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La Revolución Mexicana: Crónicas, Documentos, Planes y Testimonios.


Enviado por   •  4 de Octubre de 2016  •  Ensayos  •  15.450 Palabras (62 Páginas)  •  311 Visitas

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La Revolución Mexicana: Crónicas, Documentos, Planes y                         Testimonios. Javier Garciadiego.

Introducción.

La finalidad de este libro es darnos a conocer los acontecimientos que dieron pie a la Revolución mexicana, así como, el desarrollo de la misma , atreves de crónicas, documentos, planes y testimonios, busca describir el proceso de la revolución con testimonios y charlas de los que vivieron este proceso tan significativo para la historia de nuestro País.

Mediante crónicas y documentos , el autor trata de simplificarnos esta etapa dándonos a conocer fragmentos de documentos que fueron importantes para la Revolución Mexicana.

La Revolución mexicana: una aproximación socio histórica.

El estallido de la revolución mexicana fue el resultado de varios factores: la especifica conformación socio histórica del país; la crisis generalizada del Estado porfiriano; el fracaso de una solución pacífica a la sucesión de 1910; las aspiraciones de las clases medias y populares, contrarias al régimen oligárquico, y el complejo contexto internacional de aquellos días.

A principios del siglo XX la conformación sociohistorica mexicana tenía una especificad notable frente a los demás países latinoamericanos. Como varios de estos, especialmente los situados en las subregiones centroamericana y andina, México sufría un gobierno dictatorial y una muy desequilibrada distribución de la propiedad agraria. Sin embargo a diferencia de ellos, gozaba de un incremento económico . Así, México era el único país que combinaba crecimiento económico con gobierno dictatorial y con graves problemas agrarios. Dicha combinación resulto explosiva. El país vio nacer, como producto del crecimiento económico, clases medias y proletarias modernas. Sin embargo, mientras que en los países del cono sur había instituciones democráticas que servían para defensa y promoción de tales clase emergentes, el gobierno dictatorial de Díaz resulto inadecuado para representar y promover sus intereses: al contrario, a pesar de que al principio los había visto surgir, luego dificulto el ascenso de las clases medias y reprimió los principales reclamos obreros. Para colmo si la estructura agraria de estos países sudamericanos se caracterizaba por la nutrida clase media rural, que amortiguaba los conflictos sociales, en México solo la había en ciertas regiones del norte y occidente del país, mientras que en el resto prevalecía una estructura dicotómica, con pocos pero extensos latifundios y un numero enorme de comunidades campesinas, las que sufrían un proceso grave y reciente de pérdida de sus tierras, a pesar de lo cual conservaban su organización política autónoma y su memoria histórica.

El estado porfiriano sufrió varias crisis profundas. Durante sus primeros años de gobierno, Díaz se apoyo en militares de su total confianza, tanto para la impostergable pacificación del país como para el control del ejercito, donde tuvo que contener o desplazar a los principales jefes militares, naturales competidores sutos. Además , carente de un equipo propio suficientemente amplio, Díaz desarrollo, al principio, practicas conciliadoras incluyentes, gobernando con políticos y burócratas provenientes de diversos grupos. Sin embargo, también acudió a la represión de sus enemigo.

La segunda etapa, que se prolongo hasta los inicios del siglo XX, se distinguió por el perfeccionamiento de la estabilidad política y por el notable crecimiento económico alcanzado. Indudablemente, durante los años precedentes se sentaron las bases de este ultimo al sanearse la Hacienda pública con la reducción de los gastos militares y la renegociación de la deuda externa; el modernizarse los códigos minero, postal y comercial; y al iniciarse la instalación de instituciones bancarias modernas; el tendido de vías ferroviarias, de líneas telefónicas y telegráficas. Fue entre 1890 y 1904, aproximadamente, cuando se alcanzo un crecimiento económico cuantioso y sostenido. Fluyeron entonces los empréstitos y las inversiones europeas y estadounidenses; se emprendieron inmensas obras de infraestructura; junto a la agricultura tradicional surgió una moderna, con cultivos de exportación, y también apareció una minería industrial que compitió con la dedicada a los minerales preciosos; a su vez, la industria logro grandes mejoras, y los ferrocarriles  y el telégrafo no solo dieron impulso al comercio interior sino que modificaron nuestra geografía y ayudaron a la integración del país y al fortalecimiento del Estado. El comercio exterior también recibió un gran impulso, con lo que México adquirió un nuevo puesto en el concierto de las naciones.

El sistema político correspondiente al auge económico descanso en una autentica despolitización de los habitantes del país. Fueron años definidos, ilustrativamente, con el lema de " poca política y mucha administración". En efecto, Díaz gozo de total consenso, sin oposición alguna: desaparecieron las contiendas electorales, la independencia de los poderes legislativo y judicial, las criticas en los grandes periodos. la política era excluyente y vertical, asunto reservado solo a Díaz y a una pequeña camarilla compuesta por los miembros de su gabinete, los gobernadores, "jefes políticos", senadores diputados y jueces, casi todos permanentemente reelectos y encuadrados en los principales equipos de apoyo a Díaz. De estos, dos eran los principales: uno era el grupo de los "científicos", que habría de ser decisivo en los renglones de la economía y la educación; el otro era el encabezado por Bernardo Reyes, artífice del progreso del noreste del país y responsable de la modernización, el control y la despolitización del ejército federal.

El crecimiento económico no podía ser indefinido. Su naturaleza implicaba varias limitaciones profundas, que amenazaban con provocar serios problemas políticos y sociales. El sistema político también tenia sus propias contradicciones. Por lo tanto,  era más que probable que  el periodo de auge deviniera de crisis y decadencia, transformación perceptible desde principios de siglo.

El problema mayor estribo en su cambio de naturaleza, composición y procedimientos: hasta 1903 dicho sistema se había apoyado en dos equipos, con sus propios espacios de poder y sus funciones especificas, que se nivelaban mediante mutuos contrapesos. Sin embargo, cuando el problema de la sucesión cobro importancia por el envejecimiento de don Porfirio, este rompió la imparcialidad con sus bases de apoyo y eligió como virtual sucesor, mediante la figura de la vicepresidencia, a un miembro del grupo "científico", el sonorense Ramón Corral. dicha decisión obligo a reducir el capital político y las cuotas de poder asignadas al grupo revista, que paso de sostén a opositor, para colmo peligroso por su experiencia, capacidad y prestigio. A partir de ese momento los revistas se convirtieron en severos críticos de los "científicos". Resulta incuestionable que esta escisión de la elite debilito profundamente al gobierno porfiriano.

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