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La Gran Violencia


Enviado por   •  27 de Febrero de 2013  •  1.527 Palabras (7 Páginas)  •  414 Visitas

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La Gran Violencia

Hacia 1945 comenzó a perfilarse la estrategia guerrera de la reacción conservadora. Al amparo de la doctrina Truman, que preconizaba el enfrentamiento inevitable con la Unión Soviética al finalizar la Segunda Guerra Mundial, comenzó a aplicarse un plan de violencia "de baja intensidad" en los campos y pueblos. Se trataba de impedir el triunfo electoral de Jorge Eliécer Gaitán, desmovilizar a las masas campesinas, anular la capacidad de resistencia del pueblo y recuperar el control de la tierra para el gran latifundio. En 1946 comenzaron a operar las partidas de "Chulavitas" (llamadas así por el nombre de la vereda campesina donde se organizaron primero) encargadas de quitarle la cédula de identidad a cada campesino liberal, por la razón o la fuerza. Como la cédula era un documento indispensable para votar, se trataba de impedir la votación del campesinado gaitanista. Pero en realidad la estrategia era más profunda: se trataba de iniciar la violencia generalizada "por abajo", por el campesinado pobre, de manera que cuando llegara a los "notables" fuera ya demasiado tarde para responder. Después de todo, en Colombia siempre se ha estado hostigando a los campesinos sin que a los notables de los pueblos y ciudades les importe mucho.

Esta estrategia fue tan eficaz, que todavía hoy muchos historiadores sostienen que la Gran Violencia comenzó en 1948, con el asesinato de Gaitán. Pero cuando Jorge Eliécer Gaitán fue asesinado, el 9 de abril de 1948, ya la violencia había cobrado miles de víctimas en los departamentos de Boyacá, Santander, Cundinamarca, Huila, Tolima y Valle del Cauca, y comenzaba a dejar su huella sangrienta las regiones cafeteras.

El asesinato del líder popular produjo una violenta insurrección en la capital (el "Bogotazo") en momentos en que se celebraba la Conferencia Panamericana. En muchas ciudades y pueblos del país se formaron juntas revolucionarias y hubo momentos en que se creyó que el gobierno iba a caer. Los Estados Unidos debieron enviar tropas desde Panamá para afianzar al régimen. Pero el gaitanismo no había creado estructuras políticas sólidas, capaces de enfrentarse a la inmensa tarea de la toma del poder. Y así como las fuerzas del gobierno no podían restablecer el orden en todos los rincones del país, tampoco las fuerzas populares podían imponer el suyo ni crear nuevos mecanismos democráticos para el manejo de los territorios bajo su control.

Bien pronto se diluyó el ímpetu revolucionario de las masas y el país quedó a merced de la violencia generalizada, sin dirección central y sin estrategia, de dos pueblos enfrentados por el odio: el pueblo liberal y el pueblo conservador.

Porque la violencia fue popular. Participaron en ella hombres, ancianos, mujeres y niños. La lucha fue muy desigual e irregular, porque al lado de las masacres de población civil cometidas por población civil, hubo masacres cometidas por militares disciplinados, por bandas paramilitares conservadoras y por guerrillas liberales.

En ese período trágico de nuestra historia (1946-54), los colombianos cometimos todas las atrocidades que nos habían enseñado los caudillos oligárquicos del siglo pasado: mutilaciones, decapitaciones masivas, descuartizamientos, en fin, todo lo que el lector pueda imaginar y mucho más que no puede imaginar. El país se agotó en rituales de sadismo y horror.

Pero esto también fue el punto de partida de una nueva forma de violencia. Ya en 1946 un dirigente campesino comunista había comenzado a organizar grupos de autodefensa armada para proteger a la población civil de su región de los horrores que se venían cometiendo en el país. Este dirigente abandonó su nombre y adoptó el nombre de un campesino que había sido brutalmente asesinado por las bandas conservadoras. Desde entonces se ha llamado "Manuel Marulanda Vélez". Sus enemigos le llaman "Tirofijo". Hace más de cincuenta años está dirigiendo la lucha armada de su organización, que hoy se llama "Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia" (FARC).

Lo han dado por muerto centenares de veces. Su organización es considerada "terrorista" por algunos países y gobiernos, temida y a veces odiada por quienes no comparten sus ideas y sus métodos. Pero es un hecho que él y sus combatientes mostraron, en medio del horror del genocidio organizado por los partidos tradicionales, una posibilidad de lucha armada en defensa del pueblo trabajador.

También en el interior de la guerrilla liberal comenzaron a soplar vientos populares. Como ya he indicado, en los Llanos Orientales se organizó una república independiente defendida por las tropas irregulares de Guadalupe Salcedo, el más grande de los jefes guerrilleros del partido liberal, tanto por sus geniales condiciones de combatiente y estratega como por sus condiciones de líder

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