La Roca Temporal
marichisec25 de Octubre de 2013
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La roca del temporal
Alejandro, muchacho prudente, inteligente y cauteloso que sumaba a su existencia veintidós años. Las virtudes antes mencionadas de Alejandro, propiciaba la admiración y el respeto de su hermano menor, quien solo tenía veinte años. A pesar de su corta edad, Sergio era intrépido, atrevido y valiente. Aun con esas características, guardaba un grande respeto y obediencia a su hermano Alejandro.
Alejandro, pensando que el espacio era oportuno, le planteo a su hermano una idea, que desde hacía largo tiempo, estaba jugueteando en su pensamiento aventurero, le dijo: ¿Qué te parece si vamos a explorar las ruinas de Tikal?
Cuando Sergio escucho la idea de Alejandro, su semblante y actitud reflejo que no había sido de su agrado.
¿Cómo es posible que pienses que vayamos a Tikal?, si ya van tres veces que lo hemos hecho y ninguna de ellas me han parecido interesante.
Esta vez será diferente –insistió Alejandro- porque como te dije, ahora iremos a “explora”. Pero tengo ganas que ahora vayamos únicamente nosotros, a internarnos en ese mundo misterioso y místico y esforzarnos por vivir una aventura tipo Indiana Jones.
Procedieron a establecer fechas, horas, recursos, otros, a efecto de o improvisar un viaje tan importante, delicado y peligroso. Arreglaron sus cosas y partieron rumbo a Peten. Que a simple vista no ofrecía mayor intriga, pues ya todo se daba por descubierto.
Durmieron plácidamente, teniendo su pensamiento centrado solo en las aventuras que tendrían la oportunidad de vivir en los siguientes días. Alejandro pensaba: puede ser que encontremos una pista muy clara de lo que no se ha descubierto sobre la gran civilización Maya, o tal vez un mapa que nos lleve a otras ciudades que aun están ocultas.
Por su parte Sergio pensaba con más interés material,= ojala encontremos un ídolo de oro que permita olvidarnos de trabajar de por vida.
Al día siguiente de levantaron muy temprano, revisaron que nada faltara en sus mochilas y se dirigieron con rumbo a las ruinas de Tikal. Pasaron todo el día hurgando entre la espesa selva petenera.
Es que la idea no es solo explorar las selvas aledañas a las ruinas ahora viene lo bueno, ya que vamos a esperar que tanto los visitantes nacionales como los extranjeros sean retirados del parque, para poder subir hasta la entrada de Gran Jaguar y explorarlo minuciosamente, tanto en sus alrededores como por dentro.
La entrada al Gran Jaguar es muy estrecha y no es más que un pequeño cuarto del cual no podes pasar a mas, y en segundo lugar ¿Cómo quieres encontrar de noche algo que no encontraste en el día?.
Al final de cuentas su hermano lo siguió y ambos se quedaron ocultos esperando que el descuidado agente de la policía de turismo de durmiera, para poder seguir con sus planes. Sergio empezaba a quedarse dormido, de pronto Alejandro le susurro:
-Este es el momento, el guardián se quedo dormido tal y como lo esperábamos. Ambos se esforzaron a efecto de no ser vistos ni oídos, principalmente por lo dificultoso que es la subida.
Alejandro tocaba las paredes de la cueva esperando encontrar algo que no hubiese visto en sus anteriores viajes, al dirigir hacia su linterna, observo un dibujo en forma de luna en cuarto creciente que se encontraba en medio de doce estrellas alineadas de una forma circular. Al ver el dibujo detenidamente, Alejandro quedo asombrado.
Habiéndose quedado el lugar en un profundo silencio, se escucharon las palabras de Sergio. De alguna forma logre sincronizar mi reloj con el calendario Maya que estabas estudiando en la casa y ahora ya casi es media noche en el, de hecho faltan treinta y dos segundos.
Sergio empezó a contar regresivamente los últimos diez segundos para la media noche Maya: -Cuatro, tres, dos, uno… Feliz día nuevo Maya –dijo.
De pronto, sucedió algo que capturo poderosamente la atención de los dos hermanos: sobre ellos se destapo una pequeña ventana en forma de luna, que esa noche estaba en cuarto creciente. Ambos totalmente impresionados, con cierto temor dirigieron su mirada hacia la parte de arriba, donde se había destapado la ventana, en ese momento y sin darles tiempo de reflexionar, reaccionar o comentar lo que estaba sucediendo. En ese mismo instante de la proyección luminosa, brillaron las doce estrellas que rodeaban el dibujo de la luna e inmediatamente y ante un silencio tenebroso y profundo, se abrió una especie de túnel que tenia la forma circular del contorno del dibujo.
Tanto Alejandro como Sergio estaban perplejos, sintiendo un temor que lo único propiciaba era salir corriendo, pero llenos de ese espíritu aventurero, viéndose detenidamente para inyectarse todo el valor que necesitaban para enfrentarse a esa aventura.
Sergio, se coloco la linterna en la boca, aseguro la mochila a su espalda y se introdujo en el túnel. ¡espérate! –Le grito Alejandro- amarremos una cuerda a nuestros cinturones para no perdernos.
Pero el entusiasmo de Sergio no permitió escuchar a su hermano y siguió gateando por el túnel. Cuando volvió la vista al frente se percato que el túnel había cambiado de forma y ahora había dos entradas frente a él.= Sera mejor que espere a Alejandro – pensó. Pero cuando quería retroceder se abrió otro túnel debajo de Él. Como no tenia donde sostenerse cayo unos cincuenta metros por el túnel y llego a una habitación pequeña que tenia la entrada a una especie de cueva.
Largo tiempo estuvo Sergio tratando de ordenar en su mente lo insólito ocurrido en esos segundos de su vida. Por su mente había desfilado una serie de ideas, algunas a simple interpretación ridículas, otras plenamente alcanzables, y en ese ir y venir de pensamiento, se dijo:= esto significa que nos somos los primeros en entrar aquí, de hecho ahora mismo debe haber alguien ahí adentro.
En ese momento su mente se lleno de ideas, torbellinos sin dirección coherente, ya que pensaba en buscar una posible salida, pero al mismo tiempo su espíritu aventurero lo ahorillaba a continuar con la exploración.
Camino cautelosamente por la entrada de la cueva, avanzaba despacio y con mucho cuidado, observando cada uno de sus flacos en espera de cualquier sorpresa. Pensaba que esta cueva secreta podría pertenecer a algún grupo de delincuentes prófugos de la ley, que usaban ese lugar para ocultarse, o por el contrario, quizá fuera una mina que contiene oro o jade en espera de alguien que lo extraiga.
Mientras Sergio caminaba por la cueva, diviso que aproximadamente a unos quince metros se hallaba un tope, pero unos pasos adelante, se dio cuenta que al lado izquierdo de ese tope se encontraba otra puerta similar a lo que condujo hasta ahí. Faltando unos cinco metros para llegar se hecho al suelo y avanzo reptando hasta la puerta. En el centro tenía una mesa redonda y en ella se hallaba una piedra de algún material que parecía ser Jade.
Atraído por la curiosidad, Sergio entro en la habitación esperando encontrar a las personas responsables del sitio. Una vez adentro, comenzó a sentir espectros de soledad, de aires encontrados, de ambiente con olor a historia, a tradiciones; con olor a cultura olvidada que reclamaba reivindicación.
Estando todo en profundo silencio, donde el único movimiento lo reflejaban las llamas de las antorchas, para su sorpresa le salió al encuentro una anciana vestida con una gran túnica de colores vivos y con adornos de oro.
De pronto Sergio noto que aquella extraña mujer finalizaba su ritual y se dio cuenta cuando ella lentamente dirigió su mirada a él y dijo: Mi nombre es Quikab, soy una sacerdotisa Maya y al parecer la ultima de mi linaje.
-El hecho que vos estés aquí –dijo la anciana no es una casualidad, está claro que los antiguos espíritus mayas te permitieron entrar a esta lugar sagrado, para ayudarme a resolver el enorme problema que actualmente mortifica mi alma.
Quikab dijo, La historia que te voy a contar no es algo que se escuche todos los días, menos en esta época. Es revelado el misterio y es ordenada sacerdotisa, con el resto de su vida dedicada a cuidar este tesoro, sin poder abandonar la cueva hasta el día en que su hija tome su lugar, después de eso es ofrecida a los dioses, por eso cada mujer primera de mi familia debe casarse a los treinta y nueve años con otro miembro de la familia, para que así al cumplir los cuarenta y dos ya haya dejado a una niña para seguir con su destino.
Sergio al escuchar las palabras de la sacerdotisa y sintiendo un ambiente de armonía y confianza le dijo: -Si me brinda ese grande privilegio, yo le traeré lo que necesita y hare lo que me indique a efecto de mantener a salvo dicho tesoro…
La anciana respondió: -El problema es que la entrada a la cuerva solo se abre a cada cambio de luna y permanece así durante una hora. Después de ese tiempo se vuelve a cerrar. Además de eso, la salida no depende de mí sino de los dioses, si ellos te permiten salir pues así será.
Esto no se le enseña a cualquiera, pero si los dioses te permitieron llegar aquí es para ayudarme y no podrás hacerlo si no conoces el secreto; si con malos pensamientos pretendes compartir este secreto con alguien, pues los antiguos espíritus no te permitirán salir.
Entonces Sergio recordó que al principio no entendió el lenguaje de la anciana, no fue hasta que Quikab toco la piedra y menciono una oración que se pudieron comunicar. –Sentate pone la mano derecha sobre la roca y cerra los ojos.
Solo coloca otra vez tu mano sobre esa piedra y pronuncia el nombre de Abej chin ri ramaj, pero cuidado porque si pierdes la piedra no podras volver y te quedaras atrapado para
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