La Guerra Civil (1936-1939)
Eva AbrilApuntes23 de Marzo de 2019
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LA GUERRA CIVIL (1936-1939)
PARTE I: GOLPE DE ESTADO DE 1936: RESPUESTA POPULAR Y GUERRA CIVIL
- La Conspiración contra el Gobierno del Frente Popular
La victoria del frente popular supuso movilizaciones conspiratorias por parte de la UME dirigida por Sanjurjo desde su exilio en Portugal que contaron a su vez con el apoyo de la oligarquía industrial, terrateniente y financiera.
Ante esta decisión, el Gobierno decidió llevar a cabo detenciones y dispersar a los militares sospechosos lejos de Madrid, sin embargo, esto último fue un error. Ya que entre otros: El General Mola: En Pamplona reorganizó el brazo armado del carlismo, Franco y Goded desde Canarias y Baleares conspiraban contra el régimen
El momento decisivo fue el 17 julio de 1936, cuando las tropas de Melilla se sublevaron y declararon el estado de guerra en Marruecos, lo que desencadenó el mecanismo que llevaría España a la Guerra Civil.
Entonces Franco se dirigió Marruecos para ponerse al mando del ejército africano mientras el levantamiento se ponía en marcha en la Península ante incapacidad del Gobierno de Quiroga. El cual resultó ser un fracaso en las principales ciudades de España, que enfrentó a las fuerzas sublevadas y a las leales al Gobierno convirtiéndose así en una Guerra Civil
- La sublevación y la geografía de la guerra en 1936
El levantamiento militar del 18 de julio de 1936 tuvo desigual fortuna y fracasó en su objetivo de apoderarse de España sin resistencia
Los rebeldes ocupaban gran parte del norte y zonas montañosas además triunfar en Andalucía y Baleares. La República, una vez eliminados los focos de sublevados de Madrid, Bcn y San Sebastián, consiguió mantener la porción más importante del país y la fidelidad de la Guardia Civil y el Ejército.
La zona arrebatada a los republicanos era bastante inferior de lo que se esperaban los rebeldes, pero no tanto como para abandonar sus planes.
- Los recursos de los combatientes
Semanas después se estabilizó el frente de ambas zonas, preparándose para un largo enfrentamiento. La República se quedaba con las reservas de oro, metalurgias del norte, industrias catalanas y agricultura mediterránea. Los rebeldes con los cereales, carbón, ganado y vinos. Desde la perspectiva económica, las posibilidades de solucionar el conflicto las tenía la República.
- Movilización popular y guerra de columnas
El ejército quedó dividido en dos: con la República permaneció la mayoría (mitad del ejército de tierra, la Marina, mitad Guardia Civil, etc). Sin embargo, los republicanos carecían de oficiales superiores con experiencia, mientras que los rebeldes contaban con mayoría de los coroneles jóvenes.
- Las milicias de los sublevados
Solo las tropas de África ya eran más de 40000 combatientes marroquíes. En el resto de España, ambos bandos eran conglomerados de gente capacitada y, sobretodo, paisanos movilizados. Estos oficiales encuadraron a los grupos de civiles en columnas hacia los puntos y ciudades estratégicas.
Durante esa primera fase, las milicias constituyeron la mayor parte de la masa en armas. En el bando rebelde encontramos tres grupos: falangistas (más numerosos), requetés y las Juventudes de Renovación Epañaola.
- Las milicias leales al gobierno
Se agruparon según su adscripción partidista o sindical y desempeñaron un papel determinante en la derrota de los rebeldes en las grandes ciudades. Se crearon unas 150 unidades de milicianos al servicio de la República, unos 200000 combatientes entre los cuales había partidos obreros, sindicatos obreros y campesinos, y población urbana.
- La marcha hacia Madrid
El gobierno republicano no supo aprovechar su ventaja inicial y perdió el control político y en la calle a favor de los comités obreros, que querían hacer su propia revolución. Las fuerzas republicanas se debilitaban y desperdiciaban un tiempo precioso para frenar el avance rebelde, que dio un paso importante cuando el ejército de Marruecos, a las órdenes de Franco, consiguió atravesar el Estrecho con ayuda de aviones alemanes e italianos.
Un puente aéreo transportó a la Península a más de 12.000 hombres y abundante material de guerra, por lo que el ejército de África se adueñó de toda Andalucía, únicamente Badajoz opuso resistencia, finalmente ocupada la ciudad Franco consiguió unir ejército de Mola en el norte, el cual pretendía ocupar Madrid
El Gobierno republicano no supo controlar sus organizaciones proletarias, enfrentadas enre sí por sus diferencias ideológicas y estratégicas, al igual que las clases medias por la cuestión autonómica
- La defensa de Madrid y la estabilización del frente
Las tropas franquistas querían atacar por sorpresa, pero se encontraron en Madrid con una buena defensa gracias al General Miaja. Madrid ganó con ayuda de las Brigadas Internacionales, erigiéndose símbolo internacional de la resistencia al fascismo. Ante esto, los rebeldes decidieron llevar acaba un acción militar de desgaste,
La estabilización del frente llevó a los combatientes a buscar más ayuda extranjera. Los nacionales (rebeldes) recibían de Hitler y Mussolini nuevos envíos, mientras los republicanos tenían dificultades para recibir armas de París, y comenzaron a recibir ayuda de la URSS.
1.9 La formación de los nuevos ejércitos
-Bando franquista. La dirección militar fue estricta, aunque siguiesen manteniendo sus títulos, banderas y perfil ideológico. El decreto de militarización de las milicias de diciembre de 1936 sometía a todas las unidades al Código de Justicia Militar y al general Monasterio
-Bando republicano. Nuevo ejército constituido por el Quinto Regimiento, a iniciativa del partido comunista y bajo la dirección de oficiales de la Unión Militar Republicana Antifascista (UMRA). Se trataba de “recomponer la autoridad del Estado”.
En septiembre se acometió la reorganización del ejército, creando un Estado Mayor Central, y la militarización de las milicias populares; y se estructuró el ejército en brigadas mixtas. Más tarde se crearon las divisiones como gran unidad militar. En todas las unidades había un comisario encargado de supervisar la moral y fidelidad política de los combatientes.
Junto a jefes y oficiales profesionales de gran prestigio pronto destacaron dirigentes salidos de organizaciones sindicales. Ej.: Durruti
- La represión y el exterminio del enemigo
Las ejecuciones tuvieron carácter diferente: en la República fueron “selectivas” (clérigos, políticos de la derecha antirrepublicana); y en el bando rebelde fueron masivas, sacaban al enemigo de cárceles o de sus domicilios para ser asesinados. Cuando el levantamiento derivó en guerra, los sublevados buscaron una coartada ideológica para justificar sus acciones y conseguir apoyos sociales. Esta fue, la persecución de eclesiásticos y militantes católicos en la zona republicana por grupos armados que actuaban sin control. A pesar de que se logró detener la violencia, estos hechos deterioraron la imagen de la Republica en favor de los sublevados, que así consiguieron adhesiones a su causa
PARTE II: LA EVOLUCIÓN MILITAR DE LA GUERRA
2.1 La guerra en el frente norte (1ª fase)
Malogrado su objetivo de tomar Madrid, los rebeldes ocuparon Málaga intentado de nuevo llegar a Madrid. Los republicanos los contuvieron en la batalla del Jarama y supuso su derrota en la batalla de Guadalajara.
Franco decidió buscar la victoria en el frente norte, donde nacionalistas vascos que acababan de obtener el Estatuto de Autonomía, organizaron su propio ejército con otras fuerzas políticas: improvisado, mal armado y en desventaja con los franquistas.
En marzo 1937, el general Mola inicia la ofensiva definitiva contra Bizkaia. Para acabar pronto con su resistencia, aviones alemanes bombardearon Gernika-Lumo a órdenes de Franco. Bilbao cayó en junio. En consecuencia, la mayoría de batallones vascos se negaron a seguir luchando por la República.
En pocos días, Cantabria y las minas asturianas quedaron bajo el dominio franquista, lo que puso a su favor la evolución de la guerra.
2.2 Las ofensivas en Aragón (2ª fase)
Tras caer el norte, el suministro bélico de los republicanos dependía de los envíos de la URSS. Durante las primeras semanas de 1938, Franco orienta la guerra al Mediterráneo, y tras la batalla de Teruel, los franquistas llegan a Castellón, quedando dividido en dos el territorio republicano.
La debilidad militar republicana era evidente, pero Franco no se dio prisa en acabar la guerra, tampoco el jefe de gobierno Juan Negrín quería rendirse mientras pudiese mantenerse en el campo de batalla, a la espera de algún acontecimiento internacional que le ayudase.
Amenazada Valencia, la República buscó sorprender a sus enemigos con una rápida ofensiva en el Ebro. A pesar de la inferioridad militar, la batalla del Ebro fue la más larga y sangrienta. Las tropas republicanas quedaron totalmente destrozadas.
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