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La Trampa Universal


Enviado por   •  3 de Diciembre de 2014  •  2.204 Palabras (9 Páginas)  •  327 Visitas

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La educación es una función natural de la comunidad que se da inevitablemente, ya que los jóvenes van creciendo a partir de los conocimientos de sus mayores, hacia sus actividades y dentro (o en contra) de sus instituciones; los mayores enseñan, entrenan, explotan o abusan del joven. Aun el descuidar al joven, a excepción del descuido físico, tiene un efecto educativo, que no es el peor posible.

La escolaridad formal es un auxiliar razonable de este proceso inevitable, siempre que se aprenda tiene una actividad, poniéndole atención especial por parte de una persona especializada que la enseña. Sin embargo, de aquí no se desprende que el complicado aparato del sistema escolar tenga mucho que ver con la educación y desde luego no con la buena educación.

Debemos tener en mente la forma en que un gran sistema escolar puede no tener nada que ver con la educación. El sistema neoyorquino invierte 700 millones de dólares al año, sin incluir las mejorías en las instalaciones. Existen 750 escuelas de las cuales probablemente quince sean reemplazadas anualmente con un costo extra de dos a cinco millones de dólares cada una. Se paga a 40,000 empleados. Esta es una empresa con muchos intereses y es probable que –como gran parte de nuestra economía y casi toda nuestra estructura política, de las cuales las escuelas públicas forman parte- se mantenga por su propia inercia, ocupando a más de un millón de personas, desperdiciando la riqueza y programando de antemano tiempo y espacio que podrían ser dedicados a otra cosa. Es un mercado gigantesco para los editores de libros de texto, contratistas y escuelas superiores de educación.

El diseño fundamental de tal sistema es antiguo; sin embargo, no ha sido alterado aunque las operaciones actuales son muy distintas, en escala, de las de antaño y por lo tanto, deben tener un significado diferente. Por ejemplo, en 1900 seis por ciento de los alumnos de diecisiete años, se graduaban de preparatoria y menos de medio por ciento iba a la universidad; mientras que en 1963 un sesenta y cinco por ciento se graduaba de preparatoria y un treinta y cinco por ciento iba a la universidad. Asimismo, hay una gran diferencia entre la escuela rural ligada al trabajo en las granjas o aquella en una ciudad en la que abundan los pequeños ejemplos y la escuela que viene a ser la única ocupación seria del niño y que muchas veces es su único contacto con el adulto.

Así, pues, una institución acaso superada se ha convertido en el único medio de desarrollo personal. Si tomamos esto en cuenta, hay una acendrada intensificación de una única y estrecha experiencia: el ajustarse al currículum y el llevar a cabo las pruebas según los crecientes requisitos preuniversitarios.

Así como nuestra sociedad americana, en su totalidad, se organiza cada vez más estrechamente, su sistema escolar se rige más y más como parte de dicha organización. En el plan organizativo, las escuelas juegan un papel educativo y uno no educativo. Este último es muy importante. En los primeros grados, las escuelas son una especie de guardería que sirve a las familias de tipo tradicional que pasan por un periodo de colapso de las viejas formas de organización familiar y también por una fase de urbanización extrema y movilización inter-urbana.

En los dos últimos niveles de segunda enseñanza, las escuelas se convierten en una especie de prolongación del cuerpo de policía, proporcionando vigilantes y campos de concentración pagados por el presupuesto correspondiente al llamado "Departamento de Educación". El papel educativo consiste en otorgarles -a expensas del público y de los padres- un entrenamiento para las empresas, el gobierno y la profesión educacional en sí, así como también en entrenar al joven, como ha dicho el Delegado de Educación de Nueva York (en el caso Worley), "para manejar constructivamente sus problemas de ajuste a la autoridad".

Las escuelas públicas de Estados Unidos han ejercido una fuerza poderosa y benigna para democratizar a una enorme población heterogénea. Pero debemos tener cuidado de continuar valorándolas igual; cuando las condiciones han cambiado se vuelven una trampa universal y la democracia comienza a parecer regimentación.

Permítanme dedicar una página a la historia de la naturaleza compulsiva de los sistemas escolares. En 1961, en El niño, el padre y el estado (The Child, the Parent and the State), James Conant habló de la posible incompatibilidad entre el "desarrollo individual" y las "necesidades nacionales"; esto para mí es una regresión en la filosofía americana de la educación que nos remite a la ideología de la Alemania Imperial o de la Rusia contemporánea.

Cuando Jefferson y Madison concibieron las escuelas obligatorias, tal incompatibilidad hubiera sido impensable. Ellos se apoyaron en las ideas de la ilustración y estaban fuertemente influenciados por ideas comunitarias (asambleístas) y fueron; desde luego, los creadores de una revolución. Para ellos "ciudadano" era un "hacedor" de la sociedad y no alguien que "participa" o se "ajusta" a ella.

Es claro que se consideraban a sí mismos y a sus amigos como existencialmeme ciudadanos; hacer a la sociedad era su objetivo, en la vida. Pero, obviamente, tales conceptos son diametralmente opuestos y alejados de nuestra realidad política actual, en donde las reglas básicas y sus resultados están frecuentemente predeterminados.

Según Jefferson, se tenía que enseñar a la gente para poder multiplicar las fuentes de iniciativa ciudadana y para velar por la libertad. Todo mundo tenía que saber leer y estudiar historia para poder hacer innovaciones constitucionales y estar motivado para defender las instituciones libres, lo que probablemente era la moral que enseñaba la historia. Los más dotados debían de estudiar una "tecnología natural" para poder crear, inventar y producir bienes de utilidad para el país, En contraste, ¿cuáles son ahora las razones cívicas que impulsan a todo mundo a aprender a leer, a escribir, etc.? Que la economía se siga expandiendo, entender las comunicaciones masivas, para escoger entre los indistinguibles demócratas y republicanos. El planear y el tomar decisiones se concentra en los altos gerentes; el electorado casi nunca funciona como un grupo capacitado para ejercer presión. Se ha puesto un nuevo énfasis, en la enseñanza de la ciencia (discutiremos esto en otro contexto), pero la gran mayoría no sólo nunca utilizará conocimiento sino que lo olvidará; son consumidores.

El gran impulso de la educación obligatoria proviene del nuevo industrialismo y de la urbanización de las tres o cuatro décadas que siguen a la Guerra Civil, un periodo también de gran inmigración. Aquí, las exigencias curriculares eran más mundanas;

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