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La Fenomenología De Eduardo Nicol


Enviado por   •  26 de Marzo de 2014  •  2.886 Palabras (12 Páginas)  •  317 Visitas

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La fenomenología de Eduardo Nicol

José Luis Desentis Torres

I

Nicol señala que el método y el sistema conforman una unidad en una revolución metodológica; asimismo, esta unidad es propia de toda filosofía sistemática. Se necesita un discurso sobre el método que convierta al propio método en la autoconciencia de la filosofía. Con ello se estaría llevando a cabo una revolución en la filosofía que implica una crítica del método. Dada la unidad orgánica entre método y sistema, toda crítica del método conlleva una crítica del sistema y su tradición filosófica. En ese sentido, se trata de un método no sólo crítico, sino también histórico. El discurso sobre el método ha de recibir, como su carácter propio, los términos de fenomenología y dialéctica.

La necesidad de la fenomenología puede mostrarse en el hecho de que “ningún pensador pudo jamás tomar como punto de partida y fundamento sino una evidencia fenoménica”1. La filosofía se encuentra en crisis. Se requiere de un nuevo método que sea autoreflexivo, pues aun cuando la filosofía ha sido dialéctica y fenomenológica, no lo ha sido de manera consciente. Esto se debe a la base metodológica que la razón misma ha acogido.

¿Qué es fenomenología? La palabra tiene dos raíces: fenómeno y logos. El fenómeno indica un mostrarse, aparecer, ser manifiestamente, es aquello que se encuentra a la vista, lo patente, lo evidente. Nicol parte del hecho de que el primer dato originario es el ser. El ser es fenómeno. A diferencia de la tradición inaugurada por Parménides y que sigue hasta Heidegger, para Nicol el ser no está oculto: “El ser de veras no está oculto detrás del fenómeno en que se manifiesta como algo real. Solamente lo encubren nuestra ignorancia, nuestra conveniencia, nuestros prejuicios. La apariencia es lo más seguro […] El ser no es problema”2. La ocultación del ser tiene como base lo sucedido en los comienzos de la historia de la metafísica: lo que se conoce como la devaluación del fenómeno.

Ontológicamente se dio lugar en la filosofía al descrédito de las apariencias, de aquello que es visible. Esto ha sido el impedimento de que la metafísica se estableciera con un método fenomenológico. No se consideraba al fenómeno como el principio o fundamento del saber, sino tan sólo como una realidad ontológicamente inferior —inferior a la realidad trascendente. Así, se formó la dicotomía entre lo aparente y lo real; entre fenómeno y ser. Esta tradición, que de acuerdo con Nicol comienza desde el Fedón platónico, logró que lo invisible se colocara en un lugar ontológicamente superior y positivo, en tanto que son las Ideas las que constituyen la verdadera realidad. En cambio, lo visible resultaba puramente negativo, pues es tan sólo la mera copia de las Ideas y, por ello, como apariencias no representan el camino que dirige al verdadero conocimiento. Lo fenoménico posee menos ser que lo oculto.

Sin embargo, para Nicol toda investigación debe partir de la aprehensión inmediata, es decir, del fenómeno, y no debe separarse de ese principio. “Y debe llamarse básica a esa experiencia de aprehensión directa porque en el fenómeno es donde está el ser […] El ser viene primero […] El fenómeno es fidedigno respecto del ser”3. El ser, por ser fenoménico, es dato originario, primario e inmediato.

En Ser y tiempo Heidegger afirma que ontología es fenomenología. No se trata de dos disciplinas diferentes pertenecientes a la filosofía, sino que “estos dos nombres caracterizan a la filosofía misma por su objeto y por su método”4. Sin embargo, Heidegger entiende por fenómeno justo lo opuesto de lo que significa la palabra. Fenómeno es lo que, de manera inmediata y regular, no se manifiesta. El ser está encubierto, es justamente ello lo que intima a servirse del método fenomenológico para que el ser se vuelva fenómeno. Este viraje del término, es decir, entender por fenómeno lo que está oculto en lugar de lo que es patente, se remonta a los griegos. Es necesario un cambio de dirección que logre constituir a la filosofía como fenomenología. Se debe revolucionar el método fenomenológico volviendo al significado original de la palabra fenómeno.

De la incomprensión del fenómeno se deriva el problema del ser y el tiempo. Ese ha sido el hilo conductor de toda la tradición metafísica. De acuerdo con Nicol, algunos pensadores griegos llevaron a cabo la ocultación del ser para dar fin al problema de la temporalidad propia del ser, es decir, librarlo del tiempo. El tiempo era propio de las apariencias, de los fenómenos. El pensamiento debía superar los fenómenos para llegar al ser mismo. Así, se consideró que el ser verdadero era intemporal y, por ello, invisible. La nueva postura que Nicol persigue es la que afirma que el ser no es problema, sino dato.

II

La filosofía debe adquirir un método fenomenológico. Nicol señala en su Metafísica de la expresión dos casos en que la fenomenología ha operado a partir de una epojé: Descartes y Husserl. La fenomenología no puede ser cartesiana ni husserliana. Nicol nota que con Descartes ocurre una reforma en la metafísica. Originariamente la metafísica estaba fundada en el principio de no contradicción. La intemporalidad del ser era consecuencia de dicho principio, lo cual dio pie a la “tradición sustancialista”. Descartes, en cambio, trata de dar una nueva fundamentación a la metafísica. A pesar de que no renuncia a la categoría de sustancia, no funda la metafísica en un principio a priori (principio de no contradicción), sino que la implanta en una intuición existencial, en la evidencia de una realidad: la evidencia del cogito. No obstante, “cabe sospechar que lo decisivo en la metafísica cartesiana no sea la evidencia ontológica, sino la duda ontológica”5. Por medio de la duda Descartes busca desechar todas las opiniones recibidas y comenzar desde los fundamentos. Así, suspende no sólo sus opiniones, sino la realidad misma.

Descartes indaga el camino que nos lleve a algo indudablemente cierto y, para ello, parte de la completa incertidumbre. De esta manera, el ser no es patente en la aprehensión inmediata y primaria de lo real. Sólo el método puede acceder a lo indudable. Descartes, pues, también pertenece a la tradición que tiene como eje común la ocultación del ser. Suspende la realidad en aras de su recuperación por medio del método. El ser no es evidente en principio.

Nicol distingue entre la situación cartesiana y la operación cartesiana. La situación refiere al estado de crisis que impulsa a Descartes

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