La Gran Dolina (Complejo arqueológico de Atapuerca).
Dani De Pedro MatéSíntesis4 de Mayo de 2017
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Daniel De Pedro Maté
Prehistoria de la Península Ibérica
Universidad de La Rioja
Trabajo de curso: Yacimiento de la Gran Dolina
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Índice
- Revisión historiográfica………………………………………………………… 3
- Secuencia arqueológica………………………………………………………. 4
- Materiales arqueológicos más relevantes…………………………………… 7
- Hechos sociales deducidos a partir del estudio del yacimiento…………… 10
- Los exploradores: Homo antecesor……………………………………………12
- Importancia del yacimiento para el conocimiento del contexto histórico al que corresponde y conclusiones finales………………………………………13
- Anexos…………………………………………………………………………… 15
- Referencias bibliográficas……………………………………………………… 19
1- Revisión historiográfica
La Gran Dolina es uno de los yacimientos arqueológicos situados en la trinchera del ferrocarril de la Sierra de Atapuerca, localizado en el norte del municipio de Ibeas de Juarros, cerca de la capital y que da nombre a toda la provincia, formando parte de la comunidad autónoma de Castilla León en la sub meseta norte de la península Ibérica. Este relleno está situado en el sector norte de la mencionada trinchera, 3º 31´ 08´´ de longitud oeste y 42º 21´ 09´´ de latitud norte (coordenadas GPS). Es el yacimiento más importante de la Sierra de Atapuerca por la ingente cantidad de información que ha aportado y seguirá aportando sobre las comunidades humanas del Pleistoceno inferior y medio (Salas Ramos, 2014).
Dentro del complejo de yacimientos de la Sierra de Atapuerca, el de la Gran Dolina presenta un recorrido historiográfico propio en cuanto a sus excavaciones. Las campañas de excavación sistemática comenzaron en 1978 gracias al impulso de Emiliano Aguirre, en la zona superior del relleno con la intención de eliminar los sedimentos estériles. En 1981 se comienza a excavar 24 m2 de niveles fértiles arqueopaleontológicamente; la excavación preliminar de la base del nivel TD11 (ahora denominada TD10-1a) finalizó en 1987 y comenzó la del nivel TD10-1b. Hasta 1989 la superficie excavada fue de entre 25 y 30 m2.
En 1990, fue excavada la base, TD4W, para evitar que parte del perfil se desprendiera y se perdiera una valiosa información. Esta intervención finalizó en 1991, y gracias a ella se descubrió una abundante fauna e industria lítica muy antigua compuesta por 5 piezas de cuarcita y algunas bases indeterminadas de pequeñas dimensiones de sílex neógeno y que nos permitió conocer el mundo Achelense y los aspectos biológicos como culturales de Homo heidelbergensis. Hasta este momento el proyecto de las excavaciones estuvo dirigido por su impulsor Emiliano Aguirre, junto a los investigadores José María Bermúdez de Castro, Juan Luis Arsuaga y Eduald Carbonell.
En 1992, se amplió la excavación de la parte superior de la Gran Dolina retomando la intervención sobre TD11. En 1993 se inició un sondeo bioestratigráfico en un pequeño sector del yacimiento que comenzó en TD10 y llegó hasta el nivel TD5; el objetivo de esta intervención era obtener la referencia de las características bioestratigráficas del relleno, reconocer de forma diacrónica los diferentes niveles de la Gran Dolina y planificar una futura excavación en extensión.
En 1994 el sondeo de 6m2 llegó a TD6; este nivel comenzó a suministrar, tanto fauna como industria lítica, como restos humanos. En 1995 el sondeó alcanzará TD5 y en 1996 se retomarán los trabajos de excavación en la parte superior, ampliándose a 85 m2. En el año 1999 se finalizará el sondeo. Ante la existencia de voladizos en el sector oeste del relleno, desde 2001 y hasta la actualidad se está realizando una intervención con el objetivo de evitar situaciones de peligro y pérdida de información, lo que ha permitido recuperar nuevos restos óseos de Homo antecessor.
En este yacimiento se han realizado varias series de dataciones por paleomagnetismo, termoluminis-cencia, ESR (Barrido de resonancia electrónica) e IRSL (Luminiscencia estimulada por infrarrojo). Las dataciones han proporcionado edades que oscilan entre cerca de un millón de años y más de 780.000 años para TD6 y entre 240.000 y 198.000 años en TD11 o 200.000 aprox. para TD10.
Es clave comentar que, tras los primeros impulsos a la investigación en Gran Dolina, llevados a cabo por los investigadores anteriormente mencionados, se unieron muchas más instituciones tanto públicas como privadas y la aportación de nuevos investigadores integrados en estas instituciones, que siguen en esta labor hasta ahora; entre estas entidades podemos encontrar: la Universidad de Burgos, la Universidad de Zaragoza y la Universidad de Alcalá de Henares (Salas Ramos, 2014).
2- Secuencia arqueológica
La Gran Dolina es una cavidad colmada por 18 m de sedimentos y en las que están identificadas 11 unidades de relleno con una extensión espacial desconocida. Estas 11 unidades se dividen en tres fases kársticas: una, endokárstica (TD1 y TD2) que son formaciones logradas gracias a la filtración del agua por grietas, fisuras y cavidades de disolución; otra fase de conducto abierto al exterior (TD3-TD9); y una exokárstica (TD10 y TD11) que son formas superficiales. Las últimas intervenciones arqueológicas han permitido el estudio de perfiles novedosos y con ello se está realizando un análisis más completo y pormenorizado de estas unidades. (Anexo 1)
Entre los distintos niveles del corte estratigráfico de Gran Dolina, los cinco primeros (de TD1 a TD5) son visibles en su totalidad por una columna situada en la cota este de la sección Dolina; la secuencia litoestratigráfica sobre la cota suroeste no está correlacionada, ya que se encuentra separada por una masa rocosa que divide la parte inferior del relleno.
La variedad estratigráfica de este yacimiento permite estudiar materiales de diferentes fases del Pleistoceno; de esta forma, la bioestratigrafía muestra como los niveles TD3 a TD8 pueden incluirse dentro del Pleistoceno inferior, mientras que de TD8 a TD11 se han datado como Pleistoceno medio. Las dataciones absolutas proporcionan edades de entre 337.000+/-29.000 (Falguéres et al., 1999) en TD10 y 1,07Ma-0,99 en TD1 por paleomagnetismo.
Todos los niveles salvo TD1, TD9 y TD11 son fértiles; se han localizado elementos arqueológicos en TD4, TD5, TD6, TD7 y TD10 y paleontológicos en todos ellos incluso en TD2, TD3 y TD8.
El nivel TD1 está constituido por sedimentos laminados de arcilla de color marrón oscuro y arqueológicamente es un estrato estéril, su datación es de 0.99-1.07Ma (Pérez González et al., 2001). El nivel TD2 está compuesto por grandes bloques y gravas angulosas de roca caliza y pertenece a la fase endokárstica durante un clima templado según datos paleoclimáticos.
En cuanto al nivel TD3, comienza con una fase sedimentaria en la que la cavidad se abre al exterior y los depósitos se relacionan con las condiciones exokársticas, el nivel tiene un espesor de 30 cm y posee abundantes fósiles de microvertebrados, parece ser que este nivel pertenecía a un clima también templado pero más húmedo. En TD4 encontramos una alternancia de lutitas rojas y de brechas y bloques angulosos de caliza, su espesor es de 110-130 cm y este nivel se puede relacionar con una transición climática de un clima frio (pate inferior) a uno cálido (parte superior); también se han encontrado abundantes restos de fauna y escasos elementos líticos pero apreciables por su antigüedad.
Siguiendo con el nivel TD5, está compuesto por pequeñas gravas angulosas, cantos calcáreos, lutitas rojas, conglomerados en forma de cuña y en la parte superior se localiza un conjunto de arcillas de color marrón claro; su espesor es de entre 140 y 340 cm, existen restos de presencia de fauna y de industria lítica. Climáticamente, este nivel se formó en un clima frio continental y húmedo.
El nivel TD6 tiene un espesor de 240 cm en el sector oeste y 210 cm en el este, se constituye básicamente por conglomerados calcáreos, cantos y gravas de caliza; este nivel se desarrolló en un paisaje abierto a formaciones vegetales de tipo dehesa, monte bajo y bosques galería[1]. Contiene abundante industria lítica y, en su nivel más superior, encontramos restos humanos del Pleistoceno inferior final definidos como una nueva especie denominada Homo antecessor, que elaboró un repertorio de industria lítica, consumió fauna y practicó el canibalismo (evidencia más antigua documentada en el continente europeo).
En el nivel TD7 podemos encontrar calcarenitas, gravas gruesas y escasos cantos depositados por la acción fluvial, tiene un espesor máximo de 200 cm que se divide en cuatro subunidades estratigráficas pertenecientes a un clima cálido o templado donde se han encontrado, en conexión anatómica, restos de un Praeovibos priscus (vertebrado del Plioceno superior) y una pieza de industria lítica. La datación de todo el nivel es de 960.000+/-120.000 años (Berger et al., 2008).
En cuanto al nivel TD8, está formado de bloques, cantos y conglomerados calcáreos, también por una superficie de lutitas con zonas muy carbonatadas. Posee un espesor de entre 520 y 260 cm, y en él, encontramos abundantes restos faunísticos pero ninguna actividad antrópica; gracias al estudio palinológico sabemos, que este nivel, se caracterizaba por un clima cálido o templado dentro del límite entre Pleistoceno inferior y medio. La datación de TD8 es de 602.000+/-52.000 años (Falguéres et al., 1999).
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