque detrás de él se desarrollaban diferentes formas de penetración comercial.

¡QUÉ IMPORTANCIA TUVO LA TIERRA COMO FACTOR DE PRODUCCIÓN Y BASE DE PODER EN LA COLONIA?

El reparto de tierras entre los conquistadores para su explotación agropecuaria fue el punto de partida de esta propiedad que, con el paso del tiempo, dio lugar a una acumulación de tierras como símbolo de prestigio y poder dentro de la sociedad colonial, acrecentando el dominio de los mayorazgos. A finales del siglo XVI la Corona comenzó una política de revisión de las propiedades acumuladas de forma ilegal, que se habían producido a través de la ocupación de tierras que aparentemente no tenían propietarios, tierras de nadie, e inició su venta por medio del sistema de 'composiciones'. Esta fórmula supuso en muchos casos la devolución de las tierras, mediante un pago que regularizaba la situación, a los propietarios ilegales, que habían sido obligados a entregarlas. Otra forma de devolución de estas tierras por parte de conquistadores y encomenderos fue la 'restitución', generalmente realizada a la Iglesia, que, con estas aportaciones, y las donaciones de particulares se convirtió en propietaria de múltiples y extensas haciendas, que sólo en algunas ocasiones fueron consideradas como tierras de uso común.

LA ENCOMIENDA Y SU FUNCION

La encomienda consistía en la asignación, por parte de la corona, de una determinada cantidad de aborígenes a un súbdito español, encomendero, en compensación por los servicios prestados. Tras esto, el encomendero se hacía responsable de los nativos puestos a su cargo, los evangelizaba, y percibía los beneficios obtenidos del trabajo que realizaban los nativos.

Durante los primeros años de la encomienda, no existía ningún tipo de regulación ni jurisdicción que garantizase los derechos de los aborígenes, por lo cual, éstos eran explotados. Con las Leyes de Burgos de 1512 se establecieron una serie de pautas con respecto al uso de la encomienda, y se hizo especial hincapié en el buen trato a los aborígenes. Sin embargo, los abusos continuaron perpetuándose.

Consistía básicamente en una mer-

ced que el Rey le otorgaba a un conquistador por sus servicios, mediante la cual

se le asignaba un grupo de indígenas para que trabajaran para él a cambio de ser

instruidos en la doctrina cristiana. La función principal que las leyes le otorgaban

a la encomienda era la evangelización. Por eso el titular de la encomienda debía

contratar un sacerdote, construir una iglesia con ornamentos adecuados y organi-

zar a los indios en pueblos al estilo español. El encomendero debía ser un hombre

casado y tener «casa poblada» en alguna ciudad

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SOCIEDAD COLONIAL

Las sociedades de los dominios coloniales españoles se conformaron a partir de tres grupos étnicos de diferente origen: los indígenas, nativos de América; los blancos, llegados de Europa; y los negros, provenientes de Africa. Durante el proceso de conquista y colonización fue creciendo un cuarto grupo, producto de la mezcla de los otros tres, al que se denominó castas. Como resultado de ese proceso de mestizaje se diferenciaron tres nuevos grupos entre la población: los mestizos (mezcla de español e indígena), los mulatos (mezcla de español y negra) y los zambos (mezcla de negro e indígena). Durante el siglo XVIII el proceso de mestizaje estaba muy avanzado, y en muchas regiones el número de mestizos predominaba sobre el resto de la población.

El mestizaje se vio favorecido por el escaso número de mujeres llegadas de España, debido a que allí sólo se les permitía emigrar a las casadas. Muchos de los hijos mestizos eran producto de relaciones extramatrimoniales, ya que habitualmente los españoles sólo se casaban con españolas. Los hijos de padre y madre españoles nacidos en América fueron llamados criollos.

La existencia de estos diferentes grupos de acuerdo con su origen o color de piel tuvo una gran importancia en la sociedad colonial del siglo XVIII. Los blancos eran una minoría, pero ocupaban los lugares de privilegio, tanto por su riqueza como por su prestigio social. Las diferencias sociales se acentuaban aún más por las diferencias de origen y de color de piel.

Las Castas.

El aumento de la población mestiza preocupó a la minoría blanca dominante. El intento por reforzar las diferencias sociales a partir del color de la piel dio origen a una compleja clasificación de todas las posibles mezclas entre blancos, indígenas y negros. Alguno de los nombres con que denominó a las mezclas de castas fueron: tercerón, cuarterón, quinterón, octavón, castizo, morisco, calpanmulata, entre otros.

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